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En la tarde de este martes comenzará el retorno oficial de los 845 indígenas embera katío asentados en Medellín desde hace meses. Así lo confirmó la Unidad para las Víctimas, que en conjunto con la Personería y la Alcaldía, acompañan este procedimiento.
En las inmediaciones del colegio Héctor Abad Gómez, donde decenas de integrantes de esta población armaron toldillos y cambuches en días pasados, luego de dejar los inquilinatos de la zona por problemas de convivencia, avanzan las labores de desmonte.
Desde la Unidad para las Víctimas expresaron que más temprano salieron los primeros vehículos con las pertenencias y enseres de un primer grupo, rumbo a Pueblo Rico, en Risaralda. Esa también será la primera parada de los indígenas una vez lleguen a ese departamento.
Posteriormente, vendrá un traslado a Santa Cecilia, un corregimiento que hace de frontera con el resguardo del Alto Andágueda, en Chocó, zona donde están ubicadas sus comunidades. Las autoridades han informado, hasta el momento, que hay un total de 30 buses dispuestos para este retorno.
Entre la logística también se cuentan siete camiones, que ayudarán a movilizar las pertenencias de los indígenas, a quienes se les realizaron exámenes médicos previo al viaje. Su salida de la ciudad tendrá lugar entre este martes 23 de mayo y el jueves 25.
Cabe recordar que esta medida fue el resultado de un acuerdo entre las autoridades locales y los líderes de ese pueblo indígena. El detonante, en su momento, fue una protesta de algunos integrantes de esta población por la falta de acompañamiento de la institucionalidad.
Ya hemos reseñado que buena parte de los indígenas que llegan a la ciudad son desplazados por el conflicto armado, víctimas del mismo y muchos padecen por el acceso a condiciones de vida digna en las comunidades en las que viven.
Su presencia en Medellín ha resultado en la explotación de niños y mujeres, mediante la limosna en algunos puntos y el trabajo infantil. También hay restablecimiento de derechos por explotación sexual, según el Icbf.
Sin embargo, los retornos ya han tenido lugar en otros años y son, al parecer, síntoma de un fenómeno cíclico de migración interna que aún las autoridades no logran resolver.