Aunque es una marca reconocida en el mercado automotor del mundo, Suzuki hoy está más posicionada en Colombia como una firma productora de motocicletas. Pero ahora, la marca japonesa tomó la decisión de llegar con sus vehículos de cuatro ruedas al mercado nacional y para ello, lo hace de la mano de la multinacional chilena Derco, especializada en la comercialización de autos y que ya opera en el país.
Algunas de las referencias que manejará Suzuki en Colombia no suenan desconocidas para quienes han hecho un seguimiento al sector automotor local: Alto, Swift, Jimny, Vitara; son nombres conocidos que se comercializaban bajo el emblema de Chevrolet, cuando las dos marcas compartían una de las tantas alianzas que se tejen y destejen a diario en esta industria global.
A estos nombres se suman otros que, por primera vez, rodarán en el país: SX4, Kizashi, APV y Celerio.
El que abre la puerta
Este último modelo se convierte en el carro de entrada para la marca en Colombia. El Celerio llega en la categoría de los denominados city car para el país, con una configuración en diseño y motor muy compacta. Con 3.5 metros de longitud, una motorización de tres cilindros en línea y capacidad de mil centímetros cúbicos.
Aunque se trata de un carro pequeño, su habitabilidad sin ser la que más amplitud ofrezca, no es tan limitada como desde afuera se podría intuir. Cuatro personas viajan en relativa comodidad aunque quienes ya midan más allá de los 1.75 de alto, comienzan a rozar un poco el techo.
Los plásticos que conforman el interior del auto son rígidos, y si bien presentan un buen terminado general, en algunos elementos se observa un poco de descuido en los detalles de pulido de la pieza plástica, dejando fibras e imperfecciones que no tienen afectación funcional sobre el carro, pero si penalizan un poco la estética general.
En el diseño de la disposición de instrumentos se destaca la ubicación del tacómetro sobre la caperuza que cubre el velocímetro. Un estilo que otros modelos del segmento también usan como atractivo diferenciador.
La posición de manejo es baja, y la silla no se regula en altura. El timón sí tiene esta opción.
La visibilidad es buena, y suficiente para poder controlar los aspectos básicos del entorno por donde el carro se desplaza.
Su mecánica
La configuración de tres cilindros en línea ya se conocía aquí de otro modelo Suzuki, el Sprint -bajo la sombrilla Chevrolet- pero en este modelo la vibración fuerte que se sentía en el viejo Sprint, está mucho más atenuada para confort de los ocupantes.
Su rodar no es el más alegre, ni explosivo, pero sí entrega una respuesta adecuada, especialmente en el terreno donde se siente más cómodo, las zonas urbanas.
En exigencia de pendientes, como el caso de Medellín, es obligado transitar sobre las 3.500 revoluciones para no tener que estar haciendo mucho uso de la caja de cinco cambios, que presenta caídas entre marchas en promedio de 1.500 vueltas entre una y otra.
La suspensión, algo dura, absorbe de manera correcta las irregularidades y baches que encuentra en la vía. Los frenos trabajan de manera precisa, con recorridos del pedal justos y la acción del ABS no es intrusiva.
Así las cosas Suzuki se prepara para sentar sus reales y arañar el mercado.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
