Todo comenzó por un alza del 120 % al precio del combustible de un día para otro y ahora Quito, capital de Ecuador, está sumida en manifestaciones que piden al gobierno de Lenín Moreno cambiar sus planes económicos. En seis días, la protesta se agudizó, los indígenas se tomaron el Parlamento, cercaron el centro administrativo y Moreno tuvo que mover la sede del Ejecutivo a Guayaquil.
Ayer martes las protestas continuaron. Hay más de 10 mil indígenas en la capital, algunos se enfrentaron con la Fuerza Pública, van 570 detenidos, 73 policías heridos y un manifestante fallecido. A las marchas se unieron transportadores, sector educativo y sindicalistas. Este miércoles es el gran paro nacional para pedir el fin de las medidas económicas que anunció Moreno mientras el país está en estado de excepción.
Aunque súbitas, las decisiones del Ejecutivo tienen una causa. El país estaba cercano a una crisis económica y pidió un rescate al Fondo Monetario Internacional que fue aprobado en febrero por 4.200 millones de dólares. Además de un apoyo del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo por 6.000 millones de dólares.
Para tener esos desembolsos, los organismos multilaterales pusieron una condición: reformas estructurales para acortar gastos del Estado. Entonces, el Ejecutivo eliminó un subsidio al combustible que databa desde hace más de cuatro décadas y fue creado en la época de la bonanza petrolera, bajar el 20 % de los salarios en los contratos temporales del sector público y 10 % a los colaboradores directos.
El decano de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Santiago Basabe, explica que hubo un manejo irresponsable de las finanzas, se gastaron los excedentes del auge petrolero y hubo créditos con China que dejaron un déficit presupuestario.