viernes
8 y 2
8 y 2
Por Alberto Velásquez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co
Mientras el país se tensiona hoy con las marchas populares alentadas por Petro para imponer a rajatabla su populismo, en el exterior aun ríen por sus extravagancias en foros internacionales. Le arrebató el liderazgo caricaturesco a Maduro, ese hazmerreír del barrio latinoamericano. Su última sentencia en la ONU vale llevarla a la Antología del disparate: “Hay que expandir el virus de la vida por las estrellas del universo”. Frase tan extraña como enajenante. Ya en su país se ha expandido el virus pero el de la violencia. Falta expulsarlo hacia las estrellas a ver si esta parte del globo terráqueo vive alguna vez en paz.
Por andar ilusionado con la conquista de las estrellas se distrae de la responsabilidad de convocar al Acuerdo Nacional. Cuentan que lo viene promoviendo en reuniones secretas con algunos “cacaos” empresariales, su ahijada Laura Sarabia, la de los escándalos de maletas con dólares y chuzadas ilegales. Su construcción está aún en obra negra. ¿Será un acuerdo sobre qué y con quiénes? ¿Acaso un pacto sólido, con reglas claras para manejar adecuadamente los intereses de país? ¿O un simple acuerdo burocrático con el exclusivo propósito de que apoyen los proyectos de gobierno, sin discusión alguna? ¿Lo aterrizará pronto o se quedará condenado a las penumbras que tapan las estrellas tan soñadas por astrónomos, poetas y por Petro?
A medida que divagaba y deliraba en la ONU, en su propia tierra la economía se le desbarataba. Sin ser una visión apocalíptica, que con firmeza y voluntad se podría reversar, Colombia va en retroceso. Exportaciones e importaciones caen de bruces. La actividad industrial está enferma. La demanda estancada y el índice de confianza del consumidor derrotado. La capacidad de compra del ciudadano deteriorada. Su canasta familiar se desfonda. El gasto público desbordado por sus irracionales políticas asistencialistas que pasan de constituir justicia social redistributiva a alcahuetería para derrochar recursos en gabelas populistas. Y como cereza de envenenado bizcocho, su ministro del Interior descubre en la exportación legal de la marihuana, la exitosa transición del petróleo a la industria de alucinógenos. ¡Un ministro creativo y original!
Mientras se refina esa alternativa prodigiosa, su paz total camina en medio del fuego y la duda. El orden público se desbarata. La extorsión, el secuestro exprés, atracos y robos en floreciente cosecha. El sur de Colombia arde en llamas. El terrorismo vuela pueblos y caseríos. Retornan los carros bomba como en épocas del narcotráfico. Hasta la fecha, 62 masacres en un año y más del 110% de incremento en acciones bélicas de disidencias farianas en el último trimestre del 2023. Y el presidente sueña con las estrellas.
En tanto se ilusiona con ir a las galaxias, aquí en la tierra que dirige atiza la camorra. Gradúa de enemigos a todos los que discrepan de sus ideas. Con displicencia y arrogancia responde a expresidentes, periodistas, empresarios que hacen críticas a su mandato. “Le vale un pito” incumplir la agenda de compromisos nacionales e internacionales. Nació para la trifulca terrenal. O para extraviarse en las nebulosas.