El 27 de enero pasado el medio digital To The Point publicó una entrevista a Andrés Castañeda, actor de la película Los reyes del mundo, de la cineasta Laura Mora, en la que él afirmaba que había huido de Yarumal, pues lo habían amenazado por la exposición que tuvo tras el éxito de la película; también dijo que le habían pagado injustamente y que había sido abandonado por la producción.
Creció en redes sociales y medios una polémica sobre la responsabilidad de la directora con los actores naturales de su película; Laura Mora fue acusada de tener una mirada de “pornomiseria” y de practicar cierto “extractivismo” por supuestamente aprovecharse de una realidad violenta y de la situación de vulnerabilidad de unos muchachos que querían reconocimiento.
No es la primera vez que se cuestiona a un director de cine por su trabajo con actores naturales. Lo vivió Rubén Mendoza con su película Señorita María, que lo llevó incluso a un litigio con la protagonista. Hay voces que reivindican la libertad artística de trabajar con los actores que los directores consideren idóneos para construir su obra y para exponer y reflexionar sobre la realidad.
El crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga llama también a valorar el aprendizaje alcanzado por una generación actual de directores que buscan un acercamiento poético a esa realidad conflictiva y se preguntan por la responsabilidad política de sus procesos de creación y producción.
Un mes después de las declaraciones de Castañeda, conversamos con Laura Mora sobre cómo ha vivido y enfrentado los cuestionamientos, y sobre lo que ha conocido que hay detrás de las entrevistas a Castañeda, después de que retomaran el contacto.
El arte no puede cambiar la realidad, pero puede dignificarla, ¿vale la pena insistir en ese camino?
“A pesar del dolor que siento hoy, quiero insistir en eso y en la libertad que tiene todo artista para buscar la manera cómo contar o cómo transmitir esas emociones. Hay algo también muy bello que pasa en esos procesos y que creo que se ha desconocido en este ruido mediático, de inmediatamente decir que lo que les pasa a los actores es malo, que son procesos ‘extractivistas’ y un montón de conceptos que desconocen lo que viven los actores”.
¿Cómo fue el caso con Los reyes del mundo?
“Estos chicos se dieron cuenta que podían habitar el mundo de otras formas, que eran buenos trabajando, disciplinados, creativos, amorosos; construyeron otras relaciones, han tenido otras amistades y así como en las películas miramos la realidad a través de otro y eso nutre nuestra mirada, a estos chicos también les pasó eso. Han aprendido a mirar y mirarse de otra manera”.
Después de décadas de retratar la realidad más cruda, ¿ha aprendido el cine colombiano a trabajar con actores naturales?
“No vemos tanto el cine nuestro como para decir que la audiencia ha podido acceder a esa mirada más profunda de nuestro país. Todavía somos muy prejuiciosos con nuestro cine. De lo que sí estoy segura es de que ese cine es de una potencia y de una complejidad narrativa como pocos cines tienen, y que en eso trasciende el registro netamente realista, y propone capas más complejas. Eso habla de una generación que se hace preguntas constantes sobre la imagen, sobre cómo alejarnos de una representación de la violencia que solo sea descarnada y cómo encontrar otras maneras de aproximarnos a la belleza”.
¿Cree que hay algo que justifique o explique los reclamos que hizo Andrés en el video?
“No, y no solo con Andrés, con todos los chicos ha existido un acompañamiento que tiene que ver con sus procesos personales, académicos, de salud, laborales, con estar muy pendientes de ellos todo el tiempo. Entonces sí que nos sorprenden mucho sus declaraciones”.
¿Cuánto se le pagó por su participación en la película?
“No me parece prudente dar la cifra, ni por él ni por los otros chicos. Hubo una decisión de que el pago de todos los cinco fuera igual, y eso significó un esfuerzo muy grande para la película. También se les hizo una lectura y una socialización de ese contrato, porque la lectura de un contrato es muy compleja”.
¿Cuándo cree que comenzó Andrés a distanciarse del acompañamiento de la película?
