Ser pobre en Colombia significa tener ingresos mensuales per cápita por debajo de 331.688 pesos (que en una familia de cuatro personas equivale a $1.326.752); mientras que estar en pobreza extrema quiere decir que un ciudadano percibió en un mes menos de $145.004 (es decir, $580.016 en un hogar de cuatro integrantes).
Partiendo de definir esos márgenes, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló que el año pasado 3.551.522 habitantes de Colombia cayeron en la pobreza monetaria, con lo que la cifra total escaló a 21.021.564 personas (el 42,5 % de la población, proporción más alta desde 2012). De ellos, 7.470.265 están en la condición más extrema, a la cual se sumaron 2.781.383 en 2020.
Antioquia, particularmente, fue la cuarta zona más golpeada después de Bogotá, Valle del Cauca y Atlántico en la medida que observó 311.021 personas entrando a la pobreza, con lo que ahora son 2.328.477 habitantes en el departamento los que sufren dicha condición, es decir uno de cada tres (34 %).
“Lo más preocupante es la magnitud del problema y lo difícil que será revertirlo. No necesariamente con la recuperación económica esta población va a volver a los niveles de ingreso que tenía antes de la pandemia”, explica Francisco Azuero, profesor asociado de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes (ver Paréntesis).
Según él, preocupa que los cambios de hábitos en las personas producto de la coyuntura por el virus eleven la brecha social: la disminución de compra de alimentos a vendedores en la calle, menos contratación de servicios personales o incluso la virtualidad en la educación son algunos ejemplos que menciona.
Ese golpe que trajo la crisis actual se puede detallar en cómo evolucionó la incidencia de la pobreza monetaria en el total de la población de Antioquia, durante los tres años anteriores: mientras que en 2018 afectaba al 28,3 %, para 2019 tuvo un salto de 1,5 puntos porcentuales (pps) hasta impactar al 29,8 %; y ya el año pasado la citada escalada hasta el 34 % significó 4,2 pps más (ver Gráfico).
Además, los que están en el nivel más alto de vulnerabilidad (pobreza extrema) representan el 10,3 % de quienes habitan el departamento, es decir, 708.183 personas. Un indicador de alerta es que en este último número casi una tercera parte (32,7 %) se explica por las consecuencias de la pandemia.
Cifras llamativas
En concepto de Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, aunque no es una sorpresa que se haya expandido la pobreza en Colombia, un cambio que llama la atención es el del índice de disigualdad de la economía (Gini) que arrojó una variación significativa. Ese coeficiente, cabe reseñar, entre más cercano esté a 1 significa que una población es más desigual, y por el contrario, si se ubica más cerca de 0 refleja mayor equidad.
“Para el 2020 el índice de Gini en el total nacional fue de 0,54, mientras que en el 2019 era de 0,52. Este es un incremento bastante importante que está dentro de los más grandes de la región, la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y del mundo. Acá las ayudas monetarias que se tengan por parte del Gobierno nacional deben apostar a que la desigualdad cambie”, anota Olarte.
Igualmente, el experto recuerda que, según el propio Dane, de no haberse dado ayudas como la del Programa Ingreso Solidario (PIS) o los pagos extraordinarios de Familias en Acción, Jóvenes en Acción o Colombia Mayor, entre otros, la pobreza monetaria en Colombia no hubiera alcanzado al 42,5 % de la población sino al 44,7 %.
En ese sentido el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, recalca que el efecto de contención de las nuevas ayudas extraordinarias que se dieron en la gestión gubernamental, nacional y local de la pandemia mitigaron en 2,2 pps la incidencia de la pobreza.
“Es decir que sumado el efecto de las ayudas específicas que se desplegaron por las autoridades en 2020, al impacto reductor de las ayudas ordinarias (que existían antes de la pandemia) de 1,4 pps, todos los aportes permitieron ua contención de 3,6 pps de la incidencia”, añade Oviedo.
Dentro de lo observado por la entidad el directivo también reseña que mientras en las 23 ciudades principales del país más personas ingresaron al nivel de vulnerabilidad extremo, en las zonas rurales la tendencia fue opuesta toda vez que allí hubo una reducción de 108.030 habitantes (ver Claves).
