viernes
8 y 2
8 y 2
Sobre altas horas de la noche, en muchos países americanos, se supo de la muerte de un líder que marcó el devenir internacional durante el siglo XX, y el impacto fue tal que se sintió como si el mundo hubiera entrado en otra era. Un año después de la muerte de Fidel Castro, parece como si hubiera sido todo lo contrario: viejos temores y odios de Guerra Fría se ven exacerbados en los sectores radicales que detentan el poder en ambas orillas.
La sensación es de retroceso. Por un lado, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero de 2017, volvió a Washington el enfoque intransigente que cree que la estrategia de bloqueo contra la isla da resultado. Del otro, los sectores más conservadores del régimen comunista ganaron control tras el viraje en EE. UU, y ahora en Cuba la apertura y los cambios se ven más lejos que nunca.
Hoy, los cubanos dentro de la isla o guardan respeto o conmemoran alegres el legado de Fidel, y los que están fuera, recuerdan con dolor los hechos que los llevaron a otros lugares y maldicen su nombre. De cualquier modo EL COLOMBIANO consultó con expertos sobre los cambios en Cuba y en la región.
En cuanto a las Américas, el consenso es que no hay mayor prueba de que el liderazgo regional de Fidel era mínimo en sus últimos años, que el hecho de que no hay mayores cambios, y que los que hay no se debieron a nada vinculado a Cuba.
“La influencia de Cuba empezó a mermar tras la caída de la Unión Soviética, y particularmente por la crisis económica rusa de los noventa. La región se ha mantenido como estaba. Venezuela y Nicaragua siguen con regímenes autoritarios. Cambios puntuales en Argentina y Brasil, por otra parte, no fueron suscitados por lo que pasa en torno a la isla”, explicó Emilio Viano, docente de Política Internacional de la Universidad Americana de Washington.
Sobre Cuba, que mañana realiza elecciones municipales —supuestamente el primer paso en el proceso de traspaso del poder en 2018 de Raúl Castro a Miguel Díaz Canel—, Brian Latell, exespía de la CIA y autor de numerosos libros sobre el régimen, se mostró escéptico.
“No puedo decir que la muerte de Fidel haya acelerado cambios, como se llegó a pensar. En cambio, el ala más conservadora ganó hegemonía y eso se debe no solo a que muchos no quieren traicionar su legado, sino a que les preocupa el deterioro del deshielo por Trump. En caso de que se dé un traspaso en la jefatura de Estado, este no será en el poder, porque Castro aún será líder del Partido Comunista, y aún controlará el Ejército. Seguirá en el poder así se dé algún cambio en el papel”, concluyó.
Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del cierre. Máster en Periodismo - El Mundo (España). Redactor Internacional - El Colombiano.