Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

De la Tierra a Marte crece el poder mundial

La carrera espacial se renueva. Estos actores la lideran con miras al planeta rojo.

  • Lanzamiento del cohete Falcon 9 de Space X. Foto: Reuters
    Lanzamiento del cohete Falcon 9 de Space X. Foto: Reuters
  • Cohete SpaceX Falcon 9 con la nave espacial Crew Dragon de la compañía SpaceX. Este sería lanzado el próximo 27 de mayo. Foto AFP
    Cohete SpaceX Falcon 9 con la nave espacial Crew Dragon de la compañía SpaceX. Este sería lanzado el próximo 27 de mayo. Foto AFP
25 de mayo de 2020
bookmark

Tembló en Marte. El 6 de abril desde las entrañas de planeta rojo emanó el primer sismo que pudo ser registrado por el hombre desde la Tierra. InSight, el módulo especial que desde mayo de 2018 explora la superficie del planeta rojo, constató ese movimiento abriendo paso a un nuevo campo de investigación: la sismología marciana.

Esa no fue la primera vez que Marte se movió. En cuestión de quince meses recorriendo el lejano planeta vecino, la Nasa ha evidenciado casi 500 temblores, la mayoría de ellos de baja magnitud, pero el de abril ha sido uno de los mejor documentados hasta el momento. En los folios de la agencia espacial estadounidense también hay archivos de audio y gráficas de análisis de esos eventos.

Quizás, cuando el hombre pisó la Luna en julio de 1969, con la misión Apolo 11, no se pensó que medio siglo después se tendrían los registros de que una superficie, aún en el espacio, también se mueve. Esos vaivenes alcanzan los 2, 3 y hasta 4 grados en la escala de Richter: la evidencia de un planeta vivo al que los humanos apuntan en la Tierra.

Ahora otra vez se habla de pisar la Luna, hacer una caminata por ella o llegar al planeta rojo. Ya no es solo ese astro vigilante que contempla la mitad del mundo al dormir, mientras la otra parte del planeta está bajo la luz del Sol, se trata de tener robots en el espacio, aumentar la capacidad de los satélites en órbita, construir una estación y, por qué no, caminar en otro planeta. Esos son puntos que vuelven a estar en la agenda del mundo.

China, Estados Unidos, Rusia; en menor medida India, Japón y la Agencia Espacial Europea están, nuevamente, en una carrera espacial. Es otra época. No son esos tiempos de la Guerra Fría con la disputa codo a codo de Estados Unidos y la Unión Soviética por conquistar la Luna (una batalla que estuvo a punto de ganar Moscú) y que determinó el poder mundial. Sino que es una nueva era, con actores renovados que le apuestan por redefinir el orden mundial.

Antes era una disputa de países, ahora, se sumaron empresas y multimillonarios. Blue Origin de Jeff Bezos (el también dueño de Amazon), SpaceX de Elon Musk (propietario además de PayPal, Tesla Motors, entre otros) y Dynetics, un tanto más pequeña, pero con un músculo financiero creciente desde 1990, están en la primera línea de combate.

Hay varios objetivos en lista: pisar la Luna para buscar minerales que podrían ser explotados, alcanzar Marte, una hazaña que solo ha sido accesible para los robots, entender si hay o hubo vida en esa planeta y aumentar las capacidades en el espacio en términos de telecomunicaciones, control y estrategias militares.

Volver al camino espacial

En la década del 60 parecía que la Unión Soviética alcanzaría la Luna primero que Estados Unidos: una caminata por el astro era el gran trofeo de la Guerra Fría. Desde Moscú se envió el Sputnik, el primer satélite artificial en órbita de la historia; rusa también era la perrita Laika, el primer ser vivo que estuvo en el espacio, a quien le siguió Yuri Gagarin, el primer humano en estar en órbita.

Incluso, fueron precursores en permitir mujeres entre los tripulantes de las misiones como la cosmonauta Valentina Tereshkova. Ganaron varios asaltos, pero no el principal: pisar la Luna. Era una cuestión de tecnología, demostrar, a partir de esta, quién tenía más poder, y Estados Unidos definió ese ámbito en la segunda mitad del siglo XX.

El expresidente norteamericano, Lyndon B. Johnson, resumió la importancia de esa disputa en una frase: “Ser el segundo en el espacio significa ser el segundo en todo”. Después del Apolo 11 se enviaron otras misiones tripuladas al astro, hasta que en el 72 cesaron con Apolo 17.

En 2017, cuando se conmemoraron los 45 años de ese último viaje, el mandatario Donald Trump volvió a trazar la línea de inicio de la carrera espacial, en una versión renovada. El 12 de diciembre de ese año, en pleno aniversario de la misión, aseguró que su país volvería a plantar su bandera en la Luna y establecería las bases para llegar a Marte.

Ya la Nasa en Estados Unidos se preparaba para una misión de esa envergadura para 2028, pero Trump adelantó la fecha para 2024. Casualmente, si llegase a ganar la reelección en noviembre, para ese momento aún sería el inquilino de la Casa Blanca.

Así Trump trazó un plan: podría ser potencialmente el presidente del día que la bandera azul y rojo con 50 estrellas vuelva a ondearse en el espacio. Y repetir, tal vez, la conversación que tuvo Richard Nixon con Neil Armstrong de la Tierra a la Luna:

–“Les hablo desde el Despacho Oval y seguramente esta será la llamada telefónica de mayor relevancia histórica que haré desde la Casa Blanca” – les dijo el mandatario, que tiempo después renunció a su cargo. Ese 20 de julio, a las 16:17, hora de Florida, Estados Unidos hizo historia.