“El 13 de enero me llamó a decirme que había salido en una lista negra en Yarumal, en la que aparecía su nombre y el de su compañera, y que estaban en Medellín. Le dije que teníamos que ir a las instituciones a poner una denuncia. Él me dijo que tenía que llegar a una finca en Amagá donde le iban a dar un trabajo y que no tenía plata, a pesar de que nosotros le habíamos consignado dinero unos días antes. Por la insistencia y el desespero le di más plata para que hiciera ese viaje, con el compromiso de que esa noche íbamos a tener una conversación muy seria sobre lo que estaba pasando y sobre su futuro”.
¿Qué pasó entonces?
“Él mencionó que su novia estaba en embarazo, cosa que nos preocupó mucho. En la noche me volvió a llamar y pensé que ya estaba en Amagá, pero me dijo que había botado la plata y que necesitaba más. Le dije que no podía haber ese nivel de irresponsabilidad, que no me parecía lo correcto y me negué. Esa noche él llamó a mucha gente a pedirle plata y tuvo una negativa de casi todas las personas a las que llamó”.
¿Establecer un límite a sus demandas pudo darle motivos?
“No sé si eso despertó ese sentimiento de abandono. A partir de ahí, Andrés desapareció. Intentamos contactarlo a través de la mamá, por Facebook, pero no apareció; 15 días después, es decir, el 27 de enero, nos reunimos a celebrar el cumpleaños de otro de los chicos de la película. Esa noche hubo una proyección masiva a las afueras del MAMM, que fue muy impresionante, y al otro día apareció el video con sus reclamos”.
En ese, Andrés dice que está en el centro de Medellín y aparece un tercero que le ayuda...
“En el momento en que aparece el video, también aparecen unas redes sociales a nombre de Andrés que no son propias de él ni de los chicos de la película, es decir, ellos no usan Instagram, no usan TikTok ni Twitter. Unas redes sociales con unas descripciones que no concuerdan con las expresiones de Andrés, había unos hashtags y unos contactos que tampoco coincidían con su comportamiento habitual, eso inmediatamente generó sospecha de que podía haber terceros, por eso conservamos la prudencia y la calma para entender qué estaba pasando exactamente”.
¿Volvieron a hablar con él?
“Intentamos contactarlo y no fue posible. Más o menos 8 días después de la salida del video, recibí un mensaje de voz de un señor que decía ser un comerciante del centro de Medellín y que era el asesor de Andrés porque él no estaba en capacidad de comunicarse conmigo, que no era su deseo y que todo tenía que ser a través de este señor. Fue sospechoso, le dije que Andrés era mayor de edad y que la comunicación siempre había sido directamente con él”.
¿Hubo más contactos con este comerciante?
“Eso nos puso alerta a todos. Al día siguiente Mirlanda Torres, la productora, recibió una llamada de esta persona que le dice que está ayudando a Andrés. Mirlanda intenta entender qué está pasando y en un momento de la conversación, él le dice que si no llegan a un acuerdo económico, viajaban a Bogotá y hablaban con una persona de un medio grande aliado de ellos, y que iban a continuar con la noticia. Volvió a llamar al otro día y por sugerencia de los abogados decidimos no contestar y ahí paró nuestro conocimiento sobre esa tercera persona”.
Y no volvió a tener contacto directo con Andrés...
“Hace dos semanas Andrés me contactó y me habló de unas amenazas. Le dije lo que siempre hemos dicho, que había que acudir a las autoridades. Lo convencimos y nos encontramos en la Alcaldía de Medellín. La Secretaría de la No Violencia nos abrió un espacio con personal de la Secretaría de Seguridad para atender sus denuncias y sus quejas y entender qué era lo que estaba pasando”.
¿Qué les dijo Andrés a las autoridades?
“Andrés contó que los videos y las entrevistas se hacían a través de esta tercera persona que nos llamaba, y había alguien más encargado de redes sociales, de editar los videos, de organizar las entrevistas; incluso había hecho una entrevista con un periodista mexicano, ellos le decían qué decir y cómo actuar”.
¿Es claro entonces que hubo una instrumentalización de Andrés en ese momento?
“Sí, y eso está relacionado con el escándalo que hay en redes sociales”.
Hablemos de los otros cuatro protagonistas de la película, porque la crítica es de Andrés, pero poco sabemos de los demás...
“Con los otros cuatro chicos el proceso ha sido el mismo, es decir, de un acompañamiento muy cercano desde que empezamos el rodaje en 2021 hasta hoy. Además del apoyo psicosocial que hemos tenido, hay que entender primero qué quieren ellos con sus particularidades”.
¿Cómo ven ellos su futuro?
“Los menores de edad decidieron volver al colegio para validar el bachillerato. En agosto del 2022, gracias a un contacto de Cristina Gallego, encontramos un diplomado de producción audiovisual, lo tomaron, incluido Andrés, y como Andrés vivía por fuera de Medellín le ayudamos económicamente para que pudiera asistir, pero abandonó el proceso. Los otros cuatro se graduaron. Fuimos al grado y de ese diplomado salió un video escrito y producido por ellos, que ahora están enviando a festivales”.
¿Y los mayores?
“El que hace de ‘Culebro’ en la película, desde la grabación, cuando no tenía que actuar, empezó a trabajar con el equipo de luces. Ahora está en Bogotá trabajando en una película. Al que hace de ‘Sere’ le conseguimos una beca para la recuperación de la movilidad en su brazo derecho y su sueño es ser conductor, entonces le ayudamos a sacar el pase con su discapacidad y ahora está trabajando, no como conductor, como quisiera, pero está trabajando en una obra de construcción con una gente cercana a él y está feliz”.
¿Cómo los ha afectado la exposición mediática a ellos?
“He sido muy vehemente con el cuidado de la vida privada de estos chicos, es decir, ellos iban a tener una exposición natural de sus personajes y de la película, pero incluso desde el diseño del Press kit y del material de prensa de la película pedí no revelar nada de sus vidas privadas, porque me daba susto una aproximación lastimera o que eso los expusiera mucho más. No estuve de acuerdo con que se le hiciera a Andrés un perfil en un medio, me parecía que eso tenía riesgo para él”.
¿El caso de Andrés ha afectado a sus compañeros?
“Les ha dado muy duro, no solo por una preocupación natural por lo que puede estar pasando con él, sino porque sienten que no está diciendo lo justo frente a sus procesos”.
Si todos han vivido el mismo proceso e inicialmente tuvieron el mismo nivel de exposición, ¿por qué cree que la polémica se centra en un solo caso fallido?
“Creo que el mundo de hoy, de las redes sociales, funciona casi como un mundo de buenos, de una moral superior, donde estamos muy atentos a quién comete el primer error para caerle con un juicio moral muy fuerte, donde leer la contraparte no nos interesa. El primero de febrero sacamos una carta muy puntual donde contábamos esto que estoy contando y ha sido muy claro que eso no ha sido noticia, lo otro genera mucha más noticia, un boom mediático”.
¿Se ha sentido cancelada en esas redes sociales? ¿Cómo ha vivido este mes de escarnio público?
“Ha sido triste y muy doloroso, porque se está poniendo en duda algo con lo que he sido muy exigente conmigo misma. Desde mis primeros cortometrajes hay una obsesión con la idea de la justicia, me exijo mucho también frente a la ética del cine que hago, de mis procesos y en mi vida en general, y se está poniendo en cuestión un tema ético, con el que hemos sido absolutamente responsables y juiciosas. Eso afecta la relación con una película que ya es importante para la cinematografía nacional y para un cine hecho por mujeres”.
¿Usted cree que hay algo personal en su contra?
“He tratado de no sentirlo así, de no tomarme nada personal. Sí ha habido una cosa con mi nombre, no ha sido un reclamo que se le ha hecho a la película o a la producción, sino a mi nombre, pero no quisiera pensar que esto nace de un ataque personal, sino que el director es la persona más visible de una película y mucho más de este tipo de películas, y era la persona más visible a quién cuestionar”.