Cansada de que tantas personas la invitaran a irse a la cama, aprovechándose de su precaria condición económica, Daniela* no quiso seguir su sueño de convertirse en modelo profesional.
Ella, una muchacha de escasos recursos, al principio no consideró que los gastos de la academia fueran muy caros y, sin apoyo de su familia ni de nadie, decidió entrar a una de ellas. Con sacrificio consiguió los 65.000 pesos que le costaba una de las escuelas más baratas de la ciudad -las más caras pueden costar de 350 mil pesos mensuales en adelante-. Pero, andando los días, se dio cuenta de que los demás gastos resultaban insostenibles. El pago de las mensualidades, claro, cada vez "pelar" esa misma cantidad, y luego que el kit de maquillaje, con un costo de por lo menos 350 mil pesos y todos los vestuarios con los que habría de ensayar: tacones, vestidos, vestido de baño, bluyines, ropa interior...Y el book o álbum fotográfico -de cuatro a seis fotografías, en las que aparece con esas prendas- que puede costar 700 mil, 600 mil o, como barato, 200 mil.
"Menos de 200 mil no sirve, porque el prestigio del fotógrafo también da un aval a la modelo", explica Laura Ramírez, una chica de 19 años, residente en el barrio Enciso y que ya está cosechando frutos: es modelo de Bésame, la marca de ropa interior femenina.
Ahí no terminan los gastos de una modelo o aspirante a serlo. Si bien nadie, ninguna empresa de ropa les dice que necesitan tener más senos o los glúteos levantados, ellas "sienten" que tiene que ser así. "Eso de que sin tetas no hay paraíso, es verdad", dice Laura Ramírez. En el mundo de la moda está claro que ya pasó el auge de los senos grandes, pero sí es necesario que tengan una talla 34 para que todos los brasieres que les dan para modelar les queden bien. Si los empresarios notan que es repetido el hecho de que el brasier no horma, "no llena bien", van buscando otra modelo.
Un implante de senos vale unos cinco millones de pesos; el de glúteos, unos 3'700.000 pesos. Y a eso agréguele un píxel facial -una especie de limpieza que retira manchas y otras imperfecciones-, unos 700 mil pesos. Éste lo hacen más o menos cada año.
Natalia Quiroz, una modelo bellanita, hoy residente en el barrio La Mina, de Envigado, dice que una liposucción que se hizo, consecuencia de la vida anterior a la de modelo, cuando no se cuidaba tanto en dietas ni licores, le costó 4'000.000 de pesos.
Ah, y falta el gimnasio. Y si no tiene tiempo o le da pereza hacer ejercicios, es preciso que compre máquinas de gimnasia pasiva.
"Es que sin el respaldo de la familia o de un patrocinador es muy difícil para una niña realizar su preparación -cuenta Laura Cristina Bedoya Porras, una chica de 17 años, estudiante de undécimo grado-. Conozco a algunas que han tenido que renunciar al sueño de ser modelos o que recurren a la prostitución para conseguir su dinero".
Esta chica, habitante de Belén Rincón, tiene la suerte de contar con el respaldo de sus padres. Su mamá, Adriana, la acompaña siempre a las presentaciones, hace de representante de Laura Cristina en las propuestas de negocios y la cuida de tantos "vampiros" que están pendientes después de los desfiles para hacerle invitaciones a salir...o a entrar en habitaciones de motel o a sus apartamentos.
"Nunca me han hecho a mí, personalmente, una propuesta así -dice la trigueña de ojos achinados que en 2010 fue elegida Miss Colegiala Medellín-. Si me la hicieran, no sabría que decir..."
A la otra Laura, la de Bésame, sí. Precisamente, a la salida de un desfile en Colombiatex, hace un mes, un viejo verde le dijo que le daba un millón y medio de pesos si lo acompañaba a salir, pero ella lo rechazó.
"En las agencias serias les advierten a las niñas desde el principio que si se enteran de un mal comportamiento, la retiran -comenta Laura Ramírez, quien también es profesora de una academia de modelaje y, adicionalmente, estudiante de Trabajo Social en el Tecnológico de Antioquia-. Y explícitamente le advierten que no vaya a salir con el dueño de las empresas que las contratan".
Esto coincide con lo que cuenta Blanca Elena Gómez Giraldo, la gerente de Cedemoda, la agremiación de confeccionistas del Centro Mundial de la Moda. "Existe una tendencia a dignificar la profesión de modelo. A que no se repita la historia de la modelo Juliana Sossa, que cogieron con un narcotraficante mexicano. Por eso tenemos una campaña llamada Mujer Modelo de Profesión. Si ellas se valoran, adquieren mayor reconocimiento y respeto en el sector y en la sociedad".
¿Y cuánto ganan? Muchas modelos, al menos en los primeros años, no pueden vivir de esta actividad porque si bien los desfiles o los trabajos fotográficos son bien pagos, no les resultan frecuentemente.
Por sus clases de modelaje, Laura Ramírez recibe 40 mil pesos (el bloque de dos horas semanales). O sea que al mes gana 160 mil por este concepto. En Bésame le pagan 250 mil por cada desfile. En Colombiatex, por tres días recibió 750 mil pesos.
"Cuatro horas de catálogo, o sea de fotografías, las pueden pagar a 700 mil pesos y un día entero, a 1'200.000 pesos", cuenta Laura Ramírez.
El anhelo de Laura Bedoya -quien tiene más trabajo de agosto a enero- es aparecer en una valla publicitaria. "Cuando una mujer es modelo exclusiva de una marca, puede ganar un sueldo de seis o siete millones de pesos mensuales", dice ella misma.
¿Discriminación? Sí, la hay. No por la condición socioeconómica de las modelos. A ninguna de las que hablaron para esta nota les preguntan dónde viven. La discriminación es racial. "Mi mejor amiguita es morena -cuenta Laura Ramírez- y a pesar de que en un casting nunca le dicen a las rechazadas el motivo, una de entrada siente el no para mi amiga. Ella es linda, ha hecho cositas en el modelaje, pero no le va tan bien como debiera ser. Negras no escogen tantas".
Volviendo a casos como el de Daniela, las modelos dicen que se dan cuenta que más fácil se prostituyen las que tienen plata, aunque, claro, no generalizan.
* Nombre cambiado.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
