Una maestra veterana con muchos años de docencia les enseña español a sus alumnos:
-Niños, si yo conjugo: "Yo soy una mujer bella", ¿Qué tiempo es el verbo?
-Pedrito levanta la mano y dice: Tiempo pasado, señorita.
El antiguo y desgastado dicho de que "todo tiempo pasado fue mejor" ha sido revaluado por muchos motivos, empezando por lo que nos cuentan los historiadores de intimidades sobre los lujos en los palacios reales e imperiales, donde los tapetes, cortinas y mobiliario en finas maderas, mármoles y cristales eran opacados por la falta de sanitarios, y duchas en las habitaciones. Con el solo uso de bacinillas y las costumbres de utilizar los elegantes e imponentes jardines de los palacios para las más rudimentarias y olorosas necesidades del cuerpo humano.
Épocas sin penicilina, sin anestesias ni vacunas. Sin desodorantes ni jabones antibacteriales, cuando una peste acababa con pueblos enteros.
Pero sí, añoramos del pasado reciente, nuestra juventud. Las damas por su belleza y los hombres por nuestra fuerza y resistencia que con los años pierden vigor y porque antes se respetaba la palabra y los compromisos. Épocas en las que nuestros abuelos mantenían sus tradiciones, su honorabilidad y prestigio, trabajando con honradez y si dejaban herencia económica a sus hijos, lo más importante era la pulcritud en la manera de adquirirla, y si no había bienes qué heredar, la honorabilidad era suficiente. La frente en alto al caminar, era suficiente patrimonio.
Pienso en todo esto cuando recuerdo que en la campaña presidencial nos dijo el candidato, Juan Manuel Santos, que podía escribir en mármol, que no habría más impuestos en su gobierno, pero ahora propone una ley de 192 artículos modificando todo el sistema tributario, poniendo aquí, quitando allá, y borrando la frase de campaña de no gravar al pueblo colombiano con más tributos.
Un gobierno que a pesar de haber unido en el Congreso todas las fuerzas políticas, casi sin oposición, lleva varios fracasos como los de las reformas educativa y la judicial, aparatosamente fracasadas a pesar de controlar el Legislativo, a base de "mermelada".
Debemos reconocer a este gobierno la aprobación de importantísimos convenios de TLC, aunque para la competitividad no tenemos vías que nos acerquen los centros de producción a los puertos.
Esta semana, recorriendo la carretera a Urabá, me encontré que una vía que el gobierno ha llamado Autopista de la Prosperidad, durante el gobierno de Uribe, estuvo pavimentada y ahora solo quedan tres pequeños trayectos pavimentados entre Santa Fe de Antioquia y Uramita y otro entre Mutatá y Chigorodó. En todo el trayecto solo encontramos tres equipos de seis obreros uniformados de amarillo sacando pequeños derrumbes con picos y palas de las cunetas. No encontramos maquinaria alguna, empezando a tapar huecos y afirmando para pavimentar ¿Dónde están los 231 mil millones de pesos que anunció el Invías el mes pasado?
Es una carretera de Tiempo Pasado, aunque en aras de la verdad debamos registrar la grave ola invernal del año 2011. ¿Pero hasta cuándo?
ÑAPA. La canonización de la Madre Laura Montoya nos tiene felices a todos, pero especialmente a los indígenas de Urabá, que ya se dieron cuenta de la infiltración de la OIA por las ONG de izquierda y ahora con el general Hernán Giraldo de la VI División a la cabeza, van a tener siete nuevos pueblos embera y cuna reconstruidos y modernizados.
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