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Seis jefes de Estado están ya en Japón para poner en marcha la reunión del G7, junto al anfitrión Shinzo Abe. Los mandatarios Barack Obama (EE.UU.), David Cameron (Reino Unido), Mateo Renzi (Italia), Angela Merkel (Alemania), Justin Trudeau (Canadá), y Francois Hollande (Francia), acuden hoy al parque natural de Ise Shima para dialogar principalmente sobre recuperación económica y lucha contra el terrorismo.
Otros dos temas acechan el encuentro como fantasmas, dadas complejas coyunturas actuales, a saber: el diferendo y tensiones en torno a las islas Spratly, en el Mar de China Meridional, y la masiva crisis migratoria que golpea a Medio Oriente y Europa.
Sobre este último asunto, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, lanzó un dardo el martes a los jefes del G7 por la poca atención que le pusieron a la Cumbre Humanitaria Mundial en Estambul. “Es decepcionante que algunos líderes del mundo no hayan podido estar aquí, pero espero que se comprometan en la fase de implementación”, dijo.
En cualquier caso, el planeta estará atento entre hoy y mañana a lo que los mandatarios de estos países acuerden.
Sobre el segundo aspecto y en diálogo con EL COLOMBIANO, Giovanni Reyes, doctor en Economía de la Universidad de Pittsburgh, se mostró optimista por el camino que se podría pactar desde Ise Shima.
“Europa, con el 7 por ciento de la población mundial produce el 15 por ciento del PIB del planeta, y EE.UU, también con casi el 5 por ciento de la población, produce alrededor del 16%. Esto implica que se trata del 30 por ciento de la economía mundial, y si estos actores (más Japón y Canadá) coordinan sus políticas, obviamente podrán influir rumbo a una recuperación económica”, explicó.
“Pero el factor que será clave es que hay una economía real que produce bienes, servicios y genera empleo, pero también está la financierista, que succiona recursos del sector real y solo gira en torno a productos bancarios y de derivados. Paul Krugman, ganador del Nobel en 2008, le llama a esta ‘la economía de casino’. Y no es por ideología, pero en la medida en que esta economía siga formando burbujas vamos a seguir con situaciones de crisis mundial”, agregó.
“En ese sentido, es esperanzador que formulen políticas para controlar la especulación, para lo que siempre se ha requerido voluntad de los líderes. También para reactivar la demanda —en especial de materias primas y petróleo—. Esto se realizaría promoviendo productividad y, mediante ella, mejorando el ingreso personal disponible”, concluyó.
Por tanto, la cumbre podría tener un impacto en la política económica mundial, pero ¿qué hay de su cometido antiterrorista? Consultado por EL COLOMBIANO, Mauricio Jaramillo Jassir, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, expresó su escepticismo.
“Sin incluir a varios países musulmanes y sus contextos, y sin abordar temas de fondo como el caso palestino —el oxígeno que paradójicamente le da argumentos a muchos grupos terroristas—, no esperaría que esta cumbre tenga mucho impacto”, argumentó.
Tal como dijo Shinzo Abe, la reunión apuntaría a estrategias para luchar contra la financiación de las estructuras terroristas, lo que para Jaramillo “sería positivo por el poco control que hay en el sistema financiero mundial sobre este asunto, pero el modus operandi de Al Qaeda o el Estado Islámico no requiere necesariamente tanto dinero. Por tanto, se verían afectados pero no de forma contundente”.
Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del cierre. Máster en Periodismo - El Mundo (España). Redactor Internacional - El Colombiano.