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Una mujer envía traductores de lenguas nativas a territorios estadounidenses

La organización Cielo, en cabeza de Odilia Romero, provee de intérpretes de lenguas indígenas a hospitales, comisarías, cortes y colegios de ciudades de Estados Unidos. Esta es su historia.

  • La organización Cielo que dirige Odilia Romero lleva intérpretes de lenguas nativas latinoamericanas a varias instituciones de Los Ángeles en Estados Unidos. FOTO: Manuel Saldarriaga
    La organización Cielo que dirige Odilia Romero lleva intérpretes de lenguas nativas latinoamericanas a varias instituciones de Los Ángeles en Estados Unidos. FOTO: Manuel Saldarriaga
07 de julio de 2023
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Los policías de Los Ángeles, en Estados Unidos, pueden preguntar de manera entendible si alguien en su comisaría habla chinanteco, mixteco o alguna lengua nativa que necesite traducción y que no entienda el español o el inglés. Eso fue posible gracias a Odilia Romero y la organización Cielo. El diario El País reveló la historia de su lucha lingüística por más de 10 años en esa ciudad, donde hablan más de 17 dialectos.

Esa lucha, según El País, busca evitar que se repitan historias donde los policías de Los Ángeles no comprenden lo que sus detenidos les comunican o los mismos detenidos no entiendan lo que les piden en inglés o en español. Tal como le sucedió a un trabajador inmigrante de la etnia quiché, a quien le dispararon porque no entendía las instrucciones de los agentes.

Por eso, Odilia Romero se ha dedicado a luchar por el lenguaje, porque para ella, es el pilar de los derechos. En ese contexto, la activista junto con su fundación se ha comprometido a defender las lenguas y a emprender acciones jurídicas contra instituciones de Los Ángeles para que implementen servicios de traducción en lenguas indígenas y evitar casos como el del inmigrante.

“Tener acceso a un intérprete es un derecho humano. La vida está en nuestra palabra, una palabra hace la diferencia, una palabra que no tenga el contexto adecuado puede hacer que alguien pierda su libertad, la deporten, pierda su vida o la de su hijo, todo depende de un hilo: la lengua”, explicó Odilia a El País.

El trabajo de Odilia hasta el momento provee traductores en más de 350 dialectos a 27 de los 50 estados del país. Lo difícil en medio de su lucha es que los estadounidenses dan por sentado que los latinos hablan español e ignoran los dialectos de México, Guatemala u Honduras. “No hay datos de nosotros como pueblos indígenas y eso hace más difícil y más dura la violencia lingüística. Se asume que por ser latino, hablas español”, dijo Romero al diario en mención.

Y agregó que “ahora estamos viendo una alta demanda de traductores para comunicarse con los indígenas miskitos, de Nicaragua, que por el despojo de su territorio están migrando. Lo mismo ocurre con los garífunas de Honduras o con los indígenas de la Amazonia de Brasil. Nuestros servicios van mutando conforme se van acrecentando los conflictos que viven nuestros pueblos”.

Odilia viene de la comunidad San Bartolomé, Zoogocho, en el Estado mexicano de Oaxaca y recuerda que llegó a territorio americano hablando únicamente su lengua ancestral, por lo que reconoce la urgencia de su trabajo y lo difícil que ha sido. “Me convertí en la traductora de mis padres, como la Malinche, una niña de 13 años, entregada como esclava que se ve obligada a interpretar. Esto no ha cambiado hoy, hay miles de niños interpretando para sus familias y sus padres por hablar una lengua indígena que no se reconoce ni se enseña”, contó al medio español.

Otra de las dificultades en su trabajo es que las lenguas indígenas muchas veces tienen más de 100 dialectos, por lo que su grupo de traductores debe indagar cuál tipo de dialecto hablará su cliente y eso incluye conocer las raíces de los pueblos que provienen y eso en sí atrasa el proceso de un juicio o de una atención médica.

“No basta con que los traductores que son requeridos en cortes, comisarías y hospitales sepan hablar la lengua indígena y la puedan traducir al español o al inglés, es necesario que se formen en los sistemas legales y médicos de cada país, porque las jurisdicciones y las lógicas cambian mucho. Además, cuando pasas una idea en lengua indígena al español y de ahí al inglés, hay mucho riesgo de que se pierdan detalles esenciales”, señaló al diario.

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