Llevar el poder al espacio

De volver a la Luna y alcanzar Marte comenzó a hablarse en este siglo, una meta marcada por la dirección que los nuevos mandatarios de las potencias dieron a su política internacional. Fue Vladimir Putin en Rusia quien apostó a que el Kremlin volviera a tener una posición determinante en el orden internacional.

Paraleo ocurrió el crecimiento de China. Para Pekín todo comienza por los negocios, el comercio, tener un vínculo económico claro con sus aliados. Entre pactos, producciones masivas y tecnología, se convirtió en una potencia económica, pero le faltaban dos aspectos para aumentar su poder: un Ejército de envergadura y estar en el espacio.

El profesor de Geopolítica de la Universidad de Antioquia, Gustavo Soto, considera que el mundo “está en un contexto de unimultipolaridad. Se sigue hablando de una potencia hegemónica que es Estados Unidos, pero también hay otros más que entran en esa competencia por el poder y esto se evidencia en la carrera espacial”.

Hay una gran pugna por mostrarle cuál será el actor que en el Siglo XXI estará rigiendo los desarrollos tecnológicos y, por ende, aspectos económicos planetarios, dice el director del Observatorio Astronómico de la Universidad Sergio Arboleda, Raúl Joya.

El experto, quien participó en el lanzamiento del primer satélite colombiano, indica que el sector espacial es vendedor y “la Luna es un objetivo que ya garantiza poder. Esta carrera se está basando en la tecnología de punta que les permite ser más eficientes, rápidos y robustos las misiones. Ya no bastan solo los buenos recursos económicos”, comenta.

Aunque hay varios competidores en esta trayectoria, Joya asegura que China y Estados Unidos son los únicos que tienen hasta ahora la posibilidad de volver a poner vida humana en el astro. Y en la nueva pugna espacial cada actor persigue un objetivo.

Pisar suelo extraterrestre

China se prepara para efectuar vuelos tripulados al espacio y tener allí su estación Tiangong, que debería estar en pie para 2022. En enero de 2019 su sonda Chang’e-4 aterrizó en la cara oculta de la Luna para encontrar helio-3, un isótopo ligero de este elemento que podría resolver la demanda energética de la Tierra.

“Estamos metidos en una carrera espacial, igual que en los años sesenta. Y nos jugamos todavía más (...) Estados Unidos debe ser el primero en el espacio este siglo, como lo fue en el anterior”, aseguró el vicepresidente Mike Pence, en marzo de 2019. La nueva contienda abrió el camino a colaboraciones que dan un trozo del espacio a otros actores.

India es uno de ellos. Está aprendiendo del campo y en julio de 2019 lanzó su primera misión espacial a la Luna.

Su meta es poner tres astronautas en órbita en 2022 con el Proyecto Gaganyaan. También colabora con la Agencia Espacial Europea y en 2021 enviarán el robot humanoide Vyommitra, una máquina con proporciones humanas que pondrá a prueba las capacidades de sus naves para estar en órbita.

Aunque enfrentados en otros ámbitos, Europa coopera con Rusia en temas espaciales y preparan ExoMars, la misión conjunta para enviar un robot a Marte en 2022 con el objetivo de investigar si hubo vida allí. Pero ese proyecto ha tenido obstáculos como el fracaso de los ensayos de uno de sus cuatro paracaídas que permitirían el aterrizaje del aparato. Hasta el mismo coronavirus detuvo sus investigaciones.

La búsqueda espacial

El decano de Ciencias Sociales de la Universidad Pontificia Bolivariana y experto en geopolítica, Ramón Maya, explica que actores como India y Europa no persiguen el interés de figurar o gastarse millones de dólares en una carrera espacial, sino que pretenden independizarse en asuntos básicos como los medios de comunicación o el rastreo de riquezas naturales. “Es cuestión de supervivencia”, señala.

Y es que las intenciones de los actores que están dejando sus huellas en el espacio pueden verse desde diferentes puntos de vista. China y Estados Unidos luchan por ser pioneros en tecnología a partir de sus logros en el espacio, pero otros le apuntan a la colectividad e incluso asuntos de defensa.

Ahí está Irán que el pasado 22 de abril puso en órbita el satélite millar bautizado Nour. Aunque desde Teherán plantearon el posicionamiento del dispositivo como un logro, Estados Unidos dice que no es más que una “webcam en el espacio”. Hasta Brasil ha intentado competir en este ámbito, pero no logra posicionarse. Su último hito fue acordar con los norteamericanos para el uso de su base de Alcántara.

Junto a la carrera espacial hay otros factores determinantes que definen el orden mundial como encontrar la vacuna contra el coronavirus o desarrollar la tecnología 5G. Desde la Tierra ya los competidores están en la línea de salida. La primera estación está a 384.400 kilómetros de distancia, en la Luna, pero para llegar a la meta en Marte necesitan recorrer una distancia mucho mayor.

Cohete SpaceX Falcon 9 con la nave espacial Crew Dragon de la compañía SpaceX. Este sería lanzado el próximo 27 de mayo. <span style=text-transform:uppercase>Foto</span> <b><span style=text-transform:uppercase>AFP</span></b>
Cohete SpaceX Falcon 9 con la nave espacial Crew Dragon de la compañía SpaceX. Este sería lanzado el próximo 27 de mayo. Foto AFP
4
años le quedan a Estados Unidos para cumplir su meta de volver a la Luna.
El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD