Isabel y Eugenia tenían cerrados los ojos, pero demasiado abierta la imaginación que se trasladaba a una piscina.
A diez metros de allí, donde preparaban la mente las infantiles de Sincroantioquia, otras pequeñas estiraban sus cuerpos y aguzaban sus sentidos para meterse al agua.
En un espacio que estaba ocupado por cuatro carpas, decenas de niñas esperaban pacientes la hora de la competencia, para enfrentar dos paneles de juzgamiento por donde desfilaban, una a una, para hacer las figuras técnicas de rigor.
Todo esto es una especie de ritual en el que las amistades están allí de forma paralela, pero que en ese momento la clave es tener el cuerpo y la mente afinados para la competición.
En medio de esa cantidad de niñas, una figura rubia impartía instrucciones y las alumnas escuchaban como en éxtasis, minutos antes de cotejar ante los jueces.
Era Nadia Múnera, una de las entrenadoras de Sincroantioquia, quien contaba del talento que tiene en Isabel y Eugenia, dos niñas de doce años que le meten el diente a la competición, en medio de un escenario atestado de nadadoras que buscan su progreso.
Isabel, con su delgada figura dio cara ante el jurado. Igual sucedió con Eugenia, el par de niñas que tienen el futuro por delante y que en casa pueden mostrar sus dotes y talentos.
Las amables y generosas palabras de Nadia, junto con los bananos, la granola y el agua se juntan, para preparar la mente y el cuerpo, en una competencia que no es solo de tres horas, sino de dos días más por venir.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6