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Reapertura de frontera no frena uso de trochas ilegales

Pese a la reactivación gradual del Puente Simón Bolívar, que conecta a Cúcuta y Táchira, los pasos ilícitos siguen activos. Se cobran hasta 50.000 pesos por cada trayecto.

  • El cruce legal entre Colombia y Venezuela, a través del Puente Internacional Simón Bolívar, está siendo controlado a través del método de pico y cédula. FOTO camilo suárez
    El cruce legal entre Colombia y Venezuela, a través del Puente Internacional Simón Bolívar, está siendo controlado a través del método de pico y cédula. FOTO camilo suárez
06 de octubre de 2021
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Por Juan Diego Ortiz Jiménez

Enviado especial a Cúcuta

Un enjambre de “trocheros” corre a ambos lados de cualquier taxi que se aproxime al puente internacional Simón Bolívar, uno de los tres pasos fronterizos entre Colombia y Venezuela en Norte de Santander. Mientras los carros disminuyen la velocidad, los muchachos –en chanclas o en crocs– palmotean los vidrios y gritan agitados ofertando la guía por uno de los pasos clandestinos que cruzan el río Táchira hasta la terminal de San Antonio. Están abiertos tres que esconden en sus nombres el riesgo que representan: La Pampa, La Platanera o El Palmar.

“Esto es caliente por acá, pero no se asusten”, dice el taxista que nos transporta, mientras baja el vidrio y les aclara a los promotores, que no paran de correr, que no lleva clientes para sus planes.

Es que pese al retiro el lunes de dos de los tres contenedores que mantienen bloqueado el puente internacional desde hace 20 meses, y a la expectativa porque al fin se normalice el paso fronterizo, cerrado para vehículos desde agosto de 2015 por orden del régimen de Nicolás Maduro, el paisaje poco se alteró en ese árido paraje conocido como La Parada, donde el termómetro marcó este martes 33 grados después del mediodía.

Los viajeros siguieron cruzando a cuentagotas, sin filas, pero con la vida y el equipaje a cuestas. Elvia Peralta madrugó para atravesar el puente después de ilusionarse viendo por televisión cómo quitaban los contenedores que fueron puestos cuando el líder opositor Juan Guaidó intentó ingresar con una caravana de ayudas humanitarias, en febrero de 2019.

Y como temprano no habían abierto del lado venezolano, Elvia se fue por las trochas y llegó a Villa del Rosario para comprar los repuestos para un carro varado. De regreso, en la tarde, intentó entrar, pero la guardia bolivariana la devolvió: “No estoy en la lista de preferenciales (casos médicos o estudiantes) y, por eso, no puedo ingresar por el puente. Es mentira lo que dijeron, me toca devolverme por la trocha. Es tedioso, te vas a encontrar con personas que ponen trancas y, cuando los ríos están crecidos, toca jugársela”.

Cuenta que los muchachos piden una “colaboración” y ella les da monedas de 200 o 500 pesos, pero la tarifa se dispara cuando se lleva mercancía y toca pagar entre 20.000 y 50.000 pesos, según el tamaño de los paquetes.

Lo cierto es que el cierre prolongado de la frontera dejó a las trochas como la única alternativa para pasar de un país a otro, lo que generó una economía ilegal que se disputan la banda del ‘Tren de Aragua’ con el Eln, ‘los Rastrojos’ y las disidencias de las Farc. La apertura plena sería un golpe a esta renta de los ilegales.

Eso, sumado a que aún no se ha oficializado fecha para que la frontera del lado venezolano se abra, hace que los viajeros no se ilusionen. El escepticismo aumenta porque este tipo de hechos que dan titulares e ilusión en la frontera, cuentan en La Parada, son estrategia de Maduro para ganar adeptos antes de alguna elección y en noviembre se celebran comicios regionales.

“No creo que vayan a abrir todavía, hay que pagar cuatro alcabalas para uno pasar. Ir por La Pampa es muy duro, lo dejan caer a uno. Que se abra el puente porque estamos fregados”, narra Gladys Méndez, con un paquete de pañales en las manos que vino a comprarle a su abuela enferma.

Pasos cansados

Colombia tiene abierto su punto migratorio desde el 2 de junio. El paso es controlado con pico y cédula con pares e impares desde las 6:00 a.m. y se permite el ingreso solo hasta las 3:00 p.m., mientras que la salida es hasta las 5:00 pm. Estas restricciones están vigentes por la pandemia.

El director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, aclara que el paso de vehículos no solo depende de que Venezuela abra la frontera, sino de un estudio estructural que le harán al puente Simón Bolívar que estuvo desde la frustrada caravana humanitaria con el peso muerto y constante de los contenedores. Ahora falta que el régimen levante los obstáculos de los puentes Francisco de Paula Santander y Tienditas.

“Estoy contenta porque empiezan a acabarse las humillaciones que vivimos a cada lado de la frontera. Queremos ver una Venezuela libre, linda, como era antes. Qué nostalgia. Que Dios mueva corazones para que se acaben las riñas entre los presidentes porque el que sufre es uno”, opina Miriam Mise, afanada de regreso luego de una cita con el oftalmólogo.

Con el retiro de los primeros contenedores, decisión que impulsó la Gobernación de Norte de Santander, el sector comercial, industrial y de transporte del departamento, se espera que Venezuela dé más pasos en la regularización de la frontera, en un marco de orden y seguridad para los dos países, añadió el director de Migración.

Eso mismo espera el locutor Guillermo Colmenares, quien cuenta que la situación es tan precaria en su país que deben recurrir a los yerbateros ante la escasez de medicamentos: “No podemos caer en que por un problema político e ideológico se someta a un pueblo a aguantar hambre, eso no es de humanos”.

¿Y con qué sueña, don Guillermo?: “Con las libertades, abrir los pasos es libertad porque nosotros estamos encerrados. Que abran las puertas para que este país viva bien”.

Todo esto pasa en la antesala de la celebración del bicentenario de la Constitución de 1821, que se realizará este miércoles en Villa del Rosario. Los viajeros siguen cruzando mientras sobrevuelan helicópteros artillados y la ciudad está militarizada con todo su centro cerrado por la presencia de las autoridades

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