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Secuestro de hijo de “El Chapo” Guzmán hace temer más violencia en México

El secuestro de un hijo de “El Chapo” Guzmán podría significar mayores fracturas entre carteles y recrudecimiento del crimen.

  • Restaurante La Leche, en Puerto Vallarta, México, donde enemigos de “El Chapo” Guzmán secuestraron a su hijo. FOTO afp
    Restaurante La Leche, en Puerto Vallarta, México, donde enemigos de “El Chapo” Guzmán secuestraron a su hijo. FOTO afp
19 de agosto de 2016
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El secuestro confirmado de uno de los hijos del narcotraficante Joaquín “el Chapo” Guzmán, y el posible rapto de otro de sus descendientes, supone un posible recrudecimiento de la violencia en México y un claro golpe al cartel de Sinaloa, que parece haberse debilitado con la recaptura del capo el pasado 8 de enero.

El eventual enfrentamiento contra el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), responsable de este secuestro en un restaurante de la ciudad turística de Puerto Vallarta, “deja en una condición de mucho riesgo a regiones como Jalisco, Guerrero y Michoacán, donde comparten terreno las dos organizaciones, y abre la apuesta a la confrontación”, advierte Javier Valdez, escritor mexicano experto en narcotráfico.

Y es que, de acuerdo con Valdez, aunque el CJNG tiene más presencia en las regiones que en ciudades principales, han sido inevitables las pugnas por el mercado y la competencia interna, que aunque no llevará a niveles de violencia en México como los del 2008, se trata de una evidente fractura que puede tener manifestaciones similares a las de la época más sangrienta.

“Si sigue pujando esta tendencia beligerante, hay peligro. Si gana la negociación, no pasará a mayores. Lo que sí es una afrenta es que es que este ya no es un asunto de negocios, sino que parece personal, y eso es grave”, enfatiza el escritor.

A lo anterior se suma que Jalisco, resultado de una fusión entre miembros del clan de Guzmán y el de Ismael “el Mayo” Zambada, otro capo mexicano, es particularmente violento. De acuerdo con Jeremy McDermott, codirector de la fundación InSight Crime, mientras el comportamiento “sutil” del Cartel de Sinaloa obedece al nuevo modelo del crimen organizado en América Latina: “más plata que plomo y pocos roces”, el otro llegó de forma explosiva al escenario mexicano.

“Anunciaron su presencia derribando un helicóptero y con una emboscada a la fuerza pública mexicana. Su táctica es la violencia, y por eso el secuestro está en el perfil que tienen para facilitar su expansión”, detalla McDermott, y añade que dominar el territorio de “El Chapo” muy probablemente fue su objetivo con el secuestro.

Un Gobierno ausente

“Este era un presagio que se venía anunciando desde hace tiempo, de confrontaciones entre los dos carteles”, advierte Jhon Marulanda, experto en seguridad internacional.

Y es que en junio ya se habían presentado choques en pueblos de la Sierra de Badiraguato, entre ellos La Tuna, lugar de nacimiento del Chapo y donde un grupo saqueó la casa de Consuelo Loera, madre del narcotraficante.

Ahora, continúa Marulanda, el secuestro se pudo dar como una retaliación por deudas pendientes del cartel de Sinaloa, con el agravante de que es altamente probable una reacción del lado de los hombres de Guzmán, o incluso un mensaje “para que él sea extraditado de una vez por todas a Estados Unidos”, de personas interesadas en cooptar sus espacios.

Para Valdez y McDermott, la ausencia de autoridades en las regiones solo empeora el escenario. De acuerdo con el segundo, la presencia del Estado mexicano es muy débil en los lugares donde mayor auge alcanzan los carteles, “y uno podría argumentar que hay estados paralelos”, sostiene, lo que le deja un gran espacio de maniobra al narcotráfico.

Así las cosas, concluye Valdez, el Gobierno tendrá que ser inteligente, lo que significa, no solo favorecer la caída de capos, sino combatir la narcopolítica, el lavado de dinero y el actuar de empresarios involucrados con la actividad delictiva, porque “como van hasta ahora, “le está echando leña al fuego y no está resguardando a los ciudadanos, que somos finalmente los que ponemos los muertos”.

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