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En la era de Maduro, el precio del dólar va del cielo al infierno

Venezuela tiene un “dólar” político de 10 bolívares, muy escaso, y un dólar negro que supera los 1.211 bolívares. ¿Por qué?

  • El Banco Central de Venezuela reconoció la escasez de alimentos y la especulación. FOTO reuters
    El Banco Central de Venezuela reconoció la escasez de alimentos y la especulación. FOTO reuters
13 de marzo de 2016
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Infográfico
En la era de Maduro, el precio del dólar va del cielo al infierno

La dura realidad económica que vive Venezuela se puede apreciar a través del mercado del dólar, pues la divisa parte de un precio preferencial y controlado por el gobierno de Nicolás Maduro de 10 bolívares, pero en medio de la escasez de divisas ese mismo billete verde ronda los 1.211,54 bolívares en el mercado paralelo, según dolartoday.

El primer nivel corresponde a la tasa protegida y privilegiada. Se usa para financiar importaciones de alimentos, medicinas, giros de remesas, etc., y por decisión estatal, desde el pasado jueves pasó de un nivel de 6,3o bolívares por dólar a 10 bolívares.

Adicionalmente, el gobierno unificó dos cambios flotantes en uno solo, el denominado Dicom, o Divisas Complementarias, y le puso una cotización de 206,92 bolívares por dólar. Aquí el salto fue del 1.432 por ciento, porque antes el precio para esta categoría estaba en 13,50 bolívares.

En una economía fuertemente controlada por el Estado (lo es la venezolana) y que nade en dólares norteamericanos (no es su caso), esos precios administrados pueden funcionar. En la república chavista no pasa así y prueba de ello es el precio de 1.211 bolívares en el mercado negro.

Una brecha tan abismal se convierte en una fuerte tentación para promover negocios ilícitos: tomar dólares con precio subsidiado y negociarlos en el mercado negro.

Ernesto Selman y Rafael Fornet, en un informe titulado Venezuela: análisis de un país en crisis, y publicado por el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles, recuerdan lo perversos que se pueden volver controles cambiarios como los implementados por el país vecino. De hecho, dicen, allí llevan más de diez años distorsionando las distintas actividades económicas, pues “han promovido una mala asignación de recursos escasos en la economía hacia sectores, industrias y grupos preferidos del régimen chavista; el gobierno ha elegido ganadores y perdedores al asignar las divisas en el mercado”.

El escrito de Selman y Fornet es de junio de 2014 y, para entonces, ya destacaban un fenómeno que se ha agravado con la destorcida de los precios del petróleo, que dicho sea de paso es la jugosa renta del Estado venezolano: “la mayor parte de las transacciones de divisas se realizan en el mercado paralelo o mercado negro”.

¿Cuántos de esos dólares no han salido a través de las ventanillas oficiales? Es que, como indican los analistas citados, “los controles cambiarios y múltiples tipos de cambio introducen incentivos de obtener rentas fuera de mecanismos de mercado, al tratar de comprar divisas en un mercado estatizado, para vender en otro mercado de divisas en el mismo país; esto se combina con clientelismo y corrupción”.

Con ese telón de fondo se pueden mirar las decisiones tomadas esta semana por el gobierno de Nicolás Maduro en materia cambiaria.

Para Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), los ajustes que hizo el gobierno de Maduro en la tasa de cambio no van a servir de mucho, “porque siguen manejando tasas de cambio diferenciales que no reflejan la realidad del mercado”. En su concepto, un camino más lógico hubiera sido sincerar el cambio, como lo hizo Argentina, acercándolo al precio de escasez que revela el mercado negro.

Su pronóstico es que la inflación se va a comer, muy rápido, el efecto de la devaluación del bolívar. Como la inestabilidad comercial con Venezuela no es nueva, los exportadores están exigiendo el pago anticipado de sus bienes. No obstante, quienes tienen operaciones en suelo venezolano, no la ven fácil para sacar las divisas.

“Yo huelo la caída de Maduro. Y, cuando eso pase, volverá a ser buen negocio exportar a Venezuela”, comenta Jorge Alberto Velásquez Peláez, exdirector de Proexport en Caracas. El experto en comercio internacional opina que la ministra de Comercio, en lugar de darse tanta vitrina en el país, debería prever ese cambio y promover un convenio de pagos recíprocos con los venezolanos. Eso ya se probó en 1993. Y es simple. Por ejemplo, Fabricato exporta un millón de dólares a la república bolivariana, el Banco de la República le paga y luego el Emisor recibe el pago del Banco Central de Venezuela. El tema no tiene que pasar por el Congreso, pues basta una circular reglamentaria de los bancos.

El analista destaca que Maduro ha perdido apoyo entre los militares, los que, para mantener sus privilegios, seguro terminarán filándose con una oposición que se hace cada vez más fuerte.

Mientras eso pasa, los indicadores económicos siguen cuesta abajo (ver gráfico) y los dólares se vuelven más escasos. Hasta el mismo Banco Central de Venezuela ha reconocido que la inflación del 180,9 por ciento en 2015, se explica por la caída de la oferta de bienes de consumo final, que a su vez se asocia con el desplome de los ingresos petroleros. También le suma el desabastecimiento de productos, que, anota, junto con la especulación y el acaparamiento son los males que más golpean a los venezolanos (Ver nota secundaria).

Velásquez Peláez indica que Venezuela tiene reservas para financiar seis meses de importaciones. El año anterior hizo compras externas por 30.000 millones de dólares. Lejos está, por ahora, la época dorada en que importaba 51.000 millones de dólares. (2008). Sin embargo, Colombia, en su mejor momento no le vendió más de 5.000 millones de dólares. Por tanto, volver a esa cifra sería interesante.

Y, más, considerando que Antioquia es una de las regiones que más se ha beneficiado históricamente del mercado vecino y que las pequeñas y medianas empresas son las que más se lucran de esos negocios.

Cifras de la Cámara de Comercio de Medellín y Antioquia, revelan que el mejor año de las exportaciones regionales a Venezuela fue el 2007, cuando las ventas llegaron a 1.193 millones de dólares, relegando a Estados Unidos al segundo lugar como destino, con 830 millones de dólares. Poco queda de esa agresividad exportadora. En 2013 Antioquia le vendió a Venezuela 274 millones de dólares, al año siguiente subió a 297 millones de dólares y en 2015 retrocedió hasta los 138 millones de dólares.

Por eso no es raro que, inclusive en Colombia, muchos le apuesten a la caída de Maduro, a ver si también renace el comercio binacional .

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