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Mediante la expedición del Decreto 414 el Ministerio Comercio ajustó los aranceles a la importación de confecciones, con lo que pretende proteger la producción nacional.
La norma argumenta que en el año 2020 el valor de las importaciones de confecciones observó un descenso del 40,1 %, sin embargo, a partir de noviembre y diciembre del mismo año, se recuperó hasta llegar a niveles similares a noviembre y diciembre del año 2019.
En ese contexto, el Gobierno consideró que debido a los indicadores negativos en las cifras de producción y de empleo del sector, sumado al aumento de las importaciones de textiles y confecciones a precios
ostensiblemente bajos en el transcurso de los últimos meses del año 2020 y primeros del 2021, es necesario establecer medidas inmediatas para proteger al sector manufacturero de los textiles y las confecciones.
El decreto, entonces, estableció un arancel del 40 % ad valorem a las importaciones de confecciones cuando el precio declarado sea inferior o igual a 10 dólares por kilo. Además, fija un arancel del 15 % ad valorem más 1,5 dólares por kilo, a las importaciones cuando el precio declarado sea superior a 10 dólares.
Pero, ¿qué piensan los empresarios de esta medida?
Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA), reconoció que aunque la norma va en la dirección correcta, pero no remedia la compleja situación que atraviesa esta industria.
El dirigente explicó que entre 0 y 10 dólares como reza la norma solo ingresa el 2 % de las importaciones de productos confeccionados al país y eso no tiene un gran impacto negativo. “El impacto grande está entre 15 y 27 dólares, franja en la que sí entran al país gran parte de las importaciones, es decir camisas, pantalones o blusas. En ese segmento funciona un arancel del 15 % y la única modificación que se le hace es agregar 1,5 dólares por kilo”.
Rodríguez ejemplificó que la actualidad, la diferencia en el precio de una camisa manga larga producida en Colombia con las importadas de Asia es de unos 4.500 a 6.000 pesos, aplicando el nuevo arancel la reducción es solo de 1.100 pesos. Es decir, pese a la buena intención sigue siendo más barato producir en Asia.
Insistió en que lo que se requiere es la implementación de una política estructural que impulse y dinamice al sector confeccionista, para hacerlo más competitivo.
Añadió que en estas condiciones están en riesgo los puestos de trabajo de esta actividad. “Prueba de eso es que hace 2 años el sector generaba 1,8 millones de empleos, antes la pandemia ya había bajado a 1,61 millones y durante la pandemia perdimos 120.000 plazas, entonces el problema no es de empresarios porque ellos se acomodan, el problema es qué va a pasar con el empleo de la confección que en su mayoría es de mujeres”.
Y es que las cuentas de la CCCyA muestran otras grandes diferencias, pues según esa entidad en Bangladés se pagan 50 dólares por jornadas laborales a las 8 horas, mientras aquí se pagan 400 dólares por jornadas de 8 horas. El costo de la energía en Vietnam es un 19 % más barato que en Colombia y en China los empresarios reciben un incentivo a las exportaciones del 17 % y aquí, por el contrario, no hay estímulos, sostiene Rodríguez.
Una visión similar a la de la CCCyA expresó Fenalco el mes pasado cuando se conoció el borrador del decreto, aunque voceros de ese gremio dijeron que solo se pronunciarán al respecto el lunes.