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Canela

Trabajar bien y hacer las cosas con esmero, es una forma de estar en paz con la vida. No solo es grandeza de espíritu, sino de coherencia.

hace 3 horas
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  • Canela

Por Lewis Acuña - @LewisAcunaA

Las dos adolescentes, sentadas en la barra donde esperaban su té matcha, pusieron el teléfono en altavoz mientras alguien contestaba. Lo hizo una mujer. Conteniendo la risa cómplice y disimulando los nervios en la voz, una de ellas le dijo que tenía su número porque un vecino le había dicho que estaba en búsqueda de quien paseara a Canela –su perrita– y que ella estaba interesada en hacerlo. Le contó que era estudiante y quería iniciar así su emprendimiento.

La señora le dijo que agradecía la llamada, que valoraba su intención, pero que justo desde hace un tiempo, ya tenía quien lo hiciera. La chica –mientras le guiña el ojo a su amiga, que no deja de prestar atención– le insiste asegurando que sin estar segura de lo que le cobran, por ser una de sus primeras clientas, esta dispuesta a hacerlo hasta por la mitad del precio.

La respuesta fue la misma. “Canelita” estaba contenta y quien la paseaba se había ganado su corazón. Cambiarla ahora, por unos pesos de menos, era hacerle el daño al animalito.

El tono de la joven se tornó suplicante y su amiga se tapaba la boca con la mano. Le ofreció extender el tiempo de paseo, fotos y videos editados, listos para compartir en redes sociales e incluso bañarla una vez por mes sin ningún cargo adicional. Con seguridad le afirmó que en unos pocos días Canela la iba a adorar, que estaba segura de eso. No sirvió de nada.

Con una amabilidad maternal, alabando su entusiasmo y empuje, la señora le confesó que la joven que la paseaba era adorable, un tesoro. Ella ya le tenía cariño y sobre todo, confianza. Se despidió y colgó la llamada. Las chicas se abrazaron.

Atento también había escuchado el dueño del lugar. Se había quedado ahí en la barra al llevarles su bebidas. Excusándose por su impertinencia, les contó que el sitio era nuevo y que esa actitud, ese empeño, era lo que estaba buscando para contratar personal. Que serían bienvenidas si se animaban. Ellas, levantando las cejas y sonriendo, agradecieron y le dijeron que no.

Él les dice sorprendido que había escuchado como una suplica la llamada y que asumió que necesitaban el trabajo. La joven que se había mantenido en silencio, acompañando a su amiga, levantó su rostro sonriente, con un gesto de ternura, para decirle que ya lo tenía, que solo quería comprobar si eran felices con su trabajo paseando a Canelita.

Trabajar bien y hacer las cosas con esmero, es una forma de estar en paz con la vida. No solo es grandeza de espíritu, sino de coherencia. De esa armonía que sientes cuando lo que haces tiene la huella de tu cuidado. Cuando terminas algo y sabes que lo hiciste con honestidad, sin atajos, sin excusas. No dudes que el esfuerzo bien puesto acomoda el alma, te reconcilia con el día, contigo mismo y con el mundo. Te dota de propósito, porque en el fondo, hacer las cosas bien también es una manera de agradecer por poder hacerlas y por la vida misma.

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