“La zona rural aporta continuamente al crecimiento del Producto Interno Bruto y siempre estuvo excluida de las medidas de cuarentena y restricción a la actividad económica al ser esencial para garantizar la alimentación de todos los hogares confinados en el país. Además, allí hay una parte importante de los programas (sociales) vigentes en 2019 y que se profundizaron en 2020”, especifica Oviedo sobre ese comportamiento.
No obstante este indicador, lo cierto es que al cierre del año anterior diez departamentos tenían más de la mitad de su población en pobreza monetaria: La Guajira (66,3 %); Chocó (64,6 %); Magdalena (59,8 %); Córdoba (59,4 %); Cesar (58,3 %); Norte de Santander (56,3 %); Huila (55,6 %); Cauca (55,6 %); Bolívar (52,7 %) y Sucre (51,4 %).
¿Qué hacer?
Carlos Sepúlveda, decano de Economía de la Universidad del Rosario, es enfático en que el país retrocedió más de una década en indicadores de pobreza –en este caso su afirmación obedece a la comparación con los datos anteriores a 2012, cuando había una metodología distinta para medir ese indicador– y desigualdad y que en los datos recientes se refleja la magnitud del choque social que vino con la pandemia.
En su concepto, si bien las ayudas del Gobierno sirvieron para evitar que más personas empeoraran su situación, estas no son suficientes. “Deben complementarse con un impulso en la reactivación económica y generación de empleos de calidad. También hay que adelantar políticas alternativas a hogares en esta condición”.
Para el profesor Azuero , de UniAndes, la brecha no solo afecta a los que están en las condiciones más precarias sino en general a todos los colombianos, porque evidencia la obligación de incrementar la inversión para mitigarla. “Es necesario destinar mayores recursos a esas personas, que no pueden tener otro origen que el fisco, sea a través de mayores impuestos o de más deuda (que son impuestos futuros)”.
Añade que aunque la principal pérdida como país es que cuatro de cada diez personas sean pobres, otro golpe fuerte es que ello muestra un nivel alto de desempleo o en el mejor de los casos que hay un buen número que trabaja en actividades poco productivas que le restan volumen a la dinámica de crecimiento de Colombia.
Por los lados de Antioquia específicamente, Jorge Coronel, docente e investigador de temas económicos, califica los resultados del departamento como “lamentables” y exalta que hay que pensar en planes de choque que dinamicen la actividad económica.
En su opinión, pese a que la prioridad hoy es atender la pandemia, en territorio antioqueño no se ha evaluado en profundidad un plan para recuperar la actividad productiva. “Si lanzamos la pregunta de qué hacer, probablemente empiecen a surgir las estrategias necesarias. Pero pienso que hoy no estamos discutiendo eso”.
Y bien, sobre su mención respecto a un plan de choque acota que para los más afectados el análisis puede centrarse en si es necesario darles una mano con un nuevo subsidio o una renta básica.
“Si dejamos que el mercado resuelva el problema, no lo hará; eso lo debe hacer el Estado, llegando con programas temporales, por ejemplo. Hay que idear también planes de infraestructura y conectividad en el departamento”, analiza Coronel.
Este importante tema también escaló a los centros de investigaciones como la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) que en un documento oficial se refiere al frente social de la reforma tributaria. Así, postula: “La intención de volver permanente Ingreso Solidario junto con la ampliación, en monto y número de beneficiarios, del programa de compensación del IVA tienen el potencial de reducir el impacto de la pobreza en el país”.
Frente a esto, la Anif también reseñó que “en efecto, los estimados del Gobierno indican que se reduciría la pobreza moderada y extrema en 2,6 pps y 4,9 pps, respectivamente, en el 2021 frente al 2020. De forma similar, disminuiría la desigualdad, medida a través del Gini, en más de 3,2 puntos”.
Lo cierto es que la pandemia agravó la situación social de Colombia y ahora existen 21 millones de razones para pensar qué hacer frente a la crisis que trajo la covid-19 y que aún golpea con fuerza.
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departamentos tienen más de la mitad de su población en pobreza monetaria: Dane.
34 %
de los habitantes en Antioquia están en situación de pobreza monetaria: Dane.
42,5 %
es la incidencia de la pobreza monetaria en Colombia: Dane.