Tomarse unos tragos en un paseo, con la familia o en un establecimiento público es normal y sobre todo en época decembrina. De esas ganas también se contagian los Padres de la Patria, o mejor, los congresistas, pero de ahí a que la copita les dé para levantarla en pleno Capitolio Nacional es muy grave.
La situación la denunció el representante liberal Guillermo Rivera, quien está indignado porque aseguró que el lunes cuando estaba defendiendo su postura para que no se aplazara para marzo la ley de víctimas que él impulsa, varios de los legisladores estaban ingiriendo licor en los pocillos donde les sirven el café.
Según el representante, la situación fue muy bochornosa porque varios congresistas la emprendieron contra él con insultos, sobre todo, porque no se avanzaba en la discusión del referendo reeleccionista.
"La alteración de algunos congresistas evidenciaba que algo raro ocurría, pero no sé quiénes estaban tomando", explicó el representante liberal a este diario.
Guillermo Rivera le pedirá a la Procuraduría que investigue el caso y que revise el video de ese día para que no haya dudas sobre sus graves acusaciones.
Según Rivera, la razón por la cual los representantes no lo dejaron hablar era el afán que tenían para votar el referendo. "Sabían que si yo hablaba del por qué no era conveniente aplazar la ley de víctimas, eso me podía tomar un tiempo".
Se le fueron encima
Ayer el tema fue discutido durante casi cuatro horas en plenaria antes de aprobarse el orden del día. Los ánimos estaban exaltados y en coro, los voceros de los partidos le exigieron a Rivera retractarse de sus afirmaciones, cosa que él no aceptó.
Para el representante del Polo Democrático, Germán Reyes, lo que ocurrió el lunes en el Congreso es reflejo de la presión que el Gobierno Nacional ha hecho en su bancada. "Más que el licor, lo que había en el Congreso era gente supremamente exaltada. Agredieron a Rivera, no lo dejaron hablar y a mi me parece una decisión desacertada haber aplazado la ley de víctimas", manifestó.
Por su parte, el representante de la U, Jaime Restrepo, calificó de exageradas las denuncias de Rivera. Explicó que ese día los empleados del Congreso organizaron una fiesta de despedida del año y que era probable que algunos representantes ingresaran con licor al recinto. "Pero me parece que eso es una cosa pequeña y de menor importancia. Rivera estaba dolido porque se aplazó su ley ", dijo.
A Rivera se le cuestiona que no habló con nombres propios y que por eso hoy el escándalo salpique a todos los congresistas. "Él dijo que había unos vasitos con whisky pero no puede generalizar", dijo el representante conservador Carlos Alberto Zuluaga, quien aseguró que por 14 horas todos trabajaron intensamente en la agenda legislativa y que el problema radica en los desacuerdos con el referendo, último tema previsto para discutir ese día.
