Es una gran noticia y de buen recibo el que un hijo de colombianos esté disputando cabeza a cabeza para quedarse con una curul en el Senado de Estados Unidos, aunque la otra cara de la moneda es su declaración de que no sabe de política.
En el país hemos tenido casos exitosos y otros no tanto, de personas que como Gabriel Gómez, quieren incursionar en la política, un campo minado para quienes no dominan el mundillo del capitolio y las estrategias legislativas, en Washington o en Colombia.
Gómez, que apenas hace sus pinitos en la política estadounidense, es importante para nosotros porque sus ancestros colombianos nos permiten captar la atención sobre la tenacidad y empeño de nuestra gente de bien que triunfa por sus méritos en el exterior.
La noticia sorprendió a todos cuando ganó las primarias del partido Republicano, un paso nada fácil y podrá hacerse al escaño en el Senado que dejó vacante John Kerry, el hoy secretario de Estado de Barack Obama.
Los colombianos poco a poco vamos ganando terreno y vamos borrando esa mala pasada que nos dejó la historia por causa del narcotráfico y mostramos que somos eficientes en la Armada, en la ciencia, la cultura y que además sabemos ser socios estratégicos.
Medellín por algo acaba de ser reconocida como la más innovadora, por encima de gigantes como New York o Nueva Delhi, que es una noticia que todavía resuena en medios de comunicación de la potencia mundial.
Si este hijo de compatriotas es exitoso al competir por la curul con el representante demócrata Edward Markey, que seguro tratará de imponer su veteranía de 36 años en política, habrá marcado un hito en la elección prevista para el 25 de junio próximo.
Pero en contrapeso debemos expresar la preocupación por el futuro de nuestra responsabilidad en esa elección. Creemos que en Estados Unidos no se repetía la triste historia de elegir personas sin conocimiento político.
En nuestros comicios es común encontrar actores varados, ex presentadores de televisión, cantantes que dejaron el oficio, locutores o periodistas y hasta lustrabotas, cuyos resultados están para la historia inmediata.
La ausencia de conocimiento político es vista como ventaja hasta cierto punto por no pertenecer al mundo de la política, aunque la falta de experiencia puede ser grave para el desarrollo de propuestas y estrategias legislativas o de Gobierno.
Lo que está en juego, además del nombre y la representación de cientos de inmigrantes en Washington, es también un poco el "honor" de ser una especie de representante del pueblo colombiano.
Hay que defender esa camiseta y hacemos votos para que este inmigrante logre con honores su escaño y pueda hacer aprobar normas que sirvan a todos. Ser hijo de colombiano le endilga un mérito mayor en esta elección porque se convierte en profeta lejos de su tierra y será punto de partida para futuras candidaturas.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6