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Amago de huelga que cuestiona la falta de empresa en el fútbol

Problemas financieros y diversificar el negocio son algunos de los retos de los clubes en Colombia.

  • Problemas financieros y diversificar el negocio son algunos de los retos de los clubes en Colombia. Foto: Julio César Herrera
    Problemas financieros y diversificar el negocio son algunos de los retos de los clubes en Colombia. Foto: Julio César Herrera
28 de octubre de 2019
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Un reportero gráfico de El País de España congeló el momento en que Pascual Tejerina le daba golpes a un balón, mientras el comisario y asistentes esperaban a ver si se disputaba la novena fecha de la temporada 78/79 de la liga española. El 6 de marzo de 1979, Tejerina, retratado en la cancha sin jugadores, fue primera página de la sección de deportes: la pelota que iba a hacer famosos a Quique Wolff y Vicente del Bosque hizo noticia al de Valladolid.

Lo de Tejerina fue el único fútbol que se vio ese día en las canchas de España, tras la decisión de los profesionales de ir a paro. Una huelga que quedó registrada en revistas y noticieros como la de “las botas caídas” y que ayudó, entre otros, a que los futbolistas no fueran obligados a quedarse en un sólo equipo, dándoles la libertad de firmar con el club que quisieran.

40 años después, en Colombia se abre la puerta a la que sería la primer huelga de este tipo. Paro que si bien se había anunciado a partir del próximo 3 de noviembre, fue suspendido por los futbolistas (temporalmente) dado que el Ministerio de Trabajo y la Comisión Especial de Tratamiento de Conflictos de la OIT insisten en poder llegar a un acuerdo.

Exigencias relacionadas al cumplimiento en pagos, derechos laborales y garantías para que la pensión no sea una utopía son algunos de los reclamos que según la agremiación de futbolistas no han sido escuchados y que llevaron a las directivas de sus clubes, y ante la División Mayor del Fútbol Colombia (Dimayor), con excepción de Nacional y Junior, que han respaldado el apoyo corporativo de sus clubes.

Frente a este punto, Jorge Enrique Vélez, presidente de la Dimayor, envió una carta al viceministro de Trabajo, Carlos Baena, argumentando que, al no ser empleadores de los futbolistas, no tienen competencia para tratar las exigencias.

La situación vuelve a poner de manifiesto un problema: la necesidad de contar con instituciones deportivas que sean concebidas como firmas deportivas de verdad. Así lo manifiesta Giovanni Reyes, profesor de empresas de la Universidad del Rosario.

Para el experto es importante que los clubes sean cada vez más conscientes de las necesidades que tienen los empleados, y que se creen condiciones laborales que vayan en satisfacción de los derechos fundamentales: “que el pago del salario sea cumplido, que el jugador sienta la seguridad de que aspectos como la pensión y salud serán cubiertos”.

Gran parte del fútbol colombiano adolece de la necesidad de encontrar ingresos que le supongan un respiro económico. Si bien negocios como el canal premium (que transmitirá los partidos más importantes de la Liga), y la venta al exterior de los derechos de transmisión del torneo suponen una salida, el dinero no alcanza (ver Antecedentes).

Fernando ‘Pecoso’ Castro fue jugador de equipos como el Cali y Once Caldas. También ha sido técnico de clubes como Independiente Santa Fe y América de Cali, entre otros. Además de ser reconocido por lo que representó para sus equipos, se le conoce por las constantes quejas que ha manifestado a la estructura empresarial del fútbol local.

“Cuando empecé no tenía mayores preocupaciones en los temas de la pensión porque trabajaba en la Central Hidroeléctrica de Caldas. Después el fútbol se convirtió en la principal fuente de ingresos, y ahí cambió el tema. Pero ha costado tanto que hoy sigo esperando”.

‘Pecoso’ resalta que si bien aún hay camino por recorrer, se ha avanzado y la pelea que han dado los futbolistas por organizar el fútbol es valiosa.

Carlos González Puche, presidente de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), dijo que hay que hacer una renovación de ciertos estamentos sobre la lógica en la que está concebida la estructura de la liga nacional, que compromete el cambio y el respeto por más derechos laborales.

“El estatuto del jugador hay que entrar a revisarlo, el tema de las vacaciones, los tiempos en los que se juegan las competencias internacionales, todo hay que garantizarlo. Si se quiere que este sea un negocio serio, hay que hacer cambios de raíz”, explicó González.

Las finanzas del deporte

Lo cierto es que los clubes necesitan, en principio, plantear una estrategia que les ayude a diversificar las fuentes de ingreso. Los datos a junio de 2018 del ejercicio de los 36 clubes del fútbol colombiano, entregados por la Superintendencia de Sociedades en agosto del año pasado, daban cuenta de que los ingresos de esas instituciones sumaban 293.828 millones de pesos. Mientras que el patrimonio llegaba a los 179.248 millones.

Ocho equipos (Unión Magdalena, Atlético Huila, Real Cartagena, Cúcuta Deportivo, Once Caldas, América y Medellín) tenían cifras negativas en patrimonio. Por eso diversificar las fuentes de dinero sigue siendo un pendiente que pesa. La mayor cantidad de ingresos de un equipo proviene de la venta de jugadores, la boletería, derechos de transmisión que se pagan a través de la Dimayor y la publicidad. Pero, por ejemplo, el mercadeo y el patrocinio todavía no representan lo suficiente.

Ramiro Ruiz, presidente del Envigado Fútbol Club, explica que la situación tanto para grandes como para pequeños es complicada, y que el fútbol como modelo de negocio es tan volátil como el del petróleo.

En los próximos días se publicará un nuevo informe sobre los estados financieros de los 36 clubes con cierre a diciembre de 2018. Desde allí se conocerá cómo sigue la situación de instituciones como el América, Once Caldas, Real Cartagena y Cúcuta Deportivo, que han sido, hasta ahora, los únicos equipos aceptados en proceso de reorganización.

Y que se según conoció EL COLOMBIANO, han cumplido con los cronogramas y exigencias que les ha impuesto la Superintendencia de Sociedades. A la espera queda que se resuelvan las reuniones previas que sostiene Eduardo Méndez, presidente de Independiente Santa Fe, con ese ente de vigilancia para ver si el club bogotano es aceptado en ese mismo proceso.

Plan que se refiere básicamente a que las empresas acogidas por esa normativa tengan la oportunidad de renegociar sus deudas en caso de no poder pagarlas.

Si ese cronograma no se cumple, las compañías entran a proceso de insolvencia, es decir, revisar con los activos vigentes cómo se pueden pagar las moras. Paso en el que, según confirmó este medio, aún no hay algún equipo local (ver Radiografía).

Por ahora, dice la agremiación de futbolistas que la tarea de mirar por dónde ingresar más dinero a los clubes parece complicarse. Concentrase en la formación de jugadores, para luego venderlos al fútbol internacional sería una opción, siempre y cuando exista la infraestructura para garantizarles condiciones de crecimiento profesional y social.

En este punto hay que recordar que según datos de la Superintendencia de Sociedades, entre 2016 y 2017 los ingresos por escuelas de formación crecieron 6,5 % dentro de las finanzas de los clubes. Esto quiere decir que mientras en 2016 recibieron 13.230 millones de pesos por ese rubro, durante el ejercicio de 2017 el número llegó hasta los 14.091 millones de pesos.

6,5 %
crecieron los ingresos de los clubes correspondientes a escuelas de formación.

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