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Vino y petróleo miden la economía mundial

La caída en el consumo y un descenso en las perspectivas de crecimiento son las bases de la patología.

  • La caída en el consumo y un descenso en las perspectivas de crecimiento son las bases de la patología. Foto: Juan Antonio Sánchez Ocampo
    La caída en el consumo y un descenso en las perspectivas de crecimiento son las bases de la patología. Foto: Juan Antonio Sánchez Ocampo
20 de junio de 2019
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Las economías suelen presentar ciertos síntomas para dar a entender que las cosas no van bien. Aumento del desempleo, disminución del consumo de los hogares, crecimiento en la morosidad, además de la caída de la inversión extranjera se traducen en que el Producto Interno Bruto de una nación se fije en números negativos o se desacelere. Las proyecciones que hacen bancos, emisores centrales, analistas y organismos multilaterales son un buen indicador para medirle el aceite a estos problemas.

El mundo vive épocas complicadas a razón del enfrentamiento económico que desde hace más de un año sostienen China y Estados Unidos, las dos economías más importantes del mundo. La imposición de aranceles de un lado y otro que representa el cierre comercial entre las dos naciones ha generado que, por ejemplo, los países en vías de desarrollo se conviertan en víctimas al no recibir la inversión extranjera de economías más fortalecidas.

El Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han pedido a los gobiernos implicados que cesen las hostilidades, pues el precio que puede pagar el mundo sería irreparable. El encarecimiento de algunos bienes y servicios a razón de estos nuevos impuestos, que en ocasiones son del 25 % para el acero, por ejemplo, desincentivan su consumo.

De hecho, las proyecciones de crecimiento económico del Banco Mundial cayeron entre 2018 y 2019. Tan solo las perspectivas para África al Sur del Sahara, además de las de América Latina y el Caribe, aumentaron en comparación con el año pasado. Para ese organismo, mientras el crecimiento mundial en 2018 iba a ser del 3 %, en 2019 cerrará con 2,6 %. En las economías emergentes (donde se cuenta a Colombia) se pasó del 4,3 % a 4 %.

¿La solución?: “Es urgente que los países lleven a cabo reformas estructurales importantes para mejorar el clima de negocios y atraer inversión. También deben priorizar la gestión y la transparencia de la deuda, de modo que el nuevo endeudamiento contribuya al crecimiento y fomente la inversión”, dijo el pasado 4 de junio David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.

Para Raúl Ávila, profesor experto en economía de la Universidad Nacional, si bien hay una serie de síntomas que podrían llevar al mundo a sufrir una recesión, “aún no es concluyente que un fenómeno de esa naturaleza pueda afectar el normal desarrollo financiero”.

Acabar la guerra comercial

“Hay que retirar las barreras comerciales recientemente aplicadas y evitar que se levanten nuevas bajo cualquier forma”, dijo el pasado 5 de junio Christine Lagarde, directora general del FMI, aludiendo a que además de una caída en el consumo, también se puede presentar una disminución en ventas a razón de que las empresas afectadas con los impuestos deban recortar su personal para alivianar esa carga financiera.

De hecho, en mayo de este año 170 empresas firmaron una carta en la que le pidieron al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acabar con la guerra comercial con China, pues sería fundamental para garantizar el correcto funcionamiento en territorio norteamericano. El 25 % de arancel impuesto al calzado podría, según las empresas firmantes (donde se cuenta a Adidas y Nike), generar costos adicionales por 7.000 millones de dólares, alzas que pagarían los consumidores.

Cae la demanda

Otro de los síntomas que sumerge a una economía en proceso de recesión está en que los países, multinacionales, empresas locales y hogares disminuyen el gasto para consumir bienes y servicios a razón de tener que ajustarse el pantalón para mitigar el golpe que pueda llegar por un recrudecimiento de la crisis económica mundial.

Uno de los indicadores de que el consumo se estanca se deriva de cuán demandadas son las materias primas. La más importante: el petróleo.

Estimaciones hechas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) del pasado 14 de mayo dan cuenta de que el volumen que requerirán los países miembros de esa organización, para cierre de 2019, descendería 3,2 %, eso quiere decir 1,01 millones de barriles diarios menos de consumo.

Y si bien para esa coyuntura también se debe tener en cuenta que hay un cambio en la demanda de los países a razón del uso de otro tipo de materiales como generadores de energía, sí hay una suerte de racionalización de recursos con la idea de atender otro tipo de necesidades. Al menos así lo cree Alejandro Useche, profesor de la Universidad del Rosario y miembro de la Asociación Económica Americana.

“Prescindir de la adquisición de ciertos bienes es una de las posibles soluciones a las necesidades que surgen de una recesión. Revisar las cuentas fiscales, así como cuidar los niveles de endeudamiento, se convierten en salidas para apaciguar el mal momento”, dijo Useche.

Sin embargo, este tipo de fenómenos no son exclusivos de bienes de alto consumo como el petróleo. Otro tipo de artículos también puede medir cuán resguardada está una economía con la idea de gastar solamente en lo necesario. Por ejemplo, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) publicó el pasado 11 de abril que el consumo mundial de vino se había estancado durante el año pasado por la desaceleración de la economía China y la incertidumbre frente al desenlace del Brexit.

América Latina, según la OIV, tuvo una caída del 6,3 % en la producción de la bebida. De hecho España, Italia y Francia (países tradicionalmente consumidores de vino) disminuyeron, en conjunto, 50,7 % su volumen de pedidos internacionales.

“Claro, la gente prefiere gastar menos en ciertos bienes que se consideran como exclusivos. Además, suelen ser bebidas costosas. Los mismos restaurantes seguramente harán una evaluación en la compra de este tipo de inventario a razón de cuán grande sea la demanda”, dijo Ávila.

¿Y el empleo?

El hecho de que gigantes multinacionales pidan revisar los castigos comerciales entre Estados Unidos y China, y que empresas, gobiernos y ciudadanos sean más cautos con las inversiones que hacen desemboca en que la generación de nuevo empleo formal o se estanque o empiece a caer (ver Radiografía).

Por esa razón es que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha dicho que además de iniciativas para reducir las brechas de género en el acceso al trabajo y las precarias condiciones salariales a las que deben enfrentarse algunos ciudadanos, se necesitan políticas más fuertes que garanticen que las empresas puedan crear más opciones de empleabilidad de manera formal, y ayudar a mejorar las condiciones de 2.000 millones de trabajadores que lo hacen informalmente.

Las perspectivas de empleo parecen ser el salvavidas para que el mundo no caiga en recesión. La OIT ha dicho que con la aparición de plataformas digitales, que den condiciones de trabajo dignas, el crecimiento del empleo solo en América Latina se fijaría en 1,4 % durante 2019 y 1,5 % a cierre de 2020. La tasa de desempleo se mantendría en 8 % .

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