Mientras el gobierno nacional anuncia su adhesión a la Declaración de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, un evento sin precedentes sucedió la semana pasada en las costas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Varios centenares de indígenas de las etnias kogi, arhuaco y weiwa, descendientes de los antiguos tayronas, encabezados por sus autoridades tradicionales bajaron de esa montaña mágica para defender su cultura y sus tradiciones milenarias ante la inminente construcción de un puerto sobre uno de sus principales sitios sagrados por parte de la Empresa Brisa S.A.
La marcha encabezada por los Mamas (ancianos sabios) ha buscado llamar la atención de los colombianos sobre los atropellos a los que está siendo sometido su territorio por la empresa, a sabiendas de que las actuaciones para obtener la licencia ambiental no han contado con todos los requisitos que exige la ley. Ha podido más el lobby que las reglas del juego. Mala vaina. No solo porque el Ministerio del Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial conocía de antemano la importancia biológica y cultural de ese lugar sino también porque el del Interior sabía que se debía realizar una consulta previa con las autoridades indígenas tal como lo estipulan la ley y los convenios internacionales. Bajo mi administración, el entonces ministerio del medio ambiente, se abstuvo de otorgar la licencia amparado en los conceptos técnicos de los institutos de investigación que subrayaban las características únicas de los ecosistemas de las costas de Dibulla, sus humedales, la existencia de una de las últimas poblaciones de cocodrilos en la costa Caribe, los lugares en donde algunas especies de tortugas en vías de extinción vienen a depositar sus huevos para reproducirse y tantas otras observaciones sobre la inconveniencia de intervenir ese último reducto natural de alta significación ambiental. Además, para ese momento ya era evidente la importancia cultural de ese espacio sagrado para las comunidades indígenas.
Allí, frente a la entrada de ese proyecto el ESMAD, mejor conocido como escuadrón antimotines de la Policía Nacional, esperaba a los integrantes de la marcha para impedir el ingreso de una de las comunidades más pacificas del país a su lugar sagrado.
En su comunicado a la opinión pública los indígenas dicen que "Jukulwa, (nombre del sitio sagrado) donde estamos sentados, es el lugar donde consultamos a las Madres y Padres Espirituales, es la base que sostiene los cerros de la Sierra, es la base del agua y de todos los animales que conocemos, por eso Mulkwaba dijo que no la podemos tocar, ni destruir, porque allí está lo que da la vida; todo lo que existe depende de este Sitio, es el principio del orden". Igualmente manifiestan que "al destruir nuestros lugares sagrados se amenazan nuestras culturas, se atropellan nuestros derechos como pueblos indígenas y su realización (la del puerto) sería otra terrible equivocación del hermano menor que alteraría irreversiblemente el equilibrio de las aguas y amenazaría la integridad de las culturas y la existencia misma de los indígenas de toda la Sierra Nevada. Hemos advertido y alertado sobre las graves consecuencias que este megaproyecto ocasionaría y hacemos responsables al gobierno del hermano menor de sus consecuencias sobre la salud y la vida".
Nada de lo anterior ha valido y el hecho es que hoy existe un conflicto por la manera ligera en que las autoridades y la empresa promotora del proyecto han abordado este tema. El caso ya está en manos de la Corte Constitucional, entidad que ha seleccionado para su revisión la tutela interpuesta por las organizaciones indígenas, negada en anteriores instancias. Seguramente el fallo favorecerá a los indígenas puesto que la jurisprudencia de ese alto tribunal siempre ha reconocido el derecho a la consulta previa y los derechos de las minorías étnicas.
Invito a los lectores a que entren a la página www.youtube.com y a su link JUKULWA. Allí ustedes encontrarán los argumentos indígenas en palabras de ellos mismos, una experiencia que podrá hacerles cambiar su visión del mundo.
* Ex ministro del Medio Ambiente
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