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Crónicas de un Fan Fatal: Detrás de “Todo bien”, el himno de Bajo Tierra

hace 10 horas
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  • Crónicas de un Fan Fatal: Detrás de “Todo bien”, el himno de Bajo Tierra

Bajo Tierra nació desde un movimiento sísmico ocurrido en la ciudad de Medellín en 1989, probablemente por la violencia despiadada, probablemente por la valentía de la juventud y el rocanrol. Su música y su propuesta, con influencia del punk y del new wave, partieron en dos lo que sería la historia del rock en la ciudad, pues sus canciones marcaron un hito en la historia del sonido alternativo paisa y aún siguen siendo ídolos a nivel nacional.

Generaciones han escuchado su música y han asumido a Bajo Tierra como el grupo insignia del rock en Medellín; grupos emergentes y consolidados han interpretado sus canciones y han asumido esta música como parte de sus vidas.

El pobre, Jimmy García, Ojos enfermos o Las puertas del amor hacen parte de ese abanico de canciones que, por su calidad y representatividad, traspasaron las fronteras de Medellín para instalarse como himnos en las mentes de cientos de rockeros de todo el país.

Canciones que hablan del amor y desamor, de la calle, de los días rutinarios, de los ojos enfermos; e historias contadas de una forma fina. Lavandería Real es uno de sus discos más representativos. Todo bien, compuesta en el año 1996, narra la historia de un personaje típicamente urbano, de esos que hacen cruces y que posiblemente, para los años noventa, abundaban por estas calles. Él termina su labor y, en medio de su tranquilidad por haberse salvado, llama a su chica desde un teléfono público a decir que ya la vuelta estaba hecha, ¡que todo bien!

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...y me mezclé, efectivamente nadie me vio, a la fija que me pisan por güevón. Y me mezclé y todo mezclé, no hubo nada en la requisa, no hubo toque en el retén, te juro que vos me habrías querido ver, no me regañés, de chimba me salvé, acórdate que te dije todo bien...

Según Camilo Suárez, integrante de Bajo Tierra, “en Todo bien no era necesario denunciar algo, no existía la necesidad imperiosa de referirse a un asunto. Yo creo que el surgimiento de la idea de la canción es más espontáneo y también gradual, no es tan contundente para decir que obedeció a una situación particular concreta, pero se puede hacer un ejercicio posterior a lo que ocurre con ella y creo que existe el intento de construir, con situaciones para nosotros familiares y en un lenguaje coloquial, lo que veíamos en las calles. Decidimos, al final, con una canción contar la realidad que uno vive, contar una historia de ciudad”.

La canción se hizo en la casa de Lucas Guingue, quien tenía la claridad en el desarrollo y hallazgo de la idea, sin desconocer el aporte de los demás integrantes de la banda. La composición de Todo bien implicó que los integrantes de Bajo Tierra pasaran tardes, noches y días enteros “surrunguiando” una guitarra y lanzando versos, además de darle vueltas a algunos asuntos que, poco a poco, se iban convirtiendo en una imagen o en un tema que empezaba a ser explorado.

Todo bien se influenció, de alguna manera, por el trabajo de Lucas, de Panelo, y otros amigos cercanos a la banda, al participar en el equipo de producción de la película La vendedora de rosas, del director Víctor Gaviria; el acercamiento a ese contexto, a ese escenario, ligado al ambiente de estar ensayando y haciendo música, posibilitó la creación de la canción, que iba a llamarse Cuidado con los cruces, por un aviso de la Secretaría de Tránsito que había al lado de la casa de Lucas.

La canción es coloquial, con expresiones que se escuchan en las calles de Medellín como: cruces, coronar, güevón o chimba. “La gente encontraba familiar no sólo las palabras, sino también el tipo de historia a la que se estaba aludiendo con Todo bien. Entonces era una canción que, dentro de la ejecución en los conciertos, lograba un grado importante de comunicación con el público. La gente se la sabía, la cantaba y la bailaba”, cuenta Camilo.

De esta forma, la canción contó una parte de la ciudad que les tocó vivir a los integrantes de Bajo Tierra: en los bares, los lugares de rumba, la calle, los ensayaderos, los encuentros en las casas o en el paisaje cotidiano desprevenido que se paseaba ante sus ojos. Bajo Tierra es Medellín y sus sueños subterráneos. Su legado sonoro. Bajo Tierra ahora hace parte fundamental de la historia de la ciudad, y sus creaciones comprometidas reflejan la cotidianidad de sus habitantes.

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