El exsenador republicano Chuck Hagel, quien renunció ayer como jefe del Pentágono, es un veterano de la guerra de Vietnam que entró en un Gobierno demócrata para orquestar la salida de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, pero la situación internacional se complicó y su respuesta no convenció en Washington.
Hagel, único republicano en el equipo de seguridad nacional del presidente Barack Obama, tomó las riendas del Pentágono en febrero de 2013, después de un polémico proceso de confirmación en el que fue muy cuestionado por sus antiguos compañeros de partido.
Con experiencia en el campo de batalla y en el ruedo político, accedió al cargo de secretario de Defensa con retos como Oriente Medio, el desafío nuclear iraní y la salida de Afganistán, todo ello con un ajustado presupuesto, pero la crisis con Rusia por el conflicto en Ucrania y el ascenso del grupo yihadista Estado Islámico (EI) pusieron a prueba su liderazgo.
Pese a su amistad con el presidente, Hagel ha tenido problemas para calar en el círculo de la red de asesores cercanos de Obama.
Según el diario The New York Times, algunos funcionarios le definen como una persona callada durante las reuniones del gabinete, mientras que sus defensores aseguran que esperaba a estar a solas con el mandatario para compartir sus opiniones y evitar filtraciones.
No obstante, Hagel, de 68 años y una persona reflexiva y seria de voz pausada, no ha conseguido alcanzar la presencia pública de sus predecesores, Leon Panetta y Robert Gates, y ha tenido dificultades para articular una agenda con crisis como el ébola, Ucrania y el ascenso del Estado Islámico, así como para comunicar la estrategia.
La marcha de Hagel es la primera tras la derrota de los demócratas en las elecciones legislativas del pasado 4 de noviembre, en las que la oposición republicana se hizo con el control total del Congreso.
Hoy Obama destacó el trabajo “ejemplar” de Hagel al frente del Pentágono. Pero altos funcionarios han señalado a la prensa, bajo anonimato, que el presidente Obama evalúa un giro en su política de defensa y consideró que el exsenador republicano no es la persona más adecuada para llevarlo a cabo.