Hay quienes establecen rutas coloridas para llegar más fácil a su memoria. Y lo hacen a través de los post-it, ese cuadradito adhesivo para notas que se resiste a morir en la era digital. De hecho, ya se fabrican con 30 por ciento de papel reciclado.
"Los uso para poner noticas recordatorias de lo que debo hacer, en la pantalla del PC, en la agenda y hasta en los papeles importantes", dice Ana María Restrepo.
Ella utiliza la versión más clásica y no deja de lado los mini para separar páginas o hallazgos importantes.
El diseñador gráfico David Henao no deja atrás el concepto. Se ha trasladado a los widget en el computador, por el asunto ecológico, en los que apunta teléfonos, nombres de personas, medidas necesarias para sus trabajos...
Una práctica que comparte con oficinistas, amas de casa y olvidadizos que se han vuelto fanáticos de un invento, del que existen mil referencias y que tiene más de 20 mil seguidores en Facebook.
Todo comenzó cuando Spencer Silver, científico de 3M, estaba buscando un potente pegante y en el proceso halló un adhesivo que se pegaba suavemente a diversas superficies.
Lo dejó de lado hasta que Arthur Fry, su colega, en 1968, le encontró aplicación cuando decidió pegarlo en las hojas del libro de coro de la iglesia, para poder practicar.
En entrevista de EL COLOMBIANO, vía email, con Fry, aclara que el novedoso método no fue un "accidente". Hace parte de la decisión de inventores que buscan explorar cosas nuevas y desconocidas. "A través de nuevos desarrollos convertimos conocimiento en dinero", añade.
Cree que estos ayudantes sobreviven porque en un mundo inundado de información impresa estas notas permiten "subrayar, organizar y comentar sobre asuntos que nos pertenecen", o sobre los que se están trabajando.
De acuerdo con reportes de 3M, se consumen 75 millones de pads en promedio de 500 hojas en un año. En variedades que van desde acordeones, marcadores de página y resaltadores o bolígrafos con banderitas.
Sara Jaramillo se ha pasado a los virtuales, pero en los "reales", apunta direcciones y las pega en el tablero del carro para buscar direcciones. "No me sirven de a mucho, siempre me pierdo, pero el problema soy yo, no los famosos papelitos", añade.
Son tan portables que no solo se pegan en el PC o en el refrigerador, sino que hay quienes lo llevan al extremo de pegárselos en el propio cuerpo, dicen algunos comentarios en Facebook.
Carolina González Aponte dice que "son un salvavidas o mejor, una extensión de mi memoria".
Una pasión colorida que se ha convertido en un hábito que probablemente no sea reemplazado por el zumbido de un teléfono.
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