x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

La Calle Elkin Ramírez

21 de febrero de 2018
bookmark

Fueron pocas las veces que tuve la oportunidad de conversar frente a frente con Elkin Ramírez. Quizá cuatro o cinco, pero siempre fue un tipo que admiré. En algún momento incluso lo critiqué. Mi vida entera era el punk, y por cosas de la adolescencia y del ruido que habitaba en mi cabeza, me hice un ser muy radical, no toleraba lo que no fuera este género, lo que no fuera rápido y contestatario. De Kraken y de Elkin me chocaba su tono agudo, me molestaba su pinta, su poética; claro, yo estaba en otra tónica, gritando en un grupo de punk que llevaba por nombre Exkremento, y además me gustaba lo sencillo, no toleraba el virtuosismo y quizá todas esas cosas me llevaron a pensar de esa manera.

Sin embargo, lo admiré, más en silencio, como un placer culposo. Ahora, luego de los años, de entrevistarlo, de escuchar sus discos, apreciarlos y entender la propuesta de Kraken, de amar la música en toda su extensión y de conocer y estudiar la historia del rock colombiano, entiendo la importancia de Elkin, por qué le dicen Titán, y me da nostalgia, lamento su partida.

Hace poco más de un año murió Elkin, y más que hablar de su legado, de su importancia, de su música, de su apuesta por el rock y lo que generó en varias generaciones en todo el continente, este texto utópico, se quiere asumir como una propuesta o invitación para pensar más allá de la música y así comprender una palabra compleja para los colombianos: la memoria. Sí, la memoria, su importancia y la relevancia que adquiere cuando se habla de arte, territorio y de nuestros creadores. Y toco este tema no solo por Elkin, sino por muchos otros grandes que se nos han ido y pasan sin pena ni gloria por los anaqueles empolvados de la perversa e injusta memoria.

Una propuesta

A través de la historia, los músicos han sido homenajeados no solo con conciertos y tributos, también, inmortalizando su nombre en los rincones de las ciudades:

Como pasó con Lennon en Inglaterra, en Kensington con la Lennon Street; también La Miles Davis Way y la Joey Ramone Place en Nueva York; la calle Gustavo Cerati en Paraná, Argentina; la AC/DC Lane en Melbourne; la David Grohl Alley, en Ohio; la Frank Zappa Strasse en Berlín, la estación de Metro Paco de Lucía en Madrid, y así, con otros artistas como Jimi Hendrix, en Washington; Jay Z, en Nigeria; Paul Anka, en Canadá, y Sam Cooke, en Chicago.

Muchas calles ahora se llevan no solo las miradas y las fotografías para la historia, sino el recuerdo respetuoso y agradecido de grandes que han puesto su vida entera en la música.

Y bueno, ha pasado con equipos de fútbol, próceres de la patria, políticos, historiadores, por qué no con los músicos colombianos que han hecho no solo historia, sino que han dejado su legado.

En la ciudad, por ejemplo, existe el Parque Juanes de la Paz, o incluso, nuestro querido Teatro Carlos Vieco Ortiz.

Yo propongo la calle Elkin Ramírez, en Medellín, o la plaza, o el parque, como un agradecimiento al hombre que le enseñó de canto, de rock, de poesía, de pintura y de respeto, a muchos que incluso lo irrespetaron.

Me encantaría que la Secretaría de Cultura, la Alcaldía y el Concejo de Medellín, la Gobernación de Antioquia y los entes que tengan dentro de su alcance, que pensaran una decisión como esta, considerarla y quizá hacer un homenaje a un prócer musical que se lo merece. ¿Se suman a la iniciativa?

#YoQuieroLaCalleElkinRamírez.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD