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Guarde efectivo por si acaso

hace 4 horas
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Por Juan José García Posada - juanjogarpos@gmail.com

No hay cosa más fungible que un billete. Cuando menos se espera desaparece por arte de birlibirloque. Todo, porque es un objeto imprescindible que nos libra de emergencias como la del viernes con el grave colapso de varias horas en muchísimas operaciones bancarias. Usuarios de tarjetas acostumbrados a hacer transacciones electrónicas debieron recordar el consejo de tantos viejos: “Guarde plata en efectivo porque uno no sabe...” No conservar lo mínimo para pagar gastos elementales con billetes es un error extendido, pero inexcusable. Ese simple papel casi desechable era el necesario para cancelar un simple desayuno, un pasaje en bus o una carrera de taxi. La formalización bancaria total, con la extinción del dinero de papel, no se justifica.

La llamada bancarización de todos los habitantes con necesidad de hacer hasta mínimos negocios no sólo puede ser fuente de problemas incontables sino que tiene entre sus inconvenientes la falta muy extendida de educación financiera al menos elemental. No hablo de la llamada educación bancaria, que definía el filósofo de la educación Paulo Freire. Es una idea muy distinta. Me refiero a la claridad y la precisión de las instrucciones sin las cuales a nadie debería autorizársele para inscribirse como cuentahabiente o usuario, si no acredita condiciones óptimas para manejar su cuenta sin riesgos de error. Muchísimos ciudadanos rurales o urbanos se resisten a abrir cuentas de ahorros y manejar tarjetas, porque se enredan con los requisitos y condiciones indispensables para formalizar el pago de una deuda sencilla, hacer una transferencia, verificar la disponibilidad de un cajero electrónico, comprobar si les llegó la quincena o tranquilizarse a media noche porque su dinero se conserva intacto.

Y no sólo son modestos jornaleros del campo los que rehúsan manejar cuentas electrónicas, así tengan celulares. Se incluyen los ciudadanos de ciudad que gastan largas horas tratando de transferir una cantidad de plata, luchando por que les contesten en un número de servicio al cliente, indagando con paciencia ejemplar por un extracto personal ultrasecreto, averiguando qué pasó que les bloquearon una aplicación sin causa, conformándose con que las transacciones de fines de semana o festivos se demoren hasta el próximo día hábil. Eso, cuando no se trata de las llamadas impertinentes para ofrecerles nuevos y seductores servicios, o para reclamar por la demora en el pago de la cuota mensual de una tarjeta, etc.

Es cierto que el sistema bancario exhibe grandes avances en materia de tecnología digital. Les lleva una ventaja tremenda a las entidades del sector público. Se caracteriza por la capacidad de innovación y la eficacia en gran parte de los servicios. Sin embargo, es criticable, comparado con el de otros países, en cuestión de encarecimiento de costos, comisiones y porcentajes de intereses, por ejemplo. La bancarización general de la población todavía da espera, con todo y los adelantos. Y eso sí, mientras se den pasos positivos y en previsión de accidentes como el del viernes, lo más prudente es guardar dinero en efectivo, por si acaso.

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