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Cannabis medicinal se apunta para la reactivación

El país tiene legislación que promueve esta agroindustria y hay interés por invertir. Le contamos cómo va el negocio.

  • “La industria del cannabis medicinal en Colombia muestra que ésta se está configurando como una industria farmacéutica sólida”: Fedesarrollo. FOTO sstock
    “La industria del cannabis medicinal en Colombia muestra que ésta se está configurando como una industria farmacéutica sólida”: Fedesarrollo. FOTO sstock
09 de junio de 2020
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La puesta en funcionamiento de la plataforma digital para el control del proceso del cannabis medicinal y la autorización concedida a Santa Marta Golden Hemp para exportar 100.000 semillas de la planta constituyen los pasos más recientes dados por las autoridades colombianas para impulsar esta agroindustria.

Sobre el Mecanismo de Información para el Control de Cannabis (MICC) la ministra de Justicia, Margarita Cabello Blanco, explicó que esta es una herramienta tecnológica diseñada para apoyar la labor de los componentes administrativo y operativo de control del cannabis para uso médico y científico.

“Es un sistema que nos permite canalizar todos los trámites de licenciamiento, desde la radicación hasta la expedición, y efectuar luego el control y seguimiento a las obligaciones y transacciones de los licenciatarios”, añadió la funcionaria.

Por su parte la exportación de semillas fue presentada a comienzos de mayo como la primera en el país otorgada por el Ministerio de Justicia con el apoyo de la Ventanilla Única de Comercio Exterior (Vuce) del Ministerio de Comercio.

Dumar Cárdenas, subdirector de Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y Estupefacientes de la cartera de Justicia, comentó que las semillas se enviaron a Denver, Colorado, en los Estados Unidos. “Santa Marta Golden Hemp cumplió los requisitos ante el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), los cuales están en la regulación del cannabis medicinal, y despachó el material a una ciudad en el extranjero donde este tiene un estatus legal”.

Este anuncio hace parte del desarrollo de la normativa que se expidió desde 2016 para reglamentar el acceso al uso médico y científico del cannabis, es decir la Ley 1787 de 2016 y el Decreto 613 de 2017.

El flagelo del narcotráfico ha hecho que la regulación sea estricta y que se controle desde la producción de las semillas para la siembra hasta los procesos de elaboración a partir de las plantas y su venta, tareas en las que además del Ministerio de Justicia intervienen las carteras de Salud y Agricultura, así como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) y el Fondo Nacional de Estupefacientes.

Licenciamiento, una gestión creciente

Según la subdirección de Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y Estupefacientes del Ministerio de Justicia entre septiembre de 2017 y abril de este año se han expedido 656 licencias para actividades asociadas con este vegetal: 98 para el uso de semillas para la siembra, 164 para el cultivo de cannabis psicoactivo y 394 para cultivo de cannabis no psicoactivo (ver Glosario).

Según el listado, son pocas las zonas del país para las que no se han tramitado licencias, pues se encuentran empresas desde La Guajira en el norte colombiano hasta Nariño en el sur, y desde el Valle y Cauca en el occidente hasta Vichada en el oriente.

Para el caso de Antioquia se contabilizan 23 licencias para el uso de semillas para siembra, 42 para cultivo de cannabis psicoactivo y 80 para cultivo de cannabis no psicoactivo, para un total de 145.

De estas, en un negocio en el que la integración vertical es posible (desde el manejo de las semillas hasta la producción), solo cinco solicitaron las tres licencias y se las concedieron, entre ellas Puriverde y Medical Association of Cannabis Research Macre, ambas ubicadas en Guarne; Tierra Pharma de San Carlos en el Oriente antioqueño; Acroa de Betania en el Suroeste del departamento, y Grupo Katio localizado en Copacabana, norte del Valle de Aburrá.

Igualmente se han otorgado autorizaciones a nueve personas naturales interesadas en cultivar la planta. Y salvo el Occidente y el Bajo Cauca, las licencias están distribuidas por toda la geografía paisa, pero principalmente en localidades del Oriente como Rionegro, El Carmen de Viboral, Guarne y Marinilla.

A lo anterior debe agregarse el listado de inscripción ante el Ministerio de Justicia de 4.192 personas (cifra al 7 de mayo de 2020) que cumplen las condiciones de pequeños y medianos cultivadores, productores y comercializadores de cannabis (355 de Antioquia), algunos de los cuales poseen licencia.

Entre ellos figura la odontóloga Luz Ofelia Gallo quien hace dos años vio en el cannabis una alternativa medicinal para tratar síntomas y patologías de los pacientes.

“Desde hace dos años surgió la idea de establecer un pequeño cultivo, ajustado a la normas, con un enfoque en la investigación”, relató la emprendedora, quien añadió que entre los trámites, la consecución de los terrenos y la falta de recursos, a la fecha, no ha sido posible montar el proyecto productivo.

Confió en que una vez superada la pandemia de la covid-19 la iniciativa pueda tomar impulso y arrancar en 2021 con un cultivo de media hectárea, que genere unos 25 puestos de trabajo y una inversión inicial de 400 millones de pesos.

Igualmente, se declaró esperanzada en que la apuesta de la Gobernación de Antioquia y su plan para que la Fábrica de Licores tenga una filial en esta actividad, pueda consolidar una red de pequeños proveedores de la materia prima, que esa nueva sociedad va a requerir.

Esta idea fue aprobada por la Asamblea a finales de mayo, cuando se le dio el visto bueno al plan de desarrollo 2020-2023 que, en su capítulo de “Productividad agropecuaria y reconversión de los sistemas productivos a polos de desarrollo agrotecnológicos”, contempla la ejecución de un proyecto de cannabis medicinal.

Estado actual de este sector agroindustrial

Pero, ¿qué otros avances le ha permitido la legislación al desarrollo de este negocio? Rodrigo Arcila, presidente de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (Asocolcanna creada en julio de 2017), sostuvo que cada vez las empresas se van aproximando al mercado con sus productos.

“Es muy importante ver como ya las exportaciones inician su curso por empresas que han logrado obtener sus sellos de calidad y concretar negocios, tanto en el mercado interno como externo. El negocio no está aún maduro, pero va en esa línea”.

Asocolcanna tiene 33 empresas afiliadas, y según Arcila se trata de firmas que están desarrollando el objetivo establecido en las licencias y autorizaciones que han recibido. “Si nos atenemos a las cifras analizadas en estudios realizado por Fedesarrollo y Pricewaterhouse Coopers (PwC), en dos años podremos tener unas 1.400 hectáreas sembradas en Colombia (a 2019 se estima que había 56 hectáreas) con la expectativa de tener una buena proveeduría de aceites, resinas y extractos para la producción de toda una serie de productos que van desde lo industrial hasta lo medicinal”, resaltó el dirigente gremial.

Además, hizo notar la generación de puestos de trabajo por esta agroindustria, pues las estimaciones muestran que serían unos 17 empleos directos por hectárea similar a la floricultura, fuera de toda una red de empleos indirectos. “La demanda latente en el mundo será muy importante para que el sector cannabis tenga un papel clave en la recuperación de la economía colombiana en el inmediato futuro”, dijo.

El reporte de Fedesarrollo, mencionado por el presidente de Asocolcanna, fue publicado en diciembre y entre las conclusiones planteadas por el grupo de investigadores, encabezado por Juan Mauricio Ramírez, se señaló que el desarrollo de la industria del cannabis medicinal depende de la presencia simultánea de varios factores, el primero de ellos es la voluntad política del gobierno expresada en una regulación que permite el desarrollo de actividades de cultivo, transformación, uso, comercialización y distribución de cannabis con propósitos medicinales.

Igualmente, se indicó que otro aspecto clave será que los médicos acepten y receten medicamentos basados en componentes del cannabis. “Dicha aceptación por parte de los médicos está directamente relacionada con las evidencias científicas acerca de las propiedades de productos basados en cannabis para mitigar o tratar diversas patologías”, se lee en el texto.

A lo anterior, debe agregarse la implementación de un canal de acceso para que los pacientes y los consumidores puedan adquirir, con las debidas regulaciones, los productos médicos y fitoterapéuticos basados en cannabis y que hay incentivos económicos que atraigan la inversión privada para el desarrollo de la industria (ver Para saber más).

Una Hoja de ruta trazada al 2032

Colombia Productiva, entidad adscrita al Ministerio de Comercio, elaboró un plan sectorial que servirá como carta de navegación para la industria farmacéutica, el cual incluyó un apartado de la industria de cannabis medicinal.

“Colombia ha enfocado sus esfuerzos en desarrollar el sector como parte de la industria farmacéutica. Sin embargo, es importante conocer todos los usos que tiene la planta, y como esto determinará el desarrollo del sector a futuro”, se lee en el texto, que contempla desde productos consumibles (bebidas alcohólicas, alimentos para seres humanos y mascotas, bebidas energéticas y cigarrillos), así como productos para la salud, la belleza, el cuidado personal, tejidos, y ropa (ver Informe).

A su turno, al no disponer de información fehaciente de años anteriores y tomando algunas referencias y muestras del negocio, PwC elaboró una serie proyecciones utilizando como línea base el año 2022. En esas cuentas, la firma consultora estimó que en dos años las ventas en Colombia serán de 175.276 millones de pesos para escalar a 1,42 billones en 10 años.

Por el lado de las exportaciones, estas subirían de 245 millones de dólares en 2022 a 7.211 millones en 2032, es decir se multiplicarían 29,4 veces en 10 años. En 2019 las ventas al exterior de un monto cercano a 245 millones de dólares fueron las de abonos y las de puertas y ventanas. Entretanto, los cultivos crecerían de 139 hectáreas a 1.767 y el empleo aumentaría de 2.401 a 27.530 puestos de trabajo.

El negocio

vs. las voces en contra

Con la normativa expedida por parte del Gobierno que promueve el desarrollo de la agroindustria cannábica, los anuncios de las empresas que obtienen las licencias para procesar la flor apuntan a la elaboración de derivados como extractos, aceites o resinas para exportación, así como su uso nacional o para fines de investigación, como es el caso de Med Colombia, Medcann, PharmaCielo.

Otras, como Blueberries Medical Corp ya tiene acuerdos con la cervecera India Colorada para investigar la producción de bebidas con cannabis a gran escala.

En el país también se han celebrado ferias como ExpoMedeweed (en Medellín) o Expocannabis (en Cartagena), y en el exterior Khiron Life Sciences ha llevado su marca de belleza (Kuida) a Cosmoprof Worldwide (en Italia)

Ante ese panorama, Andrés Aguirre, director del Hospital Pablo Tobón Uribe, sostuvo que el cannabis no resuelve ningún problema de salud pública. “Es que son muy escasas las indicaciones y apenas se está construyendo evidencia científica más sólida”.

Y añadió: “Salvo las pocas indicaciones del cannabis, ¿en cuántos de los otros usos su eficacia depende de un efecto placebo? La investigación científica debe responder”. Y advirtió que deben tenerse en cuenta los efectos secundarios del uso medicinal de esta planta y los eventos adversos o daños que puede ocasionar todo medicamento.

Desde la perspectiva de Martha Ciro, docente en neurología de la Universidad del Rosario, el cannabis sí sirve en algunas patologías asociadas al dolor y al sistema nervioso y que así lo demuestran estudios científicos hechos en Canadá, pero insistió en que “en esos casos ese es un medicamento de segunda línea, nunca es una indicación de primera línea”.

Explicó que los productos que hay en el mercado se elaboran a partir de fórmulas magistrales, es decir preparaciones farmacéuticas para atender una prescripción médica, de un paciente individual, que requiere de algún tipo de intervención técnica y cuentan con aprobación del Invima.

“Apenas estamos en la fase de educación sobre este tema. Se habla de sus bondades y hay información pero todavía no está muy extendida”, concluyó.

Desde la presidencia de la Cámara Colombiana de Cannabis Medicinal e Industrial, César Díaz, mencionó que aunque esta es una industria con vocación exportadora, el mercado nacional es muy importante. “Ya están aprobadas fórmulas magistrales, así como medicamentos para pacientes que padecen de epilepsia refractaria. También, se comercializan productos cosméticos a base de cannabis, como cremas, protectores solares, champú, humectante para labios y tónicos faciales entre otros, y para el dolor pomadas, geles y aceites. Con el desarrollo de la industria, se espera ver más productos medicinales e industriales a base de cannabis”, comentó

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