Las declaraciones del recientemente nombrado Secretario de Estado Vaticano sobre el celibato sacerdotal han causado especulaciones sobre una posible reforma de la Iglesia hacia esta medida disciplinar. Sus palabras manipuladas con titulares como “El celibato no es un dogma” (algo que se sabe desde los primeros siglos del cristianismo) o “El Vaticano, dispuesto a discutir el celibato”.
Monseñor Parolin no dijo nada nuevo en la entrevista al diario venezolano El Universal, que fue publicada la semana pasada y que ha dado la vuelta al mundo por sus supuestas declaraciones polémicas. Dijo que el celibato, “No es un dogma de la Iglesia y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica”. Y es cierto. El celibato es una costumbre de vida que desde los primeros siglos del cristianismo se ha reflexionado y vivido dentro de la Iglesia con fundamentos bíblicos muy claros (por ejemplo, Mateo 19,12).
Pero por ser una medida disciplinar es que en algunos ritos orientales, así como con los sacerdotes anglicanos que optan abrazar el catolicismo, existen algunos casos excepcionales de sacerdotes casados. Pero el hecho de que hoy no sea un dogma no indica que la Santa Sede se propone replantearlo para que el número de sacerdotes no siga decreciendo.
Lo dijo el hoy Papa Emérito Benedicto XVI en el libro entrevista Sal de la tierra con Peter Seewald, que la crisis que enfrenta actualmente el celibato es la misma crisis que atraviesan muchos matrimonios donde el riesgo de la infidelidad es alto cuando los esposos se exponen a tentaciones que les dificulta sostener la promesa de fidelidad hasta que la muerte los separe. Y no por eso la Iglesia quiere replantear el tema de la fidelidad matrimonial…
¿Y qué dice el Papa Francisco sobre el celibato? En el libro El cielo y la tierra, un diálogo con el rabino Abraham Skorka el entonces cardenal Bergoglio aseguró: “Estoy a favor de que se mantenga el celibato con los pros y los contras que tiene porque son diez siglos de buenas experiencias más que de fallas. Lo que pasa es que los escándalos se ven enseguida”.
Ya como Papa dijo, en un encuentro con novicias y seminaristas el pasado mes de julio, que el celibato es “Un camino que madura, madura, madura hacia la paternidad pastoral, hacia la maternidad pastoral, y cuando un sacerdote no es padre de su comunidad, cuando una religiosa no es madre de todos aquellos con los que trabaja, se vuelve triste. (…) No se puede pensar en un sacerdote o en una religiosa que no sean fecundos: ¡esto no es católico! ¡Esto no es católico! Esta es la belleza de la consagración: es la alegría, la alegría…”.
Y en la misma entrevista concedida al diario Universal monseñor Parolin dijo: “La Iglesia nunca podrá cambiar al punto de adaptarse completamente al mundo. Si lo hiciera y se perdiera en él, ya no cumpliría su misión de ser sal y luz para todos”.