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De entre las muchas historias, anécdotas y curiosidades que se han desarrollado alrededor de los Juegos Olímpicos de París, hay una de espionaje que, aunque parece rocambolesca, tiene un trasfondo preocupante. Se trata del arresto de un chef que con la excusa de estar dedicado al mundo de la gastronomía, aparentemente espiaba para una potencia extranjera e incitaba a hostilidades, según los cargos presentados por la fiscalía.
En los últimos meses la Ciudad Luz había sido escenario de hechos extraños que buscaban generar un ambiente incómodo e inestable, como colocar ataúdes bajo la torre Eiffel o pintar estrellas de David en fachadas. Otros incluían huellas de manos rojas en el Monumento al Holocausto y graffiti en edificios que sugerían que sus balcones podrían caer derrumbados. Lo inquietante es que las pistas siempre conducían a Moscú, y el caso del supuesto espía también.
Al parecer Kirill Griaznov espiaba para los servicios rusos (FSB, ex KGB) y hace dos meses le escribió a uno de sus superiores que “los franceses tendrán una ceremonia de apertura como nunca”. El hombre vive en Francia desde hace más de diez años, a donde llegó con la intención de estudiar cocina en los fogones de la escuela parisina Le Cordon Bleu y convertirse en un chef de prestigio. Hasta que el alcohol, una de sus debilidades, lo traicionó.
Al regresar de Moscú en un vuelo que hacía escala en Estambul se emborrachó y no lo dejaron subir al avión de conexión. Se fue entonces por carretera hasta un apartamento que tenía junto al Mar Negro y desde allí, de nuevo borracho, comentó que tenía una misión en los Juegos de París y hasta exhibió su carnet del FSB.
Las autoridades francesas han querido llevar el caso con bajo perfil, pero varios periódicos importantes del país galo hicieron su propia investigación y revelaron más datos. Griaznov, que nació en la ciudad rusa de Perm, estudió Derecho y trabajó en consultorías legales y de finanzas en Luxemburgo. Ejerció de chef en un restaurante con estrellas Michelin de una estación de esquí en los Alpes franceses y hasta participó en un reality show de la televisión rusa para encontrar pareja. Le gusta viajar y ha pasado temporadas en Estados Unidos, Suiza, China e India.
Todos los ingredientes de esta historia y su protagonista la hacen digna de una novela que con seguridad se escribirá. La detención de Griaznov en su apartamento alquilado del céntrico distrito II de París se suma a las tensiones existentes entre el Elíseo y el Kremlin. Parece que los rusos no están dispuestos a perdonar el apoyo irrestricto que Francia le ha dado a Ucrania.
Quedan muchos días por delante y cientos de eventos deportivos que son un reto en términos de seguridad. París está blindada, pero a veces es difícil adivinar por dónde puede llegar el peligro. En este caso estaba agazapado entre recetas, ollas y fogones. Todo es posible en el mundo del espionaje.
