La muerte de un cachalote se hizo viral después de que un grupo de habitantes de la isla española La Palma se topara con el gran mamífero un par de semanas atrás a la orilla del mar y alertara a científicos y veterinarios en el lugar. Tras el reporte, un grupo de especialistas del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentarioa (IUSA) se acercó a inspeccionar el animal, quien lamentablemente ya había perdido la vida. Decidieron averiguar cuál fue el motivo de su muerte.
Antonio Fernández Rodríguez, director del Instituto, y quien estuvo al frente del proceso, dijo para la National Geographic que aunque los motivos de la muerte del animal fueron por cuenta de causas naturales, en algún punto se llegó a sospechar que la causal pudo haber sido antrópica, o “bien fuera como consecuencia de unas maniobras militares que se habían producido recientemente o debido al paso de los ferris, que a veces colisionan con los cachalotes”.
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Sin embargo, Fernández no contento con los resultados, siguió buscando respuestas en el cuerpo del animal y encontró al final del tracto digestivo del animal una “piedra” de aproximadamente 50 centímetros de diámetro que pesaba al rededor de 10 kilogramos. Fue esa roca la que terminó por explicarle a los científicos el verdadero motivo de su muerte.
El director de la operación dijo para la revista ambiental que el cachalote murió porque esa piedra se convirtió en una obstrucción, lo que terminó derivando en una infección, y que paradójicamente el elemento que generó en el animal, todo ese daño renal, es una de las piedras más costosas del mundo, un tesoro.
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El equipo encontró que se trataba de un ámbar gris. “Todos me miraban cuando volví a la playa —le dijo Fernández al The Guardian, otro medio para el que habló —, pero no sabían que lo que tenía en las manos era ámbar gris”.
El ámbar gris se produce en el tracto digestivo de una ballena o un cachalote después de que este ingiera cientos de calamares, y con el proceso de digestión de los cuatro estómagos que tienen estos animales, poco a poco la mezcla de estos moluscos con los ácidos gástricos, entre otras sustancias digestivas, generan esporádicamente este tipo de rocas o piedras, de las que se puede tener acceso a una en un millón, ya que no son tan comunes, pues solo a uno de cada cien cachalotes consiguen que se les genere esta piedra.