Como es mejor estar preparado para lo peor, los miembros de la bancada uribista en el Congreso están iniciando su alistamiento para cuando la noticia que no quieren oír les caiga: que el presidente Álvaro Uribe Vélez no aspire a un tercer mandato.
Esto no significa que mientras los alfiles y algunos pupilos del Presidente intentan convencerlo de que el país seguiría mejor con él que sin su presencia, dejen de lado las conversaciones para buscar su sucesor. El problema es que cada partido echa por su lado.
A pesar de que en el Congreso la coalición uribista se ha mostrado como una fuerza política fuerte, esto sólo es reforzado por la figura del mandatario. Sin ésta, es difícil lograr la cohesión del crisol de movimientos que se une para lo que les conviene.
Ejemplos sobre la verdadera unión de los parlamentarios uribistas hay muchos, tal como sucedió en temas como la Ley de Transferencias, el Código de Minas, las elecciones de las mesas directivas del Congreso, la elección de magistrados, las mociones de censura y demás.
Pero lograr los consensos internos sobre la reforma política o proyectos como el de la dosis mínima personal, han sido escollos difíciles para el Gobierno dentro de sus aliados políticos en el Parlamento.
Con este panorama, lograr un apoyo unánime para algún candidato presidencial dentro de la bancada uribista no es imposible, pero sí muy difícil.
Bancadas maquinando
Así como los partidos políticos colombianos muchas veces hacen gala de sus estatutos internos para defender su derecho y obligación de presentar a consultas internas el apoyo a un candidato u otro, en el caso de una retirada de Uribe no habría excepción.
Para el senador antioqueño del Partido Conservador, Manuel Ramiro Velásquez, la única fórmula que permitiría una unión en torno a un candidato, a pesar de que considera que la coalición tiene unidad de criterios frente al Presidente, es que sea "a través de una consulta ciudadana que hagan los partidos, para buscar cada uno su candidato y ponerlo a consideración de la misma coalición".
Sin embargo, el senador Velásquez dice que "no lo ve fácil, porque cada partido ya tiene sus cartas: el partido de la U se iría con Juan Manuel Santos, Cambio Radical con Germán Vargas Lleras y el Partido Conservador tendría en la baraja a personajes como Noemí Sanín, Carlos Holguín Sardi, Andrés Felipe Arias, Fabio Valencia Cossio, Juan Camilo Restrepo, Carlos Rodado Noriega, Luis Alberto Moreno o hasta el mismo ex presidente Andrés Pastrana".
En concordancia con lo expresado por Velásquez se manifiesta el senador del Partido de la U, Juan Carlos Vélez, quien coincide en los nombres de Juan Manuel Santos y de Germán Vargas.
No obstante, Vélez dice que de no ser Uribe, ni el ministro Santos, los integrantes de la U podrían analizar la candidatura del ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo Valderrama o de la misma Íngrid Betancourt, pero esto sólo pasaría después de explorar muchas alternativas dentro de la colectividad.
Otra de las posibilidades dialogadas dentro de las reuniones de la bancada en Palacio, con el presidente Uribe, es la de llevar, cada partido, su candidato a la primera vuelta. Una vez estén los dos finalistas en la contienda por la Presidencia, la bancada se uniría al candidato que haya pertenecido a la misma o al que Uribe le dé su respaldo.
Otros creen en la coalición
El senador de Alas-Equipo Colombia, Gabriel Zapata, expresó que "desde que haya unas reglas de juego bien claras y una transparencia en el mecanismo para escoger un candidato, estoy seguro de que habría posibilidades de una unidad de criterio".
Además, el senador antioqueño reconoció que "desde hace varios meses, al interior de la bancada, se ha conversado el tema".
"Lo más importante y la regla de oro es que el partido que tenga la aspiración de tener su propio candidato, se someta a una consulta abierta y popular, para que el que gane reciba el respaldo de todos", explicó Zapata.
A este respaldo en pleno por parte de los uribistas hay que agregarle que dentro de la misma alianza gobiernista existen movimientos y partidos más poderosos e influyentes que otros, ya sea por el número de congresistas que le aporte a la coalición o por el número de votos alcanzados en las elecciones legislativas.
Así las cosas, es evidente que la armonía y la camaradería total existente entre los congresistas uribistas, puede cerrar filas inmediatas en torno a Álvaro Uribe, pero la distancia entre los partidos hará que cada uno busque defender sus intereses.
A no ser de que Uribe mismo elija su portaestandarte para los comicios de 2010.
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