Después del intento fallido de golpe de Estado, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, parece estar prevenido por la cantidad de seguidores que tiene el movimiento Gülen, cuyo fundador es acusado por el intento de golpe del viernes pasado.
El presidente está dispuesto a “limpiar la sociedad del país del movimiento Gülen”, según dice el experto en Medio Oriente, Hasan Turk, “inclusive, lo quiere hacer a nivel internacional. Cuando vino a Colombia, le sugirió al presidente Santos que sacara a los miembros de ese movimiento del país.”
Por esa misma razón, el líder turco ha expulsado a más de 35.000 personas de sus puestos de trabajo. Por ahora, 24.000 maestros, 1.577 decanos, 8.777 personas del Ministerio del Interior, 257 empleados de la oficina del Primer Ministro y 492 personas de asuntos religiosos.
Además, el mandatario dijo recientemente que ha tomado la decisión de cambiar el reglamento de contratación para los funcionarios estatales, donde sacará a 100.000 personas.
Según el experto, la tensión podría desencadenar en una guerra civil. “Se verá un malestar en la sociedad en donde las personas van a ser tildadas de pertenecer al movimiento Gülen, inclusive ya han empezado a quemar casas y negocios dividiendo la comunidad y convirtiendo al país en el nuevo Siria”.
A Turk le parece arbitraria la decisión de despojar de sus trabajos a individuos después del intento golpista. “Es imposible que un Gobierno saque un listado en dos días de más de 100.000 personas”, añadió.
En cuanto a las advertencias de la Unión Europea y Estados Unidos sobre el riesgo de infringir en violaciones de derechos humanos con esta “cacería de brujas”, el analista prevé dos escenarios.
“Es claro que la UE no va a aceptar a un vecino o miembro que tenga problemas de libertad de culto y expresión. EE. UU., por ser miembro de la OTAN, tiene que demostrar buenas relaciones con Turquía, pero sus órganos internos de derechos humanos sí pueden presionar para que se haga algo frente los hechos”. Lo que puede generar problemas es que Erdogan sabe que EE. UU. y la UE están limitados por los refugiados y el conflicto en Siria.