El Presidente Álvaro Uribe en su última intervención ante el Congreso, como Primer Mandatario de los colombianos, pronunció un discurso que fue más allá de un balance exhaustivo de su gestión, ya que profundizó en sus grandes líneas de acción y esbozó importantes planteamientos para un eficaz manejo del Estado. En este "legado de buen gobierno" percibimos una sutil invitación al Presidente electo, Juan Manuel Santos, para que persista en lo ya emprendido, y que ha dado resultados positivos para la seguridad y el desarrollo sostenible de Colombia.
A su vez el Presidente Uribe convocó al Legislativo a realizar el propósito de darles "felicidad a las nuevas generaciones en el suelo fecundo de la Patria", loable invitación que esperamos sea acogida a plenitud, para que el Congreso no se olvide de actuar buscando el bienestar general, razón de ser de la verdadera Política, y deje por fuera los intereses netamente partidistas o politiqueros, como tantas veces ha ocurrido.
Y ese infinito amor del Presidente Uribe a Colombia y a los colombianos, faro de su gestión, le ha permitido estar en consonancia con las necesidades y problemas de la nación. Por eso no dudó en entender que tenía que hacer de la seguridad un valor democrático y de respeto por las libertades, así como una fuente de recursos. Y a fe que lo consiguió con sus políticas de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social.
En su mandato se logró desmontar el paramilitarismo y recuperar el actuar de las Fuerzas Armadas y de la Justicia. Pero el Presidente Uribe es claro en reconocer que este no es un logro de su exclusividad sino producto de un trabajo conjunto con las mismas Fuerzas Armadas. No escatimó palabras de gratitud para los soldados y policías, los verdaderos héroes de la Patria. Agradecimiento compartido por los colombianos de buena voluntad.
En materia económica es importante comprobar que a Colombia ya no se le considera como un Estado fallido. Prueba de ello es que la inversión extranjera se ha multiplicado por cinco. Además, se ha alcanzado una notable reducción del porcentaje de endeudamiento; se ha mejorado el Coeficiente Gini de distribución del ingreso; se crearon más de tres millones de nuevos empleos y se redujo la pobreza en cerca de dos millones de personas, sin dejar de observar que aún se está lejos de los índices deseables, tal como el mismo Mandatario lo admite.
Uno de los puntos de mayor trascendencia en este discurso del "estado de la nación colombiana", fue el referente al manejo de las relaciones internacionales, pues le habló a Armando para que le contara a Juan Manuel: "Colombia no se ha dejado someter por el comercio porque sabe que si perdemos el carácter y la lucha por la libertad, perderemos el comercio y también la dignidad". Razón que también estuvo dirigida a Hugo Chávez y a todos los gobernantes que se mueven bajo su influencia, y la de sus petrodólares. Importante advertencia, ya que Colombia no puede hacer parte del mal llamado socialismo del Siglo XXI.
Quien de ahora en adelante aspire a ser recordado por la historia como un gobernante con verdadera talla de estadista, no podrá desconocer las obras realizadas por el Presidente Álvaro Uribe en estos ocho años de mandato.
Los mensajes expresados en este discurso, más que una detallada relación de la labor cumplida, son todo un legado de buen gobierno, para consolidar la seguridad, la inversión del desarrollo y la cohesión social de la fraternidad. Así llegaremos más pronto a la Prosperidad Democrática.
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