Son seis. Tres hombres. Tres mujeres. Doce zapatos. Un consultorio. Un psiquiatra que no llega. Seis bocas. Seis tocs.
Probablemente así es el trastorno de Camilo, el personaje que interpreta Luis Eduardo Arango, aunque con más números. “Es un taxista de 54 añitos y su toc consiste en calcularlo todo. Calcula las veces que esto, las veces que aquello, el número de piezas que hay en un lugar, el número de objetos, el número de escalones, números, números, números”.
Él es uno de los seis personajes de Toc toc, una obra en la que el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) de los seis personajes va armando la trama y, por ahí derecho, las risas.
“Es impresionante. La gente se ríe desde el primer minuto hasta el 90 que se termina”, promete Manuel José Chaves. Interpreta a Pep, un muchacho de 30 años que desarrolla videojuegos, que tiene varios tocs, pero uno principal: la incapacidad absoluta de caminar sobre las líneas.
Kristina Lilley, o Blanca en la obra, es una mujer que sufre de pánico a contraer cualquier enfermedad que haya en el aire, que se lava las manos todo el tiempo y que es incapaz de tocar a alguien, hace una promesa mayor. “Yo insisto en que se siguen riendo en su casa un día después”.
Las otras tres personas son Lilli (Isabel Cristina Olano ), que repite tres veces cada frase; María (Marcela Benjumea ), que tiene que revisar todo mil veces antes de salir de su casa, y Fred (Fernando Arévalo ), que sufre del síndrome de Tourett y no puede, además de controlar los fuertes tics físicos, dejar de decir groserías y hacer gestos obscenos.
“Cada uno es obviamente víctima de su toc, de acuerdo con la situación que se plantea. La primera es que no llega el médico”, comenta Luis Eduardo. Lo demás es lo que dice Johanna Morales , la productora: que cuando salga de la obra, o durante ella, va a empezar a maquinar en su cabeza, cuál es su toc o el de su hermano o el del que está al lado.
Será obsesivo, compulsivo, bromista y risueño.
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