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Productividad de la mujer, clave para mejorar economía

Más allá de la inclusión laboral, organismos como la Cepal y la OIT piden aumentar su poder adquisitivo para generar más autonomía financiera.

  • Las mujeres representan la mitad de los desempleados de América Latina y el Caribe. FOTO: Jaime Pérez Munévar.
    Las mujeres representan la mitad de los desempleados de América Latina y el Caribe. FOTO: Jaime Pérez Munévar.
14 de febrero de 2020
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) lanzó un informe sobre el papel que están jugando las mujeres en la economía de los países de la región, pero sobre todo de los retos que tienen los gobiernos de esta parte del mundo para mejorar las condiciones de acceso a oportunidades de trabajo, formación académica y poder adquisitivo de las mujeres.

El informe aparece en un momento en el que otras entidades como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han llamado la atención sobre las grandes necesidades de aumentar, entre otras, la mano de obra en nuevos empleos para reducir las brechas salariales y de capacidad adquisitiva que hay entre hombres y mujeres.

El documento de la Cepal, titulado La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes, plantea, entre muchos otros, cómo el machismo, la decisión de tener hijos y trabajos que tradicionalmente sean ocupados por hombres, siguen siendo las barreras más grandes para que las mujeres hagan parte más activa del alza en la productividad económica de los países.

“Las desigualdades de género son un obstáculo para el desarrollo sostenible, y los cambios en el escenario que enfrenta la región son una manifestación de la urgencia de avanzar decididamente hacia estilos de desarrollo que contemplen en sus cimientos la igualdad de género y la autonomía de las mujeres, así como la garantía de los derechos de todas las personas sin excepción”, explica Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, en el prólogo del informe.

Ventajas de darles espacio

McKinsey Global Institute, agencia experta en el estudio de mercados, tasó la importancia de vincular a la mujer a las distintas fases de la cadena productiva económica para incrementar las expectativas financieras y encontrar mejores oportunidades para la población más vulnerable.

De acuerdo con esa empresa, si hombres y mujeres trabajaran por igual número de horas, tuvieran en promedio los mismos salarios, registraran indicadores de gasto similares y presentaran idénticos indicadores de desempeño, el Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina, de cara a 2025, aumentaría 34 %.

Perspectiva que va de la mano con lo que plantea la misma Cepal. De acuerdo con esa organización, “si las tasas de participación laboral de las mujeres aumentaran 1 % anualmente hasta 2030, el aporte al crecimiento podría ser de hasta 2,14 puntos porcentuales del PIB en el último año”.

Los avances en esa materia se están dando. Según la Cepal el hecho de que los gobiernos se hayan preocupado por visibilizar cuáles son esas labores que realizan las mujeres y que no son remuneradas se constituye como un primer gran paso. “Un elemento que ha sido indispensable para la formulación de políticas orientadas a la corresponsabilidad en relación con los cuidados es la visibilización estadística de la sobrecarga de trabajo no remunerada” (ver Paréntesis).

Guy Ryder, director general de la OIT, ya lo había dicho en la declaración de perspectivas laborales de 2019, sobre la responsabilidad de entender que los gobiernos deben legislar pensando en que la brecha de genero también se cierra teniendo en cuenta que, tanto mujeres como hombres, deben compartir responsabilidades más allá de las que se dan dentro del empleo.

“Es vital lograr la igualdad de género en el trabajo mediante un programa transformador, evaluando periódicamente los progresos realizados, que posibilite una repartición más equilibrada de las responsabilidades familiares”, explicó en junio de 2019 Ryder.

Competencias laborales

El primer gran reto que la Cepal pide que se revise tiene que ver con qué tan dispuesta está la industria para recibir la mano de obra femenina y cómo el comercio globalizado ha entendido que puede abrir espacios para la participación del género femenino.

Afirma la Cepal que América del Sur es tremendamente dependiente de la venta de bienes y servicios (sobre todo las materias primas, pues representan en promedio el 78 % del valor exportado), y que por ende la tasa de empleabilidad en esos sectores es de las más altas; sin embargo, el fenómeno parece favorecer más a los hombres.

“Únicamente un 17,6 % de las mujeres ocupadas en América del Sur se emplean en los sectores transables (en el caso de los hombres ocupados en estos segmentos, la cifra alcanza un 29,7 %). El empleo femenino en la subregión se concentra en el sector de los servicios y, dentro de este, las mujeres están sobrerrepresentadas en los subsectores de educación, salud y trabajo doméstico”, de acuerdo con la Cepal.

En ese sentido, la innovación tecnológica de actividades tradicionales asociadas a las manufacturas será fundamental para mejorar los niveles de productividad de la fuerza laboral que representan las mujeres, o al menos así lo cree Natalia Moreno Salamanca, economista con magister en estudios de género.

Para la académica, el hecho de que se piense en que las mujeres pueden ser parte activa en la generación de conocimiento especializado para la transformación de este tipo de actividades económicas abre la puerta a mejorar cifras críticas en la región.

“Sigue existiendo esa falsa percepción de que las mujeres no podemos desarrollar tareas de liderazgo, de que no servimos para dirigir. Además, en Colombia, del total de mujeres ocupadas, 60 % lo hacen en trabajos informales. Se le sigue entregando el cuidado de niños y ancianos a las mujeres, cuando debería ser una tarea de Estado. Aún falta mucho camino por recorrer”, explicó Moreno.

El cambio es necesario y apremiante. Datos de la OIT dan cuenta de que las mujeres representan la mitad de los desempleados en América Latina y El Caribe (12,7 millones de los 25,5 millones). “La tasa de desocupación femenina esperada en 2019, de 9,7 %, es superior al 6,9 % de los hombres”.

34 %
aumentaría el PIB de la región si las mujeres tuvieran igual ingreso que hombres.
12,7
millones de desempleados de la región son mujeres, según datos de la OIT.

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