El diario británico The Guardian reveló esta semana los llamados “Boris Files”, un archivo de 2GB de datos que incluye correos electrónicos, contratos, discursos, facturas y documentos confidenciales de la oficina privada del ex primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, abierta tras su salida de Downing Street en septiembre de 2022.
Según la investigación, los documentos muestran como Johnson habría usado los contactos forjados en el poder para facilitar su enriquecimiento personal, mientras su oficina era sostenida con fondos públicos a través de la public duty costs allowance (PDCA), un esquema que otorga hasta £115.000 anuales a ex primeros ministros para cubrir gastos derivados de su rol público.
Entre los episodios más llamativos está un viaje en febrero de 2024, cuando Johnson interrumpió sus vacaciones en República Dominicana para volar en un jet privado y reunirse con Nicolás Maduro en Caracas. Aunque el ex primer ministro niega haber recibido dinero por ese encuentro, documentos muestran que semanas después su oficina facturó £240.000 a un gestor de fondos de cobertura vinculado a Merlyn Advisors, empresa con la que Johnson había firmado un contrato de consultoría en 2023.
El escándalo no se limita a Venezuela. Los archivos apuntan a reuniones con funcionarios saudíes, a un encuentro secreto con el multimillonario Peter Thiel mientras Johnson aún era primer ministro, e incluso a una cena privada en pleno confinamiento por la pandemia, lo que sugiere violaciones al código ministerial y a las reglas de la “puerta giratoria” que limitan las actividades de exfuncionarios.
Las revelaciones han provocado una ola de críticas en Reino Unido. Parlamentarios laboristas y liberales han pedido suspender el subsidio público de Johnson y abrir investigaciones formales. Margaret Hodge, expresidenta del comité de cuentas públicas, advirtió que el ex primer ministro actuó “con completa impunidad”. Por su parte, el comité de ética gubernamental confirmó que revisará los contactos y contratos del político conservador.
En contraste, Johnson desestimó los señalamientos con ironía: “Esta historia es basura. El PDCA se ha usado conforme a las reglas. The Guardian debería cambiar su nombre a Pravda”, escribió en un correo al medio.
Los “Boris Files”, obtenidos por la organización de filtraciones Distributed Denial of Secrets (DDoS), contienen además registros que muestran ingresos por £5,1 millones en 34 discursos internacionales desde octubre de 2022, además de lujosos gastos en vuelos de primera clase y hoteles cinco estrellas.
El caso promete crecer a medida que se analicen los 1.820 archivos. De momento, la filtración ya ha encendido el debate sobre la falta de controles a las oficinas privadas de los ex primeros ministros y el riesgo de que el dinero público se mezcle con intereses comerciales.