Su trabajo es silencioso pero se ve reflejado en cada salto que da la colombiana Caterine Ibargüen, quien cada vez que gana lanza primero su mirada al cielo, como para darle gracias a Dios, y después, cuando tiene la oportunidad, suelta de su boca palabras de elogio para ese hombre fornido, de tez morena, y que le brindó los conocimientos para llegar a la cima del salto triple mundial, su entrenador Ubaldo Duany.
Si detrás de un gran hombre hay una gran mujer, en este caso sucedió al revés, ya que Duany, el cubano de 54 años, se convirtió prácticamente en el padre para que aquella mujer de linda sonrisa alcanzara la gloria.
El gentil y amable técnico, que reside en San Juan de Puerto Rico, donde Caterine halló el camino del éxito gracias a él, se siente feliz por lo que viene realizando su pupila, y manifiesta que trabajan con mesura pero siempre con la misión de continuar escalando. El récord mundial de 15,50 metros que posee la ucraniana Inessa Kravets lo tienen entre ceja y ceja.
¿Cuál fue la primera impresión que se llevó cuando vio saltar a Caterine Ibargüen ?
"Realmente, la primera vez que la vi fue en salto de altura y muy pocas en triple. Inclusive la vi en pruebas múltiples en Bucaramanga y siempre me impresionó. Ya desde finales de 2007 empecé a trabajar con ella, luego de hacerle el planteamiento en Puerto Rico".
¿Ha tenido la oportunidad de estudiar o trabajar con más atletas colombianos?
"Por supuesto, con muchos. Siempre he hecho estudio y análisis de diferentes atletas de Colombia, como Alejandra Quiñones, Marta Dinas, Rosibel García. He trabajado también con Felipa Palacios, Daniel Grueso, Yomara Hinestroza, Eliecith Palacios, en fin la lista es larga. Recuerdo que estuve a punto de dirigir a Gílmar Mayo, pero no se dio, aún tengo guardados los planes del entrenamiento planteados que iba a llevar con él".
¿Qué vio en Ibargüen de diferente a otros deportistas a los que instruyó?
"Que tenía un biotipo excepcional para los saltos y disciplinas múltiples, que con su técnica y la metodología haría una buena combinación para obtener buenos resultados. Si la hubiera tenido antes estaría más arriba".
¿Si tuviera la oportunidad volvería a entrenar a Colombia?
"Volvería, porque es mi segunda patria. Trabajé allí con la Liga del Valle desde 1993 hasta 2001. Volvería si las circunstancias se dan. Debemos quitarnos muchas vendas de los ojos, y Coldeportes, el Comité Olímpico Colombiano y la Federación deben tener una mejor visión y proyección internacional y no solo pensar en torneos como Centroamericanos".
¿Para salir adelante, un atleta colombiano debe entrenarse en otro país o puede progresar en su propia nación?
"No es necesario, porque en Colombia hay entrenadores buenos, con un gran ojo visor para encontrar biotipos para el atletismo. Lo que pasa es que hay que facilitarles a ellos las condiciones para que puedan progresar con sus atletas, para que el nivel se mantenga. Hay muchos atletas que se han perdido en el camino, ya que no se cuenta con los recursos necesarios para continuar".
¿Qué hace falta para que más deportistas, como Ibargüen, progresen en el deporte?
"Hay entrenadores buenos, pero no hay recursos para seguir llevando a los atletas que tienen en sus manos, si lo hubiera se tendría más deportistas de alto nivel como Caterine".
¿Qué le propondría a la dirigencia deportiva colombiana para que los talentos colombianos no se queden en el camino?
"En Colombia no se trabaja de manera mancomunada en cada departamento. Se deben retomar muchas cosas desde el punto organizativo. Me refiero a una concentración, en un mismo lugar, de una selección nacional, que cada atleta no trabaje por separado. De esta manera habría un desarrollo más rápido y el camino sería más corto, porque en un mismo lugar se tendría a los mejores, donde se les haría las diferentes pruebas físicas, técnicas antropomédicas, de medicina deportiva, entre otras".
¿Cuál fue el secreto para encontrar el camino triunfal con Caterine?
"Secreto no hubo, lo que sucede es que ella es una atleta con disciplina, y cuando se encuentra disposición es viable escalar. Ella trabaja sin objeción ni problema y por eso estamos donde queremos estar".
¿El proceso con Caterine ha sido fácil o difícil?
"No ha sido difícil, porque ella sigue orientaciones y sabe lo que quiere, algo muy distinto a muchos atletas de la nueva generación que no les gusta seguir instrucciones. Con Caterine no he tenido ninguna dificultad disciplinaria".
¿Le da alegría saber que Caterine lo considera como un padre y que siempre en sus triunfos está incluido usted?
"Claro que sí. Pero tengo que decir que todos mis atletas son mis hijos. En cuanto a Caterine le tengo un cariño especial, porque con su esfuerzo y dedicación ha llegado alto".
¿Después del salto de 15,31 en Mónaco, ve más cerca que rompa la marca mundial de triple?
"Sí, una vez que se van cumpliendo los objetivos, nos vamos trazando nuevas metas. Ahora ese es nuestro punto de partida, y la única opción que tenemos es pasar esa barrera".
¿De qué depende para que pase esa barrera?
"Hay muchos factores desde el punto objetivo y subjetivo que influyen en los resultados, el estado físico, el clima, el lugar, las rivales, la gente… Lo más importante es que ella se encuentra bien deportiva y sicológicamente"
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