En marzo de 2011 los negativos resultados operacionales de la caja de compensación Comfamiliar Camacol, llevaron a la Superintendencia del Subsidio Familiar (Supersubsidio) a intervenirla, con el propósito de aplicar ajustes y mejoras que le aseguraran un futuro sostenible.
Los resultados de este procedimiento se vieron entre 2014 y 2015 cuando la entidad acumuló excedentes en sus estados financieros, pero en los últimos tres años los reportes volvieron a ser negativos. Solo en 2018 las pérdidas sumaron los 3.822 millones de pesos (ver gráfico).
El miércoles, durante la asamblea anual de afiliados se presentó el informe del año pasado, en el que se señalaron presuntos malos manejos de la administración anterior, en cabeza de Norha Helena Salazar, y sugirieron que su intención era propiciar las condiciones para una eventual fusión con otra caja.
Juan Guillermo Valencia, quien hace dos meses asumió la dirección de Comfamiliar Camacol, explicó que la entidad está bajo vigilancia especial por parte de la Supersubsidio y descartó que esta vaya a ser intervenida otra vez. “No queremos eso, y el equipo que hemos conformado cree que la caja tiene futuro y que hay mucho trabajo por hacer”.
El plan de acción expuesto por Valencia apunta por un aumento en el número de empresas y trabajadores afiliados, y fortalecer el Fondo de Vivienda de Interés Social (Fovis), que el año anterior solo otorgó 46 subsidios por 197 millones de pesos.
“Estamos motivados y en estas ocho semanas hemos encontrado solidaridad y acompañamiento de los empresarios, los trabajadores, y entidades públicas. Recibimos la caja con 17.025 trabajadores y ya tenemos a unos 8.000 que quieren afiliarse, lo que nos representará nuevos ingresos”, dijo el director de la caja de compensación.