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Repoblar corales: prioridad de las ciencias marinas

25 % de las especies marinas que se conocen hasta hoy viven en estos ecosistemas. Están en peligro.

  • Los corales, contrario a lo que se cree, no son plantas sino animales con reproducción sexual y asexual. FOTO getty
    Los corales, contrario a lo que se cree, no son plantas sino animales con reproducción sexual y asexual. FOTO getty
  • La investigación de la Universidad de Miami logró reintroducir corales cuya esperma había estado congelada. FOTO Agencia EFE
    La investigación de la Universidad de Miami logró reintroducir corales cuya esperma había estado congelada. FOTO Agencia EFE
22 de julio de 2021
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Desde su primera aparición en 2014, una devastadora y mortal enfermedad llegó a las aguas de Florida y otras zonas del Caribe. A la fecha, ha afectado a más de 20 especies diferentes de corales, se transmite por contacto directo y por la circulación del agua.

Se trata de la Enfermedad de Pérdida de Tejido de Coral Pétreo, Sctld, que ocasiona una infección (al parecer por una bacteria aunque no se tiene claro) que comienza en la base del coral y destruye poco a poco el tejido blando hasta llegar a las partes superiores. Los infectados pueden morir en semanas, si son pequeños, o meses y años si son más grandes. Causas, síntomas y la velocidad de la afectación aún no están claros y varían entre especies.

Para 2018, la enfermedad se estaba esparciendo rápidamente por la Florida, por lo que un equipo de rescate dirigido por la Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca de este estado y la organización responsable de los recursos marinos de Estados Unidos, Noaa Fisheries, comenzaron a retirarlos antes de que fueran alcanzados y los distribuyeron en acuarios públicos de este país.

Su objetivo era salvaguardar la diversidad genética y ayudar a restaurar, en un futuro, los arrecifes a partir de espermas y óvulos de estos animales conservados criogenéticamente (en bajas temperaturas) en laboratorios.

Ese futuro llegó: científicos de la Universidad de Miami lograron este año reproducir con éxito el coral cerebro (Diploria labyrinthiformis) para reintegrarlo a su hábitat. Lo que hicieron fue fertilizar óvulos de las colonias silvestres de Miami utilizando la esperma congelada desde 2018. Lo especial es que estos nuevos ejemplares podrían ser más resistentes a la enfermedad que los afectó en un inicio.

“Al cruzar los corales cerebro silvestres con los corales de rescate esperamos reintroducir parte de la diversidad genética que de otro modo se habría perdido en los arrecifes de Florida”, señaló Andrew Baker, biólogo coralino de la Facultad Rosenstiel de la Universidad.

La investigación de la Universidad de Miami logró reintroducir corales cuya esperma había estado congelada. FOTO<b> Agencia EFE</b>
La investigación de la Universidad de Miami logró reintroducir corales cuya esperma había estado congelada. FOTO Agencia EFE

Más de un peligro

Esta enfermedad no es la única que afecta a estos organismos. Hay otras, muy conocidas. Una de ellas es el blanqueamiento de corales, que puede ser causado por las altas temperaturas del agua, aguas dulces, mucha sedimentación, entre otras.

Gladys Bernal, profesora del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, explica que esto ocurre porque los cuerpos de los corales son esqueletos de carbonato de calcio blanco que, en realidad, viven con algas en su interior y son estos organismos los que dan color a los arrecifes. Con la enfermedad, el alga sale del esqueleto y, si las condiciones no mejoran, no vuelve y ahí sí puede ocasionar la muerte. El exceso de algas tampoco es bueno, pues estas podrían competir con los corales y acabar por sobrepasarlos y eliminarlos.

Sumado a esto, el calentamiento de los océanos, la sedimentación, la sobrepesca y otras acciones antrópicas se añaden a las amenazas.

Así, tanto causas naturales como humanas han ocasionado que 70 % de estos ecosistemas productivos estén amenazados, según la Organización de las Naciones Unidas, ONU. De estos, 20 % están destruidos sin esperanza de recuperación, 24 % corre riesgo de inminente colapso y 26 % estará en riesgo a largo plazo.

No se trata entonces de un problema único ni aislado. Ocurre en todo el mundo y puede tener consecuencias globales. Además de la pérdida de biodiversidad y, por consiguiente de colores de más de 4.000 especies de fauna y flora que viven allí, se perdería un importante depósito de carbono y se degradaría el sistema costero.

Esto último afectaría social y económicamente a más de 40 % de la población mundial que vive a menos de 100 kilómetros del océano, dice la ONU, y que no solo se alimenta de los animales que viven en los arrecifes, sino que además se sirve de ellos como escudo protector frente a huracanes y oleajes. Pero también acabaría por afectar a quienes no están cerca de las costas.

Lo que está haciendo la Universidad de Miami para reintroducirlos es importante, un gran paso, como ellos mencionan, pero la buena noticia es que no son los únicos. De hecho, hay muchos países y científicos que están realizando diferentes acciones para protegerlos y, una vez afectados, curarlos, recuperarlos o ayudar a su reproducción.

Un mundo a blanco y negro

Los corales son animales, organismos marinos, que se dividen, a grandes rasgos, en dos tipos, continúa Bernal. Unos son aquellos que crecen en las superficies, con algas y acceso a la luz, que se calcifican y crean grandes esqueletos conocidos como arrecifes. Los otros, solitarios y pequeños, se quedan en aguas más profundas y no son coloridos. “Los más importantes, en términos de productividad, son los primeros, pues son fuente para la pesca, el turismo y mucha biodiversidad”, añade.

Lizzete Quan, docente de la Facultad de Ciencias y Biotecnología de la Universidad CES, agrega que estos ecosistemas soportan una gran diversidad en un espacio pequeño: “Ocupan alrededor de 1 % de la superficie del fondo del mar y solo ahí habitan al menos 25 % de todas las especies marinas conocidas”.

Sumado a esto, son un depósito natural de carbono, pues lo absorben de la atmósfera y reducen su concentración, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Funcionan como barrera o colchón para las comunidades costeras frente a huracanes, tormentas tropicales y demás peligros y son proveedores de alimentos.

Sus colores y habitantes marinos atraen turistas y activan la economía de la región y en los últimos años investigadores han encontrado en ellos aplicaciones en la medicina y otras áreas de la ciencia.

Han sobrevivido a millones de años de erupciones volcánicas, terremotos, huracanes y demás disturbios naturales y han logrado evolucionar a pesar de ellos, pero las causas antrópicas (actividad humana), como el desarrollo de la costa no planeado, los vertederos de residuos, la sobrepesca (que disminuye los peces que se comen las algas para que no crezcan en exceso), el turismo no regulado, la deforestación, la agricultura con riegos y sustancias tóxicas, los sedimentos, plásticos y demás actividades humanas, han hecho que las pérdidas aumenten.

Estos daños que se avecinan de no hacer nada por detener el deterioro, no solo se reflejarán en el color y número de especies, sino en menos recursos para la pesca, menos turismo, inseguridad alimentaria y mayores niveles de gases de efecto invernadero, por mencionar algunas.

No todo está perdido

Además de los adelantos que está realizando Florida, otros países, incluidos Colombia, buscan la forma de frenar la pérdida y reintroducir corales a sus mares.

Puerto Rico, por ejemplo, reconoció la amenaza de la enfermedad de pérdida de tejido de coral para sus 245 kilómetros de arrecifes de corales y están adelantando investigaciones con tratamientos efectivos para las lesiones de la infección y están trabajando en reducir y prevenir la contaminación y sedimentación.

Barbados ha invertido millones de dólares para salvar 75 % de sus arrecifes afectados, sobre todo, por el anclaje masivo de cruceros, pero también por la erupción del volcán La Soufriere en abril en San Vicente y las Granadinas. Plantaron corales en las zonas más problemáticas y buscan no permitir que los cruceros fondeen en las costas.

En Panamá también avanzan. Allí establecieron su primer refugio de vida silvestre en Isla Iguana ya desde 1981 y aún protegen el que es el arrecife de coral más grande y antiguo del Golfo de Panamá.

En Colombia, donde hay 2.860 kilómetros cuadrados de arrecifes y 60 % de ellos bajo algún grado de amenaza, el Gobierno anunció un plan de recuperación, rehabilitación y restauración de corales de la zona insular que iniciará con la introducción de un millón de estos organismos y con una inversión de 8.450 millones de pesos iniciales para ejecutar entre los años 2021 y 2022.

70 %
de los sistemas coralinos del mundo están amenazados, según la ONU.
4.000
especies de fauna y flora viven en arrecifes, por lo que sustentan la biodiversidad.

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