El as bajo la manga para la preservación de la Amazonia colombiana son los pueblos indígenas que la habitan, muchos de manera inadvertida para el mundo.
Hoy, 27 resguardos indígenas están traslapados con áreas protegidas por diferentes figuras, desde parques nacionales a santuarios de flora y fauna o reservas.
La Amazonia, que constituye 41 % del territorio nacional (483.000 kilómetros cuadrados), sufre diferentes tipos de presiones que amenazan los ecosistemas, desde la minería y extracción petrolera a la expansión agropecuaria.
La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada publicó la Cartografía Histórica de Áreas Naturales Protegidas y Territorios Indígenas.
En ella da cuenta de cómo ha sido el proceso de protección del territorio y de reconocimiento de los pueblos indígenas, visualizando su estado actual para una mejor toma de decisiones.
De las 18 áreas protegidas de la Amazonia colombiana, “14 corresponden a Parque Nacional Natural, con una extensión de 74.211 km2, dos a Reserva Nacional Natural (RNN Puinawai y RNN Nukak), un Santuario de Flora y Fauna (SFF Isla de la Corota) y un Santuario de Flora (SF Plantas Medicinales Orito Ingi Ande)”, según el documento.
Existen 31.766 kilómetros cuadrados de áreas sobrepuestas entre 27 resguardos y los territorios protegidos.
El PNN La Paya está sobrepuesto con 11 resguardos indígenas con un área de 320 km2; la RNN Puinawai la cual del total de su área tiene 11.032 kilómetros cuadrados compartida con 4 resguardos (Cuenca Media y Alta del Río Inírida, Parque Alta del Río Guainía, Ríos Cuiarí e Isana y Tonina, Sejal, San José y otros), y el PNN Yaigojé Apaporis el cual fue creado con la misma área que el resguardo indígena de ese nombre.
De acuerdo con un trabajo de Martín von Hildebrand (director de la Fundación Gaia que hace parte de la Red) y de Brackelaire en 2012, “el gran reto para los territorios indígenas en la Amazonía colombiana es lograr la sostenibilidad de la región, ya que la situación actual es frágil e inestable debido a la pugna de intereses económicos suscitados por la extracción de petróleo, maderas y minerales, entre otros.
Actualmente se atraviesa por un auge minero (legal e ilegal) ante el cual el gobierno ha presentado preocupación por los peligros que acarrea; como la afectación a lugares sagrados y a zonas de alimentación de los pueblos indígenas”. Los Parques Nacionales no se pueden tocar, explica Natalia Hernández Escobar, coordinadora SIG en Gaia. Los indígenas tienen derechos sobre el suelo, pero el subsuelo es del Estado.