El secuestro confirmado de uno de los hijos del narcotraficante Joaquín “el Chapo” Guzmán, y el posible rapto de otro de sus descendientes, supone un posible recrudecimiento de la violencia en México y un claro golpe al cartel de Sinaloa, que parece haberse debilitado con la recaptura del capo el pasado 8 de enero.
El eventual enfrentamiento contra el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), responsable de este secuestro en un restaurante de la ciudad turística de Puerto Vallarta, “deja en una condición de mucho riesgo a regiones como Jalisco, Guerrero y Michoacán, donde comparten terreno las dos organizaciones, y abre la apuesta a la confrontación”, advierte Javier Valdez, escritor mexicano experto en narcotráfico.
Y es que, de acuerdo con Valdez, aunque el CJNG tiene más presencia en las regiones que en ciudades principales, han sido inevitables las pugnas por el mercado y la competencia interna, que aunque no llevará a niveles de violencia en México como los del 2008, se trata de una evidente fractura que puede tener manifestaciones similares a las de la época más sangrienta.
“Si sigue pujando esta tendencia beligerante, hay peligro. Si gana la negociación, no pasará a mayores. Lo que sí es una afrenta es que es que este ya no es un asunto de negocios, sino que parece personal, y eso es grave”, enfatiza el escritor.
A lo anterior se suma que Jalisco, resultado de una fusión entre miembros del clan de Guzmán y el de Ismael “el Mayo” Zambada, otro capo mexicano, es particularmente violento. De acuerdo con Jeremy McDermott, codirector de la fundación InSight Crime, mientras el comportamiento “sutil” del Cartel de Sinaloa obedece al nuevo modelo del crimen organizado en América Latina: “más plata que plomo y pocos roces”, el otro llegó de forma explosiva al escenario mexicano.
“Anunciaron su presencia derribando un helicóptero y con una emboscada a la fuerza pública mexicana. Su táctica es la violencia, y por eso el secuestro está en el perfil que tienen para facilitar su expansión”, detalla McDermott, y añade que dominar el territorio de “El Chapo” muy probablemente fue su objetivo con el secuestro.