Para varios analistas, que el Grupo Gilinski vaya por una participación mayoritaria en Nutresa y casi una tercera parte de las acciones en circulación de Sura es una movida estratégica para acercarse a Bancolombia, que es sin duda la joya de la corona del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), con un importante patrimonio de $30 billones a septiembre de este año.
Esta no sería la primera vez que Bancolombia sea el motivo del cara a cara entre los empresarios antioqueños y la familia Gilinski. En el pasado hubo fricciones entre ambos, en las que incluso estuvo involucrado el actual precandidato a la presidencia, Gustavo Petro.
Para 1997 los Gilinski habían forjado al Banco de Colombia como una de las principales entidades financieras del país. Una posición que atrajo al antioqueño Banco Industrial de Colombia (BIC), que ofreció quedarse con el 51% de esa entidad e incluir un intercambio de acciones para una potencial fusión entre bancos.
Los Gilinski accedieron y para cristalizar ese negocio pidieron a cambio 418 millones de dólares. Pero solo dos años después del acuerdo, en 1999, llevaron ante la justicia su inconformidad por la forma en que se cerró la transacción. Entre otras cosas, alegaban que parte del pago se había cargado a los accionistas de Bancolombia, entidad naciente de la fusión del BIC y el Banco de Colombia, y que incluso se emplearon autopréstamos.
Desde luego, Bancolombia indicó que en todo momento la transacción se efectuó bajo la legalidad, y de hecho enfrentó los líos judiciales que se extendieron ante autoridades nacionales y extranjeras. Los Gilinski, vale decir, esperaban en un principio una indemnización de unos US$100 millones.
En el Congreso
Tales magnitudes tuvo el episodio que incluso llegó al Congreso de la República, de la mano de un personaje político reconocido hoy en día: Gustavo Petro. En aquel entonces el representante a la Cámara citó a un debate sobre la compra del Banco de Colombia por parte del BIC.
Esa, de hecho, es una de las razones por las que algunos mencionan una supuesta cercanía entre el político colombiano y el empresario Jaime Gilinski. Más allá de ello, en su edición del 10 de mayo de 2001 EL COLOMBIANO contó cómo se vivió el intenso debate en la Comisión Tercera de la Cámara.
Petro realizó un cuestionario a la entonces superintendente Bancaria, Patricia Correa Jaramillo, sobre los detalles de la transacción y ella, entre otras cosas, respondió categóricamente que en el proceso no se había usado indebidamente ni puesto en riesgo el ahorro de las personas.
Esto, en tanto Petro aseguraba que en el marco de la fusión que derivó en el nacimiento de Bancolombia se apeló a supuestos autopréstamos y hubo pérdida injustificada del valor del patrimonio para 8.000 pequeños accionistas del adquirido Banco de Colombia. Alegaba, incluso, que un 70% de la operación se había cerrado con dineros del público.
No obstante, la entonces superintendente Correa Jaramillo advirtió que su entidad no había encontrado evidencias de autopréstamos en el marco de la operación y que, de haber sido así, esta no se habría podido adelantar.
A su turno, Jorge Londoño Saldarriaga, quien entonces oficiaba como presidente de Bancolombia, dijo que la movida tuvo en cuenta varios aspectos, entre ellos, no dejar en manos de extranjeros a las dos mejores entidades bancarias del país.
Aseguró que la transacción estuvo respaldada por estudios serios de una institución que registraba los mejores indicadores del mercado e incluso aseveró que esa fue quizás una de las movidas más supervisadas en la historia de Colombia.
El debate llegó a tal punto que incluso tuvo tintes de enfrentamiento regional, según recogió este medio hace 20 años. Esto, porque el representante Óscar Darío Pérez, salió en defensa del GEA, manifestando la transparencia de este grupo y advirtiendo a Petro que sus acusaciones podrían derivar en un potencial pánico financiero.