Duele la muerte de Yhiel, rapero de la Comuna 13. Él cantaba para buscar un futuro digno de todos los que han sufrido de cerca la violencia y la falta de oportunidades y sueñan con un futuro despejado. Por eso hoy hay que marchar y ojalá lo hagan muchos jóvenes de todos los barrios de la ciudad.
Su muerte se agrega a la de otros líderes y cantautores de la misma zona. ¡Cómo hiere tener que sumar la desaparición definitiva de seres humanos que merecían vivir y ser parte de la construcción colectiva de un futuro mejor!
Primero fue Héctor Enrique Pacheco Marmolejo, reconocido líder de la 13. Después fue Andrés Medina, líder cultural, teatrero y músico de Son Batá. El 5 de agosto de 2010 silenciaron para siempre a Marcelo Pimienta Sánchez, líder y músico. El 13 de este mes las balas segaron la vida de David Fernando Romero Galindo, miembro del grupo juvenil Esk-lones. ¿Hasta cuándo y hasta dónde vamos a seguir tan indiferentes?
Quienes les dejan únicamente al Alcalde y a la Fuerza Pública, tanto Policía como Ejército, la tarea de proteger la vida, están abandonando un compromiso que, como seres humanos, tenemos con nuestros semejantes. Sin el apoyo real y comprometido de toda la comunidad que vive en todos los sectores de esta ciudad, no habrá convivencia en paz.
Nadie puede decir "Esto no es conmigo". ¿Dónde queda entonces el valor de la solidaridad, esa incapacidad de estar bien si mis vecinos no lo están? ¿Que la Comuna 13 queda lejos? Basta ver a Medellín e ir alejando el visor para comprobar que compartimos una pequeñísima parcela de la Tierra. Jóvenes: entren con sus papás a Google y muéstrenles la dimensión de este planeta y lo pequeña que es Medellín.
Porque somos un puntico en un universo inmenso, todos tenemos que decir ¡Basta ya! !No a la muerte de los jóvenes¡ ¡Sí a la vida! Y hacernos presentes en la marcha de hoy convocada por Juanes a través de Twitter y apoyada por el Alcalde Salazar.
Pero la tarea no puede terminar en una marcha. Hay que hacer un trabajo hombro a hombro, mano con mano, para poder, entre todos, generar empleo, erradicar el consumo local de droga que ahora ha surgido con el microtráfico, empujar al Congreso para que se apruebe la ley que penaliza al expendedor. Y empujar a la Presidencia de la República para que priorice la consecución de recursos para rehabilitar a los jóvenes consumidores.
La solución no es el apaciguamiento de los violentos que obedecen a alias 'Sebastián' y 'Valenciano', cabezas del crimen del microtráfico. La mejor muestra de su "liderazgo" es la calma temporal que hubo el año pasado cuando se logró un acuerdo entre quienes les obedecen a uno u otro. Nada de temporalidades sino cooperación ciudadana para lograr su captura o presionar su entrega. La droga tendrá que convertirse en cosa del pasado o perderemos definitivamente la dignidad y dejaremos de ser.
Como en la leyenda china de los niños, el pajarito y la prueba de estos niños a un sabio, "la solución está en nuestras manos".
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