Quienes pueden comprar vivienda nueva, pero le están dando demasiadas largas al asunto, corren el riesgo de llevarse varias y amargas sorpresas.
Una, que ya no tengan forma de aprovechar el subsidio que el Gobierno Nacional ofrece a través de la rebaja de 5, 4 y 3 puntos en la tasa de interés. Otra, que la capacidad de compra del dinero se les siga reduciendo, porque, en general, los precios de las casas y apartamentos no paran de crecer. Y una más, porque con propiedades más costosas el apoyo estatal se sentirá menos y, en consecuencia, la familia tendrá que hacer un mayor esfuerzo económico.
Según las cuentas del viceministro de Vivienda, Luis Felipe Henao Cardona, de los 840.000 millones de pesos que el Gobierno Nacional tiene destinados para el subsidio de la compra de vivienda nueva, ya están comprometidos más de 550.000 millones de pesos.
Desembolsados hay 14.000 subsidios, a los que se suman otros 20.000 que están aprobados. Como quien dice, 34.000 familias ya están en piedra. Como prueba del apetito que hay por este incentivo estatal, vale recordar que inicialmente se iban a otorgar 32.000 subsidios, en 16 meses, pero los mismos se fueron en cuatro meses. No cuesta mucho imaginar lo que puede pasar con los 50.000 subsidios adicionales que decidió otorgar el Gobierno.
La mitad de los beneficiados está en Bogotá. En segundo lugar está Cali, que le saca más de 1.000 subsidios de ventaja al tercero, que es Medellín. De ahí el llamado del viceministro a los constructores, para que saquen al mercado más proyectos.
¿Está la capital antioqueña rezagada en el aprovechamiento de este subsidio, como lo afirma Henao Cardona?
No, es la respuesta de Eduardo Loaiza Posada, gerente de Camacol Antioquia, quien reconoce que lo ideal sería sacar un mayor provecho de esa medida. Medellín capta el 10 por ciento de esos recursos y, sumando el Valle de Aburrá, el porcentaje sube al 12 por ciento.
Cuando el apoyo estatal no existía, las cuentas del gremio le apuntaban a la venta de 12.000 viviendas en el año. Llegado el subsidio, se estima un salto a 13.000 o 14.000 unidades. En los últimos tres meses las ventas de inmuebles de menos de 200 millones de pesos han crecido 40 por ciento, cuando en el resto del país han subido 32 por ciento.
Falta, según el dirigente gremial, que esas ventas se complementen con el trámite del subsidio, su desembolso y registro en las estadísticas.
Beneficio, ¿para quién?
"El reporte que tenemos es que el subsidio se está quedando en las familias, no en los constructores", afirma el viceministro de Vivienda. El único caso que oficialmente ha conocido e investigado el Gobierno se presentó en Bogotá, con una constructora que, presuntamente, se estaba apropiando del subsidio a través de un desmedido incremento de sus precios.
La denuncia se recibió y a través de Galería Inmobiliaria se compararon los precios de los inmuebles en más de 300 proyectos. Al final se concluyó que los reajustes eran inferiores a la inflación.
En el evento de que esa forma de apropiación del subsidio se llegare a presentar, y fuera una conducta generalizada de los constructores, pues simplemente se acabaría el incentivo oficial.
Loaiza Posada ve difícil esa captura del subsidio. Al fin y al cabo la oferta de casas y apartamentos no se concentra en unas pocas manos y también hay monitoreos oficiales. Actualmente existen en el mercado local 342 proyectos habitacionales, de los cuales el 65 por ciento tiene precios por debajo de los 170 millones de pesos.
"El que suba exageradamente los precios se saca solo del negocio, añade el gerente de Camacol Antioquia, porque la gente hace muchas comparaciones antes de tomar su decisión". El gremio dice que los aumentos han sido normales, entre 5 y 8 por ciento, y que los mismos responden a los reajustes de los insumos.
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