El Gobierno chino anunció la cancelación de una subida arancelaria que tenía previsto imponer a bienes estadounidenses después de que las dos partes llegaran el viernes pasado a un acuerdo parcial para mitigar su disputa comercial.
No obstante, los otros tributos ya impuestos a productos estadounidenses siguen vigentes, según un comunicado publicado por el Ministerio de Finanzas.
“China espera, sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo, trabajar con Estados Unidos para resolver adecuadamente las preocupaciones del otro y promover el desarrollo estable de las relaciones económicas y comerciales”, agrega la información.
El mundo está pendiente de lo que pase por esta disputa, pues su impacto se ha reflejado en las cifras del comercio mundial, así como en las expectativas de crecimiento económico.
De hecho, la secretaria general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, sostuvo que el “volumen de comercio mundial es negativo por primera vez desde la crisis económica y financiera global”, debido a la disputa en su último reporte, lo que se suma a la caída de precios de productos básicos y afecta a la región.
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En sus últimas previsiones de crecimiento mundial, publicadas en octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajaba sus proyecciones de expansión al 3 % este año, dos décimas menos que en julio, lastradas por las dudas que ha generado esta disputa.
Empieza el principio del fin
Tras casi 18 meses de guerra comercial, y la consiguiente escalada de aranceles, el viceministro chino de Comercio, Wang Shouwen, que los dos países habían llegado a un acuerdo de “primera fase” que aborda temas como la transferencia de tecnología, la propiedad intelectual, la expansión del comercio y el establecimiento de mecanismos para resolver disputas, entre otros.
De forma prácticamente simultánea, el presidente estadounidense, Donald Trump, confirmaba el acuerdo a través de Twitter y anunciaba que no aplicará una nueva ronda de aranceles a productos chinos desde el 15 de diciembre.
Trump señaló que espera que China duplique las compras anuales de productos agrícolas estadounidenses, hasta alcanzar un valor anual de 50.000 millones de dólares.
Sin embargo, EE. UU. mantiene aranceles del 25 % a importaciones chinas valoradas en 250.000 millones de dólares, junto con unos gravámenes reducidos del 7,5 % a importaciones adicionales valoradas en aproximadamente 120.000 millones de dólares, informó Robert Lighthizer, representante de Comercio Exterior de EE.UU.
Por su parte, China aseguró que las dos partes se han comprometido a retirar por fases los gravámenes que ambas partes se han ido imponiendo durante la disputa.
Aún hay incertidumbre sobre el cierre de la tensión pues las negociaciones entre ambas partes han sufrido sobresaltos, con informaciones contradictorias y críticas veladas