Un movimiento militar que está a punto de gestarse en la región euroasiática, y en el que intervienen las dos principales potencias económicas y castrenses de esa zona, tiene a Occidente en guardia. La razón es que, en medio de las tensiones que hay en varios puntos del globo, este gesto puede leerse como una provocación.
Las dos potencias que van a hacer ejercicios militares conjuntos son China y Rusia, y de acuerdo con el cronograma informado por los ministerios de Defensa están previstos para finales de agosto.
Lo que despertó más inquietud en Estados Unidos y varios de los países aliados, es que se tiene previsto que estén los ejércitos de otros países, como India y Bielorrusia.
Lo que se sabe es que los ejercicios militares conjuntos se desarrollarán en territorio ruso, lo cual pone de relieve la sangrienta invasión que Moscú desplegó desde hace más de 165 días sobre Ucrania y que, por supuesto, es rechazada por la mayoría de democracias del mundo.
En todo caso, el Ministerio de Defensa de Pekín quiso curarse en salud y, a través de un comunicado, advirtió que la participación de sus tropas en la actividad castrense “no está relacionada con la actual situación internacional y regional”.
La entidad indicó que estos ejercicios tienen como propósito profundizar la cooperación entre los países, mejorar el nivel de colaboración estratégica y fortalecer la capacidad de responder a diversas amenazas de seguridad.
Las maniobras militares que promueve Vladimir Putin en su territorio fueron bautizadas como “Vostok 2022” (Oriente 2022), y se harán entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre.
En los ejercicios, que se llevarán a cabo en trece polígonos –según comunicó Rusia–, también habrá tropas de tierra y aire de Tayikistán y Mongolia, entre otros países.
Este anuncio llega dos días después de que el Ejército de China realizara maniobras militares alrededor de Taiwán, en acciones tomadas tras la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, considerada por Pekín como “farsa” y “traición deplorable”, y que ha elevado las tensiones entre esas potencias.
Washington analiza todos estos pasos para descartar una amenaza o, incluso, una posible confrontación.