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Ser negro y luchar durante siglos para no ser invisible

El asesinato de tres afroamericanos en Estados Unidos revivió un debate inconcluso: el racismo en el mundo.

  • El asesinato de tres afroamericanos en Estados Unidos revivió un debate inconcluso: el racismo en el mundo. FOTO SHUTTERSTOCK
    El asesinato de tres afroamericanos en Estados Unidos revivió un debate inconcluso: el racismo en el mundo. FOTO SHUTTERSTOCK
Ser negro y luchar durante siglos para no ser invisible
24 de junio de 2020
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Mientras usted lee este artículo, en Estados Unidos se ajustan los detalles del proceso judicial contra el policía blanco Garrett Rolfe, de 27 años, quien asesinó a un joven afroamericano en Atlanta, el viernes pasado, propinándole disparos por la espalda y, no a gusto con ver su cuerpo sin vida, en el piso y derramando sangre, lo pateó.

La víctima fue Rayshard Brooks y la única falta que se le comprueba hasta ahora fue resistirse a una detención en un procedimiento judicial. Su muerte, al principio, parecía en vano. Los agentes que participaron en el caso aseguraron que él les había apuntado, pero cuando se conocieron los videos de las cámaras del restaurante Wendy’s, donde fue ultimado, las imágenes desmintieron las versiones de los policías: Brooks fue ejecutado por la espalda mientras corría.

Minutos antes de su muerte Brooks habló del cumpleaños de su hija, de la que fue apartado por el exceso de fuerza de la Policía y el racismo. El de Brooks es el suceso más reciente en ese país, pero a finales de mayo se hizo público otro caso en el que la víctima fue George Floyd, y en febrero, uno más que acabó con la vida de Ahmaud Arbery. Sus homicidios trajeron de nuevo a la luz la discriminación a los afrodescendientes.

El racismo es un tipo de discriminación social basado en la raza. Ocurre cuando alguien siente rechazo hacia otro ser humano con características físicas distintas como el color de la piel. Una apatía similar se da por motivos de idioma o lugar de nacimiento, por ejemplo la xenofobia o el temor a los extranjeros.

Acnur dice que hay cuatro tipos de racismo. El primero es el aversivo, en el que solo hay frialdad hacia las personas de una comunidad. El segundo es el etnocentrista, cuando un grupo considera que otra comunidad es una amenaza: “En este tipo de racismo no hay derecho a la igualdad y se cree que las personas que son de una raza diferente a la propia deben someterse al grupo predominante”, dice Acnur.

El tercer tipo, de carácter simbólico, provoca una segregación cultural entre los grupos de personas. Y el cuarto, de tipo biológico, entiende que una raza es biológicamente superior a las demás y no cree que las personas de otras son sujetos de derechos.

Hay una noción más en medio. Los sociólogos Matthew Clair y Jeffrey S. Denis indicaron en un artículo publicado por Harvard en 2015 que los patrones de diferencia física se usan para clasificar a grupos de personas por ‘razas’, término que es una construcción social.

Los homicidios a personas negras en Estados Unidos son la evidencia más cercana de que la exclusión a esta población persiste. Y estos impulsaron marchas para rechazar la discriminación en países como Alemania y España, entre otros. Ayer fue el turno de Edimburgo en Reino Unido bajo el lema de Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan).

En Europa también hay registros de discriminación. Para 2018 el 30 % de los afrodescendientes fueron víctimas del racismo y solo 14 % de ellos reportaron los incidentes a las autoridades, de acuerdo con Fundamental Rights Agency.

Un problema de siglos

Javier León Duitama, profesor de Historia de la U. Sergio Arboleda, explica que el término ‘racismo’ comenzó a usarse en la modernidad, en el Siglo XVI. Europa era la sociedad predominante y desde allí surgieron estereotipos raciales. Por este motivo, bajo la premisa de que los blancos eran los líderes, los afrodescendientes fueron esclavizados en América.

Ya para los siglos XVIII y XIX el racismos se manifestaba como antisemitismo, no por cuestiones religiosas, sino de tipo racial. En ese tiempo el rechazo a las personas negras seguía y solo hacia el milenio de 1800 comenzó el fin de la esclavitud que se les impuso en América. Aún así, ese comportamiento siguió motivando a sectores de extrema derecha. Nada más el Holocausto de la Alemania Nazi estuvo impulsado por motivos raciales.

Otro de los hitos del racismo fue el Apartheid, el sistema de segregación en Sudáfrica que terminó en 1992. Estamos hablando de que menos de tres décadas atrás, en uno de los países más avanzados de África, hubo un formato que llevó a que las personas negras no pudieran mezclarse con aquellas que tenían tez blanca en lugares públicos o, ni siquiera, formar una familia con ellas.

Por esa cercanía temporal de uno de los capítulos más oscuros de exclusión, la lucha sigue. Desde 1966 se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, conmemorando el día 21 de marzo de 1960, cuando la policía asesinó 69 personas en Sudáfrica. En 2001 la ONU impulsó la Conferencia Mundial contra el Racismo y creó un programa de lucha contra este, la xenofobia y la intolerancia.

Para 2009, cuando le hicieron seguimiento en otra conferencia en la ciudad de Durban, la conclusión fue que aún había “mucho por hacer” respecto a ese comportamiento. Y en diciembre de 2019 la organización publicó un llamamiento mundial para la adopción de medidas concretas contra esas prácticas.

Javier León, profesor de la U. Javeriana, dice que todavía hay microracismos en la sociedad. No dejar entrar a una persona a una discoteca o club por su raza es un tipo de exclusión socioracial, un caso que sucedió en 2017 en un lugar nocturno de Madrid, España. O también hay discriminación cuando se revisan los altos cargos de una compañía o mandos de un Gobierno y se descubre que entre las roles con más poder aún hay pocas personas de piel oscura.

“También se manifiesta en la invisibilización y el olvido estatal. Ahí uno puede hacerse la pregunta de qué tanto dinero invierten en el departamento del Chocó o a los afrodescendientes que han sido desplazados. Esa falta de recursos se traduce en comportamientos que generan desigualdad”, dice León.

Olvido a los afro

Maria Teresa Palacios, directora del Grupo de Derechos Humanos de la U. del Rosario, considera que el racismo siempre ha existido, pero ha estado encubierto. “Gobiernos muy nacionalistas, con posiciones de extrema derecha y conservadoras que niegan el derecho a la diversidad o que pretenden buscar homogeneización social son los que alimentan los discursos racistas y xenófobos”, sentencia.

Detrás hay otra realidad que se hace evidente en la región: estas personas están inmersas en contextos adversos, de pobreza y desigualdad. El informe Afrodescendientes en Latinoamérica, publicado por el Banco Mundial en 2018, indicó que estos constituyen una población “enormemente heterogénea” y están distribuidos de forma “altamente desigual”.

Uno de cada cuatro latinoamericanos se identifica como tal afrodescendiente. Para 2015 en la región había 133 millones de personas negras, morenas, pardos, pretos, zambos y creoles. Estos grupos suelen tener menos acceso a la educación cuando se les compara con las personas blancas y son víctimas de crímenes y de violencia, dice el reporte.

Muchos viven en las zonas más pobres de sus países, lo que evidencia esa invisibilización que reseñaba el profesor León: una falta de oportunidades desde el sistema de los estados que se traduce en otras formas de microracismos de los que son víctimas.

En este 2020, y en medio de una pandemia, el mundo otra vez se está movilizando para reclamar que la igualdad que está en los tratados internacionales desde la década del 60 se haga efectiva. Una tarea en la que algunos países han avanzando, por ejemplo, asignando curules en el Legislativo para esta población, como ya lo hizo Colombia, pero que seguirá pendiente desde que se asesinen personas por su color de piel.

672
delitos de odio hubo en Reino Unido abril de 2017 y marzo de 2018: ONU.
7.120
crímenes de odio se presentaron en Estados Unidos en 2018: ONU.
1
de cada 4 latinoamericanos se identifica como afrodescendientes: ONU.
Infográfico

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