En contra de la historia de la humanidad y los procesos democráticos de las civilizaciones y naciones que en el pasado le invirtieron a la ciencia y hoy cosechan su desarrollo, nuevamente el gran ausente de nuestra campaña presidencial y cualquier debate político es la ciencia. Por eso veo con agrado el movimiento ciudadano que busca posicionar el tema en las campañas a la presidencia.
Nadie ha hablado de la necesaria reestructuración de Colciencias. Desde 2009 cuando fue aprobada la Ley A 1286 de ciencia, tecnología e innovación, se contempló un crecimiento del equipo humano de la entidad, hoy cinco años después, en el departamento administrativo aún se demoran en contestar y no dan a basto. El movimiento de voto con ciencia presenta este problema para que ojalá los candidatos se pronuncien.
La política de formación de doctores y magísteres, que tanta ampolla ha levantado en la comunidad científica, en los últimos años se ha chupado el 50 % del presupuesto de la entidad y no ha logrado ni siquiera desarrollar un buen proceso de selección. ¿Dónde han hablado de ello los candidatos? Necesitamos una estrategia de vinculación real de estudiantes con espacios como los proyectos de regalías.
Hablando de regalías no se les ha ocurrido a nuestros ilustres candidatos hablar de ciencia regional a partir de los proyectos de regalías. En ese tema hay mucho por hacer, empezando por devolver a Colciencias el estatus que le ha quitado el Departamento Nacional de Planeación. Exijamos el pronunciamiento por parte de los candidatos a ocupar la jefatura del Estado.
Al ritmo al que avanza el conocimiento, las redes de trabajo son vistas como un factor de capital intelectual inconmensurable, requerimos que Colciencias aproveche a nuestra comunidad científica en diáspora para tejer redes de intercambio científico y tecnológico. La cosa no es solo tener una actitud medio chavista y nacionalizar la diáspora científica.
El próximo gobernante tendrá que subsanar el vergonzoso hueco en inversión en ciencia básica que deja este gobierno. No podemos seguir pensando en locomotoras de innovación y dejar en carro de rodillos a la ciencia que origina el conocimiento para las innovaciones disruptivas. Pero la bomba atómica próxima a explotar en las manos del que llegue, está ausente en la discusión.
Así como la educación se tomó la agenda de los candidatos, es necesario que la ciencia sea un elemento clave en las campañas presidenciales, para ello los ciudadanos debemos hacer presión y votar con ciencia.
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