Dos nuevas víctimas cobró la violencia de los yihadistas en Oriente Próximo. La noticia del asesinato del fotoperiodista británico, Luke Somers y el activista sudafricano Pierre Korkie causaron en el mundo rechazo y nuevas promesas de ofensiva contra los grupos extremistas islámicos.
Ambos fueron asesinados por militantes de la organización Al Qaeda el pasado viernes, tras una operativo de rescate fallido entre el Ejército yemení y Fuerzas especiales de Estados Unidos, en la provincia de Shabua (Yemen).
Ambos fueron encontrados gravemente heridos por los militares, informó ayer el Ministerio de Defensa de ese país árabe.
El presidente estadounidense Barack Obama condenó ayer el “bárbaro asesinato” del fotoperiodista y justificó la fallida operación de rescate en Yemen por el “peligro inminente” de Somers, tras recibir información de que sería ejecutado. También confirmó que hace un mes las fuerzas especiales había intentado rescatarlo, pero no pudieron encontrar el escondite.
En respuesta al crimen, y como es usual tras recientes asesinatos de estadounidenses por parte de grupos extremistas, como el Estado Islámico, Obama reiteró que “no escatimará ningún esfuerzo para utilizar todas sus capacidades militares, de inteligencia y diplomáticas para traer a los estadounidenses a casa con seguridad, dondequiera que se encuentren”.
Poco antes de la declaración desde la Casa Blanca, las autoridades de Yemen indicaron que los milicianos pensaban matar a Somers el sábado. El jueves, Al Qaeda difundió un video en internet en el que amenazaba con matarlo.
El reportero gráfico fue secuestrado en Saná, la capital de Yemen, en septiembre de 2013 por milicianos de Al Qaeda en Yemen al salir de un supermercado. En este país trabajó como freelance para el diario Yemen Times entre los años 2011 y 2012.
Su hermana, Lucy Somers describió a su hermano como un “romántico que siempre cree que en lo mejor de las personas”. Antes del homicidio había publicado un video en el que rogaba por su vida: “por favor, déjenlo vivir